Aquel niño coruñés pasó de jugar en su barrio de Monte Alto a conquistar Europa. De una pelota de trapo a un Balón de Oro, el único español. Hablamos de Luis Suárez Miramontes, ‘el arquitecto del fútbol’

Comienzo estas líneas desde mi domicilio herculino en la calle Santa Cecilia, a escasos 550 metros del número 20 de la Avenida de Hércules. En esa coqueta casa, con las tradicionales galerías que visten la ciudad en su parte central, nació nuestro protagonista en la primavera de 1935, concretamente el 2 de mayo. Hablamos, por supuesto, del gran Luis Suárez Miramontes.

Sus inicios

El popular barrio de Monte Alto, en la época obrero y de pescadores, dio sus primeros pasos Luisito, como le llamaban en confianza. Con humildes y escasos recursos, él y los demás niños se las apañaban como podían y una pelota de trapo era suficiente para divertirse en el Campo de Marte y alrededores hasta que, desde la carnicería en la que trabajaban, sus padres le reclamaban.

Su primer club fue el curioso Perseverancia Acción Católica de Santo Tomás, fundado por el cura de su parroquia. El talento del joven, con el balompié y la cirugía entre sus sueños pero con la amenaza de la carnicería en un horizonte que no quería, pronto comenzó a florecer. Los ojos del Real Club Deportivo cayeron sobre su figura a la temprana edad de 14 años.

RC Deportivo

Alejandro Scopelli, entrenador blanquiazul en aquel momento, fue su padrino. El técnico tuvo la brillante idea de ojear a chicos que destacaban para, previo paso por prueba de captación, formar una especie de juvenil que utilizaba como escaparate los prolegómenos de los partidos del primer equipo. Allí también jugó otro Suárez, Adolfo, el primer Presidente del Gobierno de la democracia. Los propios ídolos de Luis comenzaban a intuir que, más pronto que tarde, a alguno le tocaría ceder su puesto.

Fue todo muy rápido. Primero Fabril y en la jornada 12 de la 53/54 Iturraspe le da la alternativa en Primera División. El debut, un 6 de diciembre, nada más y nada menos que en Les Corts ante el Barcelona. La corta estancia en el equipo de su ciudad, solo 17 partidos, no fue fácil. Una desmesurada exigencia y un choque entre su juego elegante y el estilo aguerrido que predominaba en Riazor, alteraban al público e, incluso, al propio presidente.

FC Barcelona

El FC Barcelona aprovechó esta controvertida situación y, en el fichaje del también deportivista Dagoberto Moll, se hizo con Luis Suárez por una diferencia baladí. Lejos de sufrir la pérdida, esto supuso una cierta liberación en la entidad coruñesa de Antonio Martínez Rumbo. Más adelante, obviamente, se arrepentiría. El caprichoso destino se volvió a cruzar con el primer partido como blaugrana, de nuevo un Barcelona – Deportivo en Les Corts, esta vez de Copa del Generalísimo 1954.

Torneo en el que llegan a la final, que pierden ante el Valencia. En la 54/55 alterna participaciones entre el España Industrial, filial culé, y el primer equipo. Viaja, por ejemplo, hasta su Coruña natal en eliminatoria copera y anota en feudo herculino. Poco a poco va cogiendo importancia y convirtiéndose en indiscutible. Esto, incomprensiblemente, se vuelve en contra y es pitado por su afición en una guerra entre kubalistas y luisistas, absurda pues no ocupaban ni la misma demarcación.

El primer título de Luis Suárez en el fútbol profesional llegó en 1957 con la Copa de España, que también ganaría en 1959. Además dos títulos de Liga (1959 y 1960) y otras tantas Copas de Feria, equivalente a la actual Liga Europa, en las dos primeras ediciones de la competición continental. La llegada de Helenio Herrera le otorgó plena confianza siendo el técnico argentino, como veremos, pieza clave a lo largo de su trayectoria.

Su estancia, sin embargo, no se pudo culminar con la tan ansiada Copa de Europa. Después de romper la hegemonía de su máximo rival, aquel Real Madrid de ensueño que alzó cinco entorchados consecutivos con jugadores de la talla de Gento, Puskas o Di Stéfano, perdió 3-2 la famosa «final de los postes» ante el Benfica en 1961 en su último partido con la casaca blaugrana. Esta cruel derrota propicia un desmantelamiento de aquella plantilla.

Inter de Milán

Helenio Herrera, que había llegado a Milán el año anterior, vuelve a cruzarse en su camino y pide a Suárez como piedra angular de su proyecto, la guinda a su pastel. El máximo dirigente nerazzurri Ángelo Moratti ingresa 250 millones de liras en las arcas culés, cantidad récord y que sirve para incrementar el aforo del joven Camp Nou. Por lo menos la tribuna es mía, como el propio jugador indica entre risas. Ya se vislumbraba ‘La Grande Inter’.

Para entender la magnitud de aquel grupo es necesario explicar el contexto de la época. El FC Internazionale de Milano acumulaba ocho largas temporadas sin conseguir un título de Liga y no había debutado todavía en la máxima competición continental. Todo cambiaría con la llegada del astro gallego, jefe creativo, que acompañaba a los Mario Corso, Sandro Mazzola, Giacinto Facchetti o el capitán Armando Picchi, entre otros. Implacables atrás y letales arriba.

Su primera temporada en el equipo lombardo, la 61/62, le sirve como adaptación al desconocido Catenaccio. Y, a partir de ahí, un equipo de época. En territorio italiano alza tres Serie A (1963, 1964 y 1965), en el continental dos Copas de Europa consecutivas. En 1964 ante su rival histórico en España Real Madrid (3-1), el todopoderoso donde juega Amancio en un duelo histórico entre coruñeses. En 1965, con su público en el Giuseppe Meazza, venciendo al Benfica (1-0) y cobrándose su venganza personal.

En 1967, con él en la grada por lesión, vuelven a disputar la final europea pero caen delante del Celtic (2-1). El Inter no volvería a ganar esta competición hasta 2010. Las Copas Intercontinentales del 64 y 65, ambas ante el Club Atlético Independiente, redondean la época más gloriosa. Llega entonces un cambio de ciclo y en 1968 el presidente Ángelo Moratti y el técnico Helenio Herrera salen del club.

Sin embargo el 10 interista permanece un año más hasta que en 1970 llega Heriberto Herrera al banquillo. Es el técnico paraguayo el que se dirige a su superior Ivanoe Fraizzoli y le comenta la incompatibilidad entre Mario Corso (29) y Luis Suárez (35) en el equipo. La edad del herculino es clave para su salida hacia la Sampdoria donde juega tres temporadas antes de su retirada como futbolista profesional en 1973.

Selección Española

Paralelamente a su trayectoria como jugador, y como no podía ser de otro modo, es llamado para defender los colores de la selección nacional donde disputa 32 encuentros. En 1957 Meana hace debutar juntos a Luis Suárez y Di Stéfano, en un 5-1 a Holanda en el Santiago Bernabéu. Uno de sus 14 goles supone el primero de la historia de España en una Eurocopa, ante Polonia en la clasificación para la fase final de 1960.

Pero lo realmente destacado llega en la Eurocopa 1964, único título que lucía en el palmarés español hasta 2008. Luisito es el superviviente del cambio generacional y su experiencia lidera un grupo joven con Iribar, Lapetra, Marcelino o su paisano Amancio. España se proclama campeona tras superar a dos grandes potencias como Hungría, en semifinales, y la temible URSS de la «araña negra» Lev Yashin en la final.

Después de casi seis años sin jugar con «La Roja», Kubala lo llama en 1972 para jugar su último partido, a modo homenaje, en un amistoso contra Grecia en Salónica donde coincide en el campo con su vecino de Monte Alto Manolete. Más adelante en su etapa como entrenador, donde dirige a Génova, Deportivo, Albacete e Inter, sería también seleccionador sub21, donde logra un Europeo, y absoluto para el Mundial ´90.

Balón de Oro

Luis Suárez es nominado al Balón de Oro, de forma ininterrumpida, durante ocho años (1958-1965), haciendo podio en cuatro. Tercero en 1965 y segundo en 1961 y 1964, este último sorprendente pues, si alguno debió ganar con rotundidad, era el de la temporada en la que se proclamó doble campeón de Europa, club y selección. Aunque quizá debió llevarse alguno más, hace historia grabando su nombre en el primer puesto de 1960. Hasta la fecha, el único que ostenta un jugador nacido en suelo español. Leyenda viva.

Fer Romero de Paz (@FerRomeroDP)