“Es verdad que Iker tiene mejor salida de balón que Lucas, que lo teníamos de volante, para amenazar la penúltima línea y a la hora de presionar gana duelos. Luego hemos cambiado, y al final los dos han acabado cansados”. Las explicaciones de Jagoba Arrasate hablan de parte de las misiones que desarrollaron el sábado frente al Sevilla Lucas Torró e Iker Muñoz, una pareja de baile inédita en el centro del campo hasta ahora en Osasuna que habla de los nuevos tiempos que se llegan al equipo a partir del rendimiento de los jugadores, del hueco que se hacen en las alineaciones y del empuje de las nuevas generaciones.

La cuadrícula que se aplica a cualquier plantilla -dos hombres por puesto como generalidad- en la que los futbolistas tienen asignadas misiones y habitáculos ni es inamovible ni resulta permanente. Si los jugadores trascienden sus papeles o son capaces de saltarse el escalafón, las cosas van bien, se enriquecen las opciones en el tablero, aumentan las piezas. Esto es aplicable en Osasuna a partir de la irrupción de Iker Muñoz en las alineaciones y de la decisión del entrenador en el último partido de Liga. Quizás esta semana con acumulación de compromisos lleve a un reparto de trabajo y de esfuerzos que introduzca a otros en las alineaciones, pero no cabe duda de que los jugadores con fútbol resultan piezas codiciadas en cualquier equipo y el centrocampista de Villafranca lo es.

Arrasate ya calibró el momento de estos dos jugadores y anunció en los prolegómenos que Lucas Torró e Iker Muñoz no son elementos excluyentes como introducción argumental a colocarlos ante el Sevilla. No hubo mucho de experimento en la titularidad de ambos porque el técnico también adelantó que se trataba de mezclar a un futbolista con experiencia, entrega, físico y capacidad para la amalgama, con otro con menos galones por ser uno de los novatos pero más fútbol con la pelota e idéntico compromiso. La pareja Torró-Muñoz funcionó ante el Sevilla tanto por juego como presencia en el campo, ya que con ellos el equipo encontró tanto intrusos cerca del área rival como gestores de la bola próximos a la propia. El cansancio del que hablaba Arrasate quedaba más que justificado porque hay muchos kilómetros que hacer para andar en las dos parcelas y ello, por ejemplo, llevó a la sustitución de Iker Muñoz, con trabajo extra tras haber sido titular en Getafe. El futbolista navarro ejecutó a la perfección erigirse el hombre de inicio del juego, otorgando más protagonismo a Torró en las disputas por alto, también en algunas llegadas cuando el balón volaba, La compenetración fue buena, hubo capacidad con la pelota y poderío físico, una interesante mezcla para el meollo del centro del campo, y el equipo funcionó pese a la novedad.

La aparición de este doble pivote -una opción nueva- tendrá sus consecuencias en las alineaciones si se produce su consolidación. Moi Gómez fue suplente para dejar sitio a un hombre específico para la banda como Mojica, dentro de la búsqueda del equilibrio de todas esas piezas. Futbolistas como Moncayola, próximo a reaparecer, o Pablo Ibáñez, afrontan una nueva situación de competitividad por esta reorganización.

Johan Cruyff –genio muy particular– dijo en más de una ocasión que el fútbol no es lógico con dos medios centros. También se le puede quitar la razón.

Los datos

Hoy, regreso. La plantilla de Osasuna se entrena esta mañana desde las 10.00 horas en Tajonar. La sesión de mañana será a puerta cerrada.

Moncayola y Unai. Jon Moncayola está previsto que se integre con normalidad al trabajo con el grupo. Unai García comenzará el trabajo sobre los campos de hierba por su cuenta.

El árbitro. Juan Martínez Munuera será el encargado de pitar el partido del jueves en El Sadar con el Atlético. Pablo González Fuertes estará en el VAR.

Con el Granada, viernes. Osasuna jugará el partido de la décima jornada de Liga contra el Granada el viernes 20 de octubre en El Sadar desde las 21.00. Será el regreso tras el parón.