Luis Aragonés en el Barça: ganar, ganar y volver a ganar en tiempos revueltos
Luis Aragonés en el Barça: ganar, ganar y volver a ganar en tiempos revueltos
Cuando el sabio cambió de idea

Luis Aragonés en el Barça: ganar, ganar y volver a ganar en tiempos revueltos

'Lobo' Carrasco recuerda para El Confidencial la experiencia del entrenador madrileño en la ciudad condal. Una etapa marcada por la inestabilidad del club y el Motín del Hesperia

Foto: Luis Aragonés, en su última experiencia como entrenador. (Efe)
Luis Aragonés, en su última experiencia como entrenador. (Efe)

Con cuatro jornadas ligueras y un partido de Copa de la UEFA disputados, en septiembre de 1987 Terry Venables fue cesado como entrenador del FC Barcelona. Atrás quedaban tres temporadas completas al mando de un equipo con el que había ganado la primera Liga del club en más de una década, una Copa de la Liga y alcanzado la final de la Copa de Europa en 1986. Su marcha dejaba un grupo tan maduro como mentalmente desgastado.

El día 24 del citado mes se anunció que Luis Aragonés sería el nuevo entrenador barcelonista y no el francés Michel Hidalgo, la otra opción considerada. En el momento de su fichaje, Aragonés se encontraba sin contrato en vigor tras media vida como parte del Atlético de Madrid. En sus distintas etapas en el banquillo rojiblanco, habría levantado Copa Intercontinental, Liga, Supercopa de España y dos Copas.

El fallecimiento de Vicente Calderón en marzo de 1987 y la elección de Jesús Gil como nuevo presidente el día después de la final de Copa del Rey que la Real Sociedad ganaría al propio Atleti, cita decidida en la tanda de penaltis, culminaron con la marcha más dolorosa para Aragonés.

placeholder Aragonés, en su carrera como entrenador. (Efe)
Aragonés, en su carrera como entrenador. (Efe)

En una entrevista concedida a Luis Miguel González en octubre de ese año, el de Hortaleza contó la situación: "Tenía un contrato con el Atlético que no se ha respetado. Por mí hubiera seguido en el club. Pero llegó un nuevo presidente (…) y, según él, Luis era caro y ya no le servía. Gil y yo tuvimos un contencioso y un enfrentamiento donde las palabras subieron de tono, pero sin llegar a las manos ni tener que ir al ring. (…) Al final terminamos como personas civilizadas. (…) Ahora estaba en el paro, arreglando cosillas (…) Llegó esta llamada y la acepté".

El curso anterior Aragonés había negociado con el Real Madrid, para disgusto de Calderón. El trato finalmente no se cerró, pero la negociación habla del caché que a esas alturas tenía el ya longevo entrenador. Como en la tentativa madridista, su fichaje por el FC Barcelona dejaba a un lado sentimentalismos para responder a la lógica profesional: formar parte de otro club que le permitiese aspirar a los títulos y le ofreciese una remuneración acorde a su categoría. "Cuando tomo una decisión no me arrepiento (…) Mendoza y yo quedamos como caballeros. Lo mismo que he hecho ahora cuando he firmado por el Barcelona. Soy un profesional del fútbol y a la hora de trabajar no miro los colores", aclararía el técnico.

Tándem con Rexach y preparación física

Una vez dirigido el primer entrenamiento, el entonces apodado Zapatones de Hortaleza repasó el estado de una plantilla con características distintas a las que él acostumbraba a dirigir: "Me hubiera gustado conocer las impresiones de Venables sobre el equipo, pero parece que él prefirió no cruzarse conmigo. Intuyo que la gente está baja anímicamente".

Para hablar del paso de Luis Aragonés por el Barça, El Confidencial ha contactado con Fco. José 'Lobo' Carrasco, uno de los mejores futbolistas españoles de los ochenta, hombre clave en aquel equipo.

Aragonés firmó con la esperanza de continuar: "Pienso demostrar que valgo y estar más tiempo en este club"

"Nosotros conocíamos el perfil de Aragonés, ya que teníamos relación indirecta con Marcos Alonso y Julio Alberto, a quienes había entrenado años antes. La sorpresa del cese de Venables y la llegada de Aragonés fue relativa, ya que cuando los resultados van mal sabemos lo que suele pasar. Y estábamos seguros de que Aragonés tenía capacidad para reactivar al equipo hasta final de temporada, dada su categoría". Palabras actuales de Carrasco que coinciden con las que dijese en 1987, donde aseguró que "lo importante es que el equipo recupere la alegría. Estábamos en un bache y había que buscar un reactivo. Luis puede serlo".

Así, Venables y su ayudante Allan Harris volvieron a su país toda vez que Aragonés firmó hasta final de temporada con el Barça, aunque con la esperanza de continuar: "Pienso demostrar que valgo y estar más tiempo en este club".

A su llegada, el madrileño nombró a Carles Rexach como ayudante y pidió un preparador físico. El club propuso a Paco Seirulo para este cargo, pero finalmente fue descartado ya que su bagaje se limitaba al equipo de balonmano. Luis dijo haber hablado con él, pero necesitar volver a reunirse "porque parece que no tiene demasiada experiencia en el fútbol".

placeholder Carles Rexach, con Messi, en el 2017. (Efe)
Carles Rexach, con Messi, en el 2017. (Efe)

El elegido sería Ángel Vilda, amigo y compañero de Aragonés en el Atleti. Y es que la sinergia entre ambos profesionales era importante en los equipos de Luis. En un fútbol donde los ritmos no eran lo intensos y constantes que hoy acostumbran a ser, el tono físico ya era un trabajo central para el posterior desarrollo del juego propuesto por el más tarde conocido como Sabio de Hortaleza.

Recuerdos de Lobo Carrasco

Lobo Carrasco recordó para El Confidencial tanto la dupla que formarían Rexach y Aragonés como la importancia que este daba al estado físico de sus jugadores: "En la libreta que tenía Luis, estaba claro que a los finales de temporada había que llegar con la curva física al alza. Él ya desarrollaba esa particular preparación física en el Atlético de Madrid". En cuanto a la pareja de entrenadores, "Rexach tenía una buena relación con Luis, ya que habían jugado juntos en la Selección y se habían enfrentado muchas veces, y conocía muy bien la casa. Como Charly es un hombre muy frío, Luis vio adecuado tenerlo con él para compensar ese carácter pasional, enérgico, con fuerza".

placeholder Lobo Carrasco, en la actualidad, participando en 'El chiringuito'. (Atresmedia Televisión)
Lobo Carrasco, en la actualidad, participando en 'El chiringuito'. (Atresmedia Televisión)

De la mano de Aragonés, la leyenda barcelonista iniciaba su andadura en los banquillos de primera división. Un Rexach que, tras su nombramiento, no dudaría en elogiar a quien sería su compañero: "Luis conoce muy bien a los jugadores y al fútbol español. Tiene un gran cartel porque su Atlético practicó el mejor fútbol de España sin tener los mejores jugadores. Me gusta este nuevo puesto y estoy dispuesto a ayudarle en lo que sea. Él sabe que yo siempre hablo claro".

Un inicio complicado

Entre los retoques posibles, apenas estrenarse Aragonés tuvo que reducir una plantilla que, con 28 jugadores, consideraba extensa y hubo de descartar a dos extranjeros. Entre cesiones y bajas definitivas, hasta diciembre saldrían Hughes, Archibald y los canteranos Fradera y Vinyals.

"Por el momento y hasta los tres próximos partidos puedo trabajar en lo psicológico más que en lo físico, técnico o táctico, ya que no queda tiempo y vamos a ir a marchas forzadas", explicó el entrenador sobre la preparación inicial. El Barça había encadenado tres derrotas ligueras con Venables. En esos partidos donde Aragonés no haría modificaciones sustanciales, contra el Athletic en San Mamés, frente al Os Belenenses en la vuelta de los dieciseisavos de la UEFA y en casa frente al Atleti, llegarían otras tres.

"Firme partidario de la charla grupal como método curativo (…) Más que charlas recuperativas, Luis tendrá que hacer uso del rito y el rosario. Muchas novenas harán falta para levantar a este equipos", escribiría el analista Santiago Segurola. Así las cosas, viéndose obligado a reflexionar sobre el equipo con una base de derrotas, algo que no suele ser adecuado, el técnico acabó por pulir su plan de juego sobre la marcha.

La adaptación futbolística de Aragonés en el Barça

A lo largo de los años, Aragonés había cimentado sus éxitos en formar bloques fiables al contraataque, mecanismo heredado de su etapa como jugador sobre todo a las órdenes de Marcel Domingo, en un Atleti que en el paso de los años sesenta a los setenta recibiría numerosos elogios de la crítica.

Tal era la fama de los equipos por él dirigidos que, en las publicaciones de la época, no era extraño leer sentencias como "Aragonés llega con el manual del contragolpe" debajo del brazo. Una vez en Barcelona, el propio técnico no tuvo reparos en reconocer que su "forma de ver el fútbol es al contraataque, especialmente fuera de casa. El Barça puede jugar perfectamente así".

Pero en sus primeras ruedas de prensa, el madrileño dejaría la puerta abierta a una modificación estilística que, para sorpresa de muchos, finalmente se daría. "Cada equipo tiene una idiosincrasia (…) Un equipo grande tiene que marcar la pauta (…) En el Barça dispongo de hombres aptos para realizar un buen fútbol (…) En este equipo, además de ganar, se debe jugar bien".

"Aragonés vino con una fama terrible de jugar al contraataque, dio un giro de tuerca"

Lobo Carrasco habla así sobre aquella variación: "Aragonés vino con una fama terrible de jugar al contraataque. Pero él veía que la plantilla tenía mucha calidad técnica y, entonces, dio un giro de tuerca e hicimos un fútbol evolucionado para ese momento. Si nos hubiese cogido al principio de temporada, las cosas habrían ido mejor".

En una Europa donde la defensa zonal y adelantada estaba a punto de irrumpir desde el Calcio en forma de títulos continentales, la mayoría de conjuntos españoles aún se aferraba al sistema de marcación combinada, con marcajes al hombre y líberos, que desde los noventa caería progresivamente en desuso. Las contadas excepciones que decidían apostar por zagas zonales en la Liga solían ser entrenadores llegados desde otros países donde este delicado planteamiento se había extendido, bien por tradición nacional o bien por el trabajo en escuelas concretas.

Foto: Luis Aragonés, durante un entrenamiento con la Selección española. (EFE)

Precisamente tres de los técnicos foráneos que usaban la zona en España guardarían relación ese año con Aragonés: el exentrenador azulgrana Menotti fue el relevo de Luis en el Atleti; Venables, su antecesor en el Barça; y el argentino nacionalizado chileno Cantatore sería tanteado cerca del final de curso para formar cuerpo técnico, en una poco probable continuidad en el club catalán.

Apoyándose en sus vivencias futbolísticas con Menotti y Venables, Lobo Carrasco cuenta la evolución del juego de Aragonés con su llegada al Barça.

"Pese a no tener un aval de muchos títulos en aquella época, en la mentalidad del Barcelona siempre está el ser protagonista; una mentalidad ganadora, de salir a por el rival. Luis se dio cuenta de ello desde el principio y no nos hizo jugar a la contra. Y mira que esta es la palabra de un velocista y regateador, a quien le gusta que le dejen espacios. Pero por la forma de presionar que propuso Aragonés, sacando a Talín Alexanco, Migueli y a todos hasta el centro del campo, tuve que manejarme en espacios cortos, que también se me dieron bien.

placeholder Aragonés, en una imagen de archivo. (Efe)
Aragonés, en una imagen de archivo. (Efe)

Luis nos dejaba sueltos a los atacantes, excepto a Gary Lineker, que fijaba más por el centro. Yo me manejaba con libertad arriba por los dos pasillos, para intentar desbordar. Era distinto por ejemplo a la etapa de Menotti, cuando en el ataque éramos tres —en lugar de dos—, quien me decía que jugase arriba con el Pichón Alonso y Maradona, y ya está.

Con Terry Venables se jugaba de otra manera. Él venía de Inglaterra, y el ritmo en sus equipos también era alto. Era un maestro sobre todo defensivamente, un gran estratega. Venables trabajaba su táctica del embudo, que se trataba de obligar, a través de movimientos de nuestros jugadores de las bandas, a que el rival tuviese que atacar por dentro y allí los esperaban nuestros centrales, preparados para torpedearlos y robar. Entonces, el lateral que ofrecía su banda con Venables nos penalizaba, a diferencia de con Luis. Esa presión y manera de hacer el embudo defensivamente nos hizo encajar muy pocos goles y posibilitó que ganásemos la Liga en su primera temporada, donde los rivales aún no nos tenían estudiados. Una cosa es la estrategia, pero otra cosa es el fútbol, que no es comparable, por ejemplo, al de Menotti.

Con Luis no había un plan tan idealizado, sino que él trabajaba mucho el tema de la defensa lineal adelantada, como Arrigo Sacchi. El mejor en esto era el belga Raymond Goethals, que nos causó grandes problemas en el pasado. Además, con los centrocampistas que teníamos, la presión era más fácil. En España no se estilaba tanto, fuimos de los últimos países en quitar el líbero".

placeholder Alineación tipo del Barça de Luis Aragonés. (sharmytactics)
Alineación tipo del Barça de Luis Aragonés. (sharmytactics)

Aragónes había dicho que mantendría aspectos del juego heredados por Venables, dado que era complicado cambiarlos sin una planificación previa a su cargo. Pese a que pasó a formar en un 4-4-2 sin extremos, algo más conservador en lo individual, donde Carrasco abandonaría un costado para compartir vanguardia con Lineker, perdiéndose así un tercer jugador neto de ataque, la retaguardia en zona y la presión de los cuatro centrocampistas de corte interior para en conjunto trazar la trampa del fuera de juego serían el signo de identidad de un equipo que trató de llevar la iniciativa ante la mayoría de rivales.

"A Luis Aragonés nunca se le ha considerado un innovador. Y si bien es cierto que quizá no lo era, sí fue uno de los técnicos españoles con mayor facilidad para adaptarse a las innovaciones tácticas que venían con los tiempos", asegura Carrasco.

Ascenso temporal y caída definitiva

Tras las derrotas iniciales, el equipo logró revertir la situación y estabilizarse. A excepción de un empate contra el Mallorca de Serra Ferrer, entre las jornadas 7 y 13 los barcelonistas ganaron todo, acercándose a los puestos altos.

Carrasco tiene claro que la gestión de grupos, tan importante en momentos difíciles, era la principal virtud de Aragonés: "Lo que más me llegó fue su trato directo con el jugador, su tú a tú. Con su forma de ser, Aragonés se metía en el bolsillo al futbolista. Era muy detallista con el jugador por el que apostaba, y siempre reforzaba la autoestima de todos. Luis había sido futbolista, y eso es importante para saber cómo caminamos y cómo se tienen que afrontar las situaciones. Él tenía la capacidad de demostrar lo que decía: si te decía que tenías que tirar una falta de cierta manera era porque él había metido muchos goles así y sabía de lo que hablaba. Y eso es muy bueno, porque hasta en la vida puedo confirmar que los ojos siempre tienen más memoria que los oídos".

Todo parecía ir bien, pero el 4-1 encajado en Anoeta en el ecuador de diciembre abriría una racha de malos resultados y situaciones complicadas de las que no lograrían salir. 'El País' publicaría la siguiente crónica de un partido que empezó con dominio barcelonista para acabar por ser el inicio del postrero desastre: "La Real Sociedad puso anoche fin a la buena racha del Barcelona en un partido que tuvo dos fases bien distintas. La primera duró veinte minutos. En ella, el planteamiento de Aragonés se ajustaba mejor a las exigencias del encuentro. (…) La táctica guipuzcoana no resultaba porque la fuerza y el 'pressing' de los azulgranas se imponían gracias a la acción de Víctor, Schuster, Calderé y Urbano. El Barça podía con la Real y llevaba peligro a los dominios de Arconada. Si el meta donostiarra no tuviera la clase tantas veces demostrada, a estas horas probablemente estaríamos contando otra historia".

Dos fechas después, la primera jornada de enero depararía el Clásico del Santiago Bernabéu. El Madrid llegaba arriba; el Barça soportaba el peso de estar a diez puntos de la cabeza y haber cosechado un reciente 2-4 en el Camp Nou contra el Valladolid de Cantatore.

En la prensa se leyó que "el Barcelona jugará con su habitual defensa de cuatro en zona, un centro del campo con Schuster y Roberto escalonados y Urbano con Víctor en las bandas". Los de Beenhakker, que llegaban con ausencias sensibles en defensa, se llevaron la victoria por 2-1.

"Cuatro meses no son suficientes para hacer un trabajo serio (…) No ha habido tiempo para hacer una revolución táctica, ni de equipo, ni hacer otra preparación física", aseveró el técnico azulgrana.

Problemas de salud

"Aquí un mal resultado se convierte en una crisis, cuando en otros equipos eso se cura en un día", había dicho Aragonés poco antes. Inmerso en la dinámica negativa, con un empate en la Romareda a mitad de mes el técnico sufriría problemas de salud que no le eran desconocidos. Tras la jornada 18 tendría que dejar temporalmente el banquillo en manos de Rexach.

El directivo Casaus dijo que Luis estaba "físicamente mal. Le duelen todos los huesos. Nuestra primera preocupación es cuidar al enfermo, y esperar". Y Charly comunicó que "el lunes me llamó Luis y no vino al campo. Ayer me volvió a telefonear para que me hiciera cargo del entrenamiento (…) y me ha dado la lista de convocados para el partido de Copa contra el Castellón".

Después de ser asistido por el doctor del club, Carles Bestit, el entrenador comparecería a inicios de febrero para agradecer la asistencia de un psiquiatra en su vuelta a la dirección. "Se han dicho muchas cosas que podían perjudicarme profesionalmente. A través del doctor, me he enterado de que no tengo nada que me impida dedicarme al fútbol. Cuando me encontré mal, después del partido contra el Zaragoza, estaba dispuesto a irme del Barcelona, como ya hice en el Betis (1981) y el Atlético (1986), porque he tenido problemas de hundimiento importantes. Pero tuve la suerte de que Joan Gaspart me pusiera en contacto con el doctor Pozuelo".

Un José Pozuelo que, a su vez, afirmaba que "es un proceso de ansiedad, de naturaleza fóbica (…) La ansiedad produce un estado de cansancio superior al que provoca cualquier actividad física y provoca la búsqueda de la huida. Es consustancial al individuo; un proceso que deben pagar aquellos con gran inteligencia natural". Declaraciones que provocaron la reacción de los colegas de gremio implicados, ya que contradecían los diagnósticos previos de "síndrome de agotamiento por estrés" y ciclotimia, emitidos respectivamente por los especialistas de Barça y Atleti.

Un nuevo caso Schuster

El retorno del primer entrenador no mejoraría el sino de un equipo que, además, para finales de febrero volvería a tener problemas con Bernd Schuster. Actuando por delante de la defensa, el alemán era el "cerebro del equipo", en palabras de Carrasco. Sus pases de corte medio-largo a los desmarques de ruptura de los atacantes resultaban fundamentales para la propuesta de Aragonés cuando el equipo poseía el balón.

Tras los sucesos de la final de Copa de Europa disputada en 1986 en el estadio Sánchez-Pizjuán, donde después de ser sustituido Schuster abandonó el estadio antes de acabar el partido, su enfrentamiento con Venables conllevaría que fuese apartado del grupo todo el curso 86/87.

placeholder Bern Schuster, como técnico. (Efe)
Bern Schuster, como técnico. (Efe)

Reintegrado esta temporada, en el duelo contra el Athletic de Kendall en la fecha 15 Schuster pidió el cambio en el descanso por razones de ánimo, con su equipo perdiendo por cero goles a dos, para luego irse del estadio. Tras la derrota, la directiva exigió a Aragonés que tomase medidas drásticas contra el crack de 28 años, como la de apartarlo del equipo hasta la extinción de su contrato meses después. "Un entrenador tiene potestad para sancionar o dar informes, no para echar ni traer ningún jugador", aclararía el técnico.

Finalmente el asunto se solucionó con una sanción leve. Pero ya con Aragonés recuperado, el fallo de un penalti en el 0-1 contra el Bayer Leverkusen que supuso la eliminación de la UEFA acarreó que la afición le faltase al respeto y Schuster respondiese con una peineta. En adelante, las filtraciones de que el alemán había apalabrado su fichaje por el Real Madrid para la siguiente temporada no ayudaron a sanear el ambiente.

La Copa del Rey evita no jugar competiciones europeas

Poco antes de caer en cuartos de la UEFA el 16 de marzo, Aragonés trató de ser razonable con los objetivos a conseguir. Manifestaría públicamente que se había dado cuenta de que "en Barcelona solo se vive por la Liga, es como si no hubiera otros torneos, y eso afecta. Yo insisto en que, al margen de la Liga, el Barcelona está en buen lugar". Sus palabras serían proféticas.

Tras dejar en el camino al Murcia, el Espanyol de un Clemente que se perfilaba como competencia de Cruyff al banquillo barcelonista, el Castellón y el Osasuna, los catalanes llegaban a marzo como finalistas de una Copa del Rey que se jugaría en el Bernabéu.

"La máxima expresión de Luis Aragonés viene cuando hay un problema bajo presión"

Más cerca de las posiciones de descenso que del liderato doméstico, alrededor de 3.500 culés sacaron su entrada para viajar a Madrid aquel 30 de marzo, viéndose obligado el club a devolver la mayoría de entradas recibidas para el evento. Por su parte, los seguidores vascos sobrepasaron las 24.000 localidades adquiridas, casi el doble de las repartidas inicialmente por la Federación.

El dramatismo que vivía el equipo para la final copera es recordado así por Carrasco: "Toda la psicología era desfavorable para nosotros, tanto el público como la situación en la plantilla y el club. En momentos así, salir con la cabeza limpia es muy difícil, hay que hacer un ejercicio de profesionalidad enorme.

La máxima expresión de Luis Aragonés viene cuando hay un problema bajo presión, y esto lo demuestra la final de la Copa del Rey. Pero su forma de ser, legal y honorable con el grupo, lo cambiaba todo. La fidelidad de líderes como Aragonés o, por ejemplo, Maradona es impagable para el grupo. Ganar la final era lo mínimo que podíamos hacer por él. También por el club, por el Barça, por supuesto. Pero sobre todo por él, por el hecho de tener un entrenador con agallas. Luis Aragonés es 'uno di noi'".

placeholder La alineación de la Real Sociedad para la cita. (RTVE)
La alineación de la Real Sociedad para la cita. (RTVE)

La Real Sociedad venía de endosarle un 0-4 al Real Madrid bicampeón de Liga en semifinales. "El Barcelona tiene más posibilidades de ganar a la Real Sociedad a partido único. La única forma de jugarle a la Real es hacerlo como lo hace ella: a la contra. El problema es saber quién marcará antes". Aragonés parecía recuperar su esencia para la cita definitiva.

En una suerte de revancha del año anterior para el entrenador, contra todo pronóstico los barcelonistas se llevaron el trofeo, gracias a un gol de Alexanco en la segunda parte. "Aunque teníamos calidad de sobra, no éramos favoritos en la final. Pero en este caso no se trataba de eso, sino de la tarea hercúlea de afrontar aquel problema, que era un maremoto psicológico. Nos salvó que fuimos capaces de encararlo juntos con Luis Aragonés, sin bajar los brazos", relata Carrasco.

placeholder El once del Barça en la final de Copa.
El once del Barça en la final de Copa.

En el examen posterior del partido, Toshack opinó que "a la Real le ha faltado toque, sobre todo en los últimos metros, y al Barcelona le ha sobrado esta noche técnica. Nos han ganado en precisión con el balón". Por su parte, Luis Arconada apuntó que "la clave estuvo en la presión que ejerció el Barça. Hicieron su partido y les salió bien. Nosotros jugamos mal, sin excusas".

El Motín del Hesperia

Un mes después de la final, la Liga exhalaba su último aliento. Pese a encadenar varios buenos resultados, la despedida de Aragonés sería tanto o más tormentosa que su trayectoria en el banquillo. El Barça finalizaría el curso en sexta posición, a 23 puntos de un Madrid campeón y a 12 del segundo clasificado, la propia Real Sociedad. El equipo se hubiese quedado fuera de competiciones europeas de no ser por la consecución copera.

Pero antes de que esto sucediese, el grueso de futbolistas azulgranas habría tomado una decisión contra la junta directiva que, por lo radical, pasaría a la historia. Enfrentamiento en el que Aragonés no tendría más remedio que posicionarse. "En el Motín del Hesperia otros entrenadores se hubiesen lavado las manos, no se hubieran mojado por los jugadores", opina Lobo Carrasco.

Núñez había tratado de acordar con los futbolistas una solución amistosa para los inconvenientes económicos que las retenciones de Hacienda habían supuesto en unos contratos que el mismo presidente bifurcase tiempo atrás con el objetivo de pagar menos impuestos: por un lado el contrato federativo y por otro los derechos de imagen, de menor gravamen que el anterior.

"Núñez nos prometió que arreglaría todos los problemas si se conseguía el título de Copa. Naturalmente, no aceptamos porque no podíamos estar a expensas de que diera un balón en el poste en el último minuto, pero luchamos para conseguirlo y lo conseguimos", declararía Alexanco.

El problema se arrastraba desde antes de la final, pero el desenlace llegaría el jueves 28 de abril de 1988, víspera del Barça-Madrid que supondría el primer pasillo de la historia realizado en un Clásico. El escenario sería una sala alquilada en el hotel Hesperia de la Ciudad Condal, donde fueron citados los medios de comunicación.

Emitido por Alexanco en su papel de primer capitán, la lectura de un manifiesto firmado por todos los jugadores –excepto Schuster, que dio un paso al costado, Lineker, concentrado con Inglaterra, y un López López convaleciente de una operación– pedía la dimisión inmediata del presidente por sus engaños y su "nefasta gestión".

Hablaron los pilares de la plantilla y Aragonés se mantuvo firme junto a los futbolistas pese a saber que su postura le costaría el cargo, si aún estuviese en disposición de mantenerlo. "He estado al lado de la verdad porque he visto formas que no me han gustado. Estoy con ellos porque considero que tienen razón. Algunas veces he intervenido en el tema y la directiva siempre me ha dicho que ya estaba solucionado. Por eso me he llevado una gran sorpresa al comprobar que no era cierto. Tengo clarísimo lo que esto puede costarme".

"Nos han toreado durante tres meses. Somos conscientes del riesgo que corremos, lo hemos valorado", diría Zubizarreta. "Sabemos que las repercusiones serán fuertes, pero nuestra actitud será firme y tendrá continuidad", sentenció por su parte Alexanco. Aunque ambos se salvarían de la quema, efectivamente las consecuencias serían cercanas a su vaticinio.

Para la campaña 88/89 Aragonés no sería renovado y la mayor parte del plantel abandonaría el club junto a él. Zubizarreta se mantuvo, como Urbano, Robert, Salva y Migueli. Alexanco fue rescatado por Cruyff, en una de las primeras decisiones de peso del neerlandés. Julio Alberto o Carrasco, que hasta poco antes del comunicado habían estado de parte del presidente, también continuaron en la entidad.

"La mayoría de futbolistas con los que hablé años después no estaban orgullosos de lo que hicieron", escribiría Alfredo Relaño en un artículo sobre el suceso. Al respecto, Carrasco cuenta lo siguiente para El Confidencial: "Pasado el tiempo escribí en mi libro que, si llego a ser más inteligente en aquel momento, hubiese podido arreglar la situación sin llegar hasta donde llegamos. Yo lo hubiese afrontado de distinta manera con el presidente Núñez. Los jugadores estábamos metidos en nuestra burbuja. A veces nos creemos intocables, pero tenemos que ser conscientes de que somos trabajadores y hemos de arreglar las situaciones de manera inteligente y no por disputas, que al final te acaban enemistando con el club y con la afición, que son sagrados. Afortunadamente yo pude retomar la relación de amistad con mi presidente, que fue quien me dio el empujón de debutar con 19 años, pero en aquel momento yo y todos teníamos que estar con el grupo, con el colectivo".

Despedida de Aragonés

Un empate ante Osasuna cerró la temporada y Luis Aragonés se marchó con la dignidad que siempre tuvo. "Se han dicho muchas cosas en esta temporada, pero el Barça no ganaba un título en dos años y ha ganado uno importantísimo por lo que significaba para la entidad. A veces he tenido una enorme sensación de impotencia, pero en estos momentos no siento más que la satisfacción del deber cumplido".

Como se había filtrado desde mitad de curso, Johan Cruyff llegaría al Barça. El reestructurado equipo ganaría la Recopa que el reciente título copero permitió disputar, manteniéndose así Cruyff al mando pese a la mala deriva en Liga que tanto molestaba a Núñez. Poco después, arrebataría la hegemonía al Madrid y su 'Dream Team' conseguiría cuatro Ligas consecutivas y la primera Copa de Europa para el FC Barcelona.

Aragonés pasaría por varios banquillos de primera, siempre con buenos resultados. Transcurrida una dilatada carrera, el Sabio de Hortaleza tendría el reconocimiento merecido gracias a la Eurocopa ganada por su Selección española en 2008.

placeholder Luis Aragonés, en la celebración de la Eurocopa del 2008. (Efe)
Luis Aragonés, en la celebración de la Eurocopa del 2008. (Efe)

Sobre su valía e importancia como entrenador en la historia de España, Lobo Carrasco deja la siguiente reflexión como cierre de este artículo: "Pese a que no se dieron los resultados, Luis supo adaptarse a ese Barça. Su capacitación se vio en aquella época como se vería luego en la Selección campeona de Europa. Él tuvo siempre ojo clínico y una capacidad única de transformar su propia libreta futbolística.

¿Cómo no va ser Luis Aragonés un genio de la reflexión y la adaptación, de reconocer las situaciones en los momentos precisos, si en los setenta fue un maestro del contraataque con su Atlético de Madrid y ya en los dos mil nos puso en la cima del mundo a través de la posesión del balón y la técnica con su Selección?".

Con cuatro jornadas ligueras y un partido de Copa de la UEFA disputados, en septiembre de 1987 Terry Venables fue cesado como entrenador del FC Barcelona. Atrás quedaban tres temporadas completas al mando de un equipo con el que había ganado la primera Liga del club en más de una década, una Copa de la Liga y alcanzado la final de la Copa de Europa en 1986. Su marcha dejaba un grupo tan maduro como mentalmente desgastado.

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