Luck (2022)

Sam es una jovencita que se ha criado en un orfanato, y a la que siempre ha acompañado la mala suerte, el ejemplo más palmario es que nunca llegó a ser adoptada. Cumplida la mayoría de edad, se enfrentará al mundo por su cuenta y riesgo –le han buscado vivienda y empleo– aunque dispuesta a cumplir la promesa de cuidar de Hazel, una niña huerfanita, su deseo es que ella sí encuentre pronto una familia que la quiera. Se cruzará en su vida el gato Bob, que le permite descubrir el modo mágico en que se reparte la buena y la mala suerte en el mundo.

Regreso a la producción, a través de Skydance y Apple, del mítico mago de la animación John Lasseter, el creador de Pixar y la saga Toy Story. Cuenta como guionista con Kiel Murray, que colaboró con él en Cars, mientras que la dirección corre a cargo de Peggy Holmes, que hizo en Disney dos películas de Campanilla. También ha intervenido en la misión de llevar a buen puerto la cinta la compañía española Ilion, responsable de Planet 51. 

Aunque de cuidada animación e imaginativos personajes –sobre todo la protagonista y el gato, y las criaturas de la mala suerte, no tanto los gnomos, el unicornio y la dragona–, no alcanza el nivel de la saga juguetera, pero sin duda para Lasseter es un nuevo y esperanzador principio. El mundo fantástico donde se maneja la suerte recuerda un poco a otros universos pixeros, los de Monstruos S.A. y Del revés, sin duda que a estas alturas resulta complicado que se nos pueda sorprender con un imaginario visualmente novedoso, pero es que la sensación de “déjà vu” es excesiva.

En el fondo funciona mejor la acción que transcurre a pie de calle entre el común de los mortales, tiene así verdadera fuerza el encuentro de Sam con el gato Bob, y los abundantes pasajes en que asoma la mala suerte, que dan pie a gags muy divertidos.

Sí que hay capacidad de riesgo en algunos aspectos la trama, con protagonista recién ingresada en la edad adulta, y con quien pueden identificarse adolescentes y jovencitos de ambos sexos, sugiriéndose que más allá de la fortuna o las desgracias que nos acompañan en la vida, la felicidad nos la forjamos con nuestras libres y amorosas decisiones, cuando sabemos ocuparnos de los demás desinteresadamente. Pero el modo de mostrar cómo se reparte la suerte no está demasiado bien explicado, suena a batiburrillo de ideas, incluido el invento del randomizador.