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Muere Luis Su�rez, Bal�n de Oro y leyenda del f�tbol espa�ol

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El futbolista gallego ha fallecido en Mil�n, a los 88 a�os.

Muere Luis Su�rez, Bal�n de Oro y leyenda del f�tbol espa�ol
EL MUNDO

Luis Su�rez Miramontes, leyenda del f�tbol espa�ol, falleci� este domingo en Mil�n a los 88 a�os de edad, seg�n anunci� el club Inter de Mil�n, el club para el que jug� y que entren� durante a�os. "El futbolista perfecto que, con su talento, ha inspirado a generaciones. Adi�s, Luisito", escribi� el equipo en sus redes sociales.

Luis Su�rez (La Coru�a, 2 de mayo de 1935) exhibe una etiqueta exclusiva en el seno de una individualidad absoluta: es el �nico jugador nacido en Espa�a que ha ganado el Bal�n de Oro. Fue en 1960, con 54 votos, por delante de Ferenc Puskas (37) y Uwe Seeler (33). Tambi�n fue Bal�n de Plata en 1961 y 1964, y de Bronce en 1965.

Adi�s a una leyenda

Pero el Oro lo hace destacar definitivamente. Y ese hecho diferencial, que siempre lo acompa�� para, incluso, distinguirlo de entre los mejores, ese premio, que excede la circunstancia para reconocer la justicia, lo convierte en un nombre excepcional. En cierto modo, ateni�ndonos a su unicidad, en el m�s excepcional en la historia del f�tbol espa�ol.

Pero m�s all� de tal galard�n, por encima de semejante reconocimiento a una categor�a indiscutida, Luis Su�rez removi� nuestro f�tbol, levant� pasiones y foment� pol�micas. Era s�lo un rapaz, era Luisito Su�rez, cuando debut� con el Deportivo en 1953, con 18 a�os. Estudiante en los Salesianos, ven�a de un torneo infantil organizado por el club y de una escuela de f�tbol creada en la ciudad por Alejandro Scopelli, el entrenador argentino del Deportivo en 1950. Desde ella entr� Luisito directamente en el juvenil del equipo. Y desde all�, m�s directamente a�n, a la primera plantilla.

El informe que lo alej� del Madrid


Enamor� en el acto a los grandes equipos, �nicos que, tal vez, podr�an permitirse su contrataci�n. El Madrid lo tuvo el primero a tiro. Pero el informe negativo de un t�cnico blanco que, al parecer, ten�a un concepto m�s esforzado que bello del f�tbol, lo dirigi� hacia el Bar�a, donde imperaban el criterio y el olfato de Samitier, en 1954. En el universo azulgrana, en la constelaci�n de Helenio Herrera, sobresal�a Ladislao Kubala.

La uni�n de ambas estrellas contribuy� decisivamente a que el Bar�a conquistase dos Ligas, dos Copas y dos Copas de Feria, en medio de una escisi�n de la afici�n. Un apasionado cisma entre quienes reprochaban al fin�simo interior izquierdo gallego, de geom�trica visi�n del juego y toque exquisito en todas las distancias, un exceso de frialdad y quienes, sin fisuras ni desmayo, defend�an su clase. Su�rez, todav�a entre un Luisito de rostro terso y un Luis al que empezaba a escasear el pelo, era, a partes iguales, incomprendido y venerado.

Helenio Herrera, ahora en el Inter de Mil�n, pesc� astutamente en las revueltas aguas. Su�rez abandon� el Barcelona en mayo de 1961 despu�s de 253 partidos y 141 goles, muchos de ellos de falta, convertidos sus lanzamientos en obras maestras de la est�tica y la precisi�n. El fichaje fue el m�s caro de la �poca (25 millones de pesetas, unos 150.000 euros). Y en Italia se consagr� Su�rez y se instal� en el estrellato. Gan� dos Copas de Europa. La primera, en 1964, frente al Madrid (en el �ltimo partido de Di St�fano en el club). Y la segunda (con otro espa�ol, Peir�, de compa�ero) contra el Benfica. Tambi�n alz� dos Copas Intercontinentales y dos "scudetti". En 1971, ya veterano, abandon� el Inter y acept� una oferta de la Sampdoria. En, 1973, en el club genov�s colgar�a las botas.

La Eurocopa de 1964

Con la Selecci�n espa�ola jug� 32 encuentros, viaj� al decepcionante Mundial de Chile62 y, en la cara agraciada de la moneda, form� parte del equipo que gan�, en el Bernab�u, ante la Uni�n Sovi�tica, la Eurocopa de 1964.

Su trayectoria como t�cnico incluir�a, en tres etapas, el banquillo del Inter. Fue seleccionador nacional y campe�n de Europa Sub-21. Y seleccionador absoluto entre 1988 y 1991. Dirigi� sin suerte al equipo en el Mundial de Italia de 1990 y fue destituido al perder el tren de la Eurocopa.

Entren� al Inter, en el que era una leyenda y una instituci�n, en tres etapas. Y, asimismo, ocup� el banquillo de la Sampdoria, el Como y el Cagliari. En Espa�a dirigi� al Deportivo y al Albacete. Era famoso y respetado en Italia. Ten�a casa en Mil�n, acud�a frecuentemente a programas de televisi�n, ejerc�a de ojeador del Inter y aqu�, en Espa�a, ejerc�a de sabio, acerado e ir�nico comentarista radiof�nico. Hablaba italiano con absoluta fluidez, pero nunca perdi� el acento gallego.

En su amistad y admiraci�n, Di St�fano lo llamaba El Arquitecto. Y, en su admiraci�n y amistad, Su�rez siempre se lo agradeci�. El siguiente espa�ol que obtenga el Bal�n de Oro ser� su heredero, pero no su sustituto.