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Decir cuál es tu película preferida de la filmografía de un director tan grande como Scorsese es una prueba de fuego. Lo que en la superficie puede parecer una conversación inofensiva tiene el potencial de acabar en trifulca verbal.
Sin embargo, después de ver Infiltrados de nuevo durante el confinamiento, mi opinión, que una vez fue vacilante, se afianzó. Estaba claro que además de conseguir las mejores actuaciones de su carrera de su inigualable elenco, y de presentarnos a Matt Damon, el "Sr. Buen Tío" de Hollywood, susurrando "chupapollas de mierda" con un amenazante acento de Boston, este desconcertante thriller sobre mafiosos es una obra maestra que sólo puede ser plenamente apreciada después de ser vista durante una segunda ocasión.
Lo primero que merece la pena mencionar es su trama del juego del gato y el ratón que induce a ataques de pánico, que nunca cede un ápice de terreno en cuanto a su tensión o sensación de amenaza. Y luego está ese final impresionante que no estaría fuera de lugar en una película de Tarantino; un final frenético que la primera vez que ves la película parece un poco en desacuerdo con la narrativa cuidadosamente estructurada de toda la trama que lo precede.
Pero, ¿son muchas de las cosas que suceden durante la película verdaderamente sorpresas? Si hubieras seguido de cerca las señales - bastante literalmente en este caso - habrías visto venir muchos de los giros de guión más brutales de la película. Porque al final está claro que el director va colocando huevos de Pascua de forma recurrente por todo el metraje, que toman la forma de una "X" escondida en determinados planos, con los que Scorsese prefigura de forma brillante las acciones de los personajes.
Al final, esta película es, en muchos sentidos, un sentido homenaje a una de sus películas favoritas, la épica Scarface de 1932, la película en blanco y negro que consiguió mayor fama cuando fue rehecha por Brian De Palma en 1983.
La primera X aparece a los 45 segundos de la película, cuando Frank Costello pronuncia el monólogo de apertura mientras suena "Gimme Shelter", de los Rolling Stones. Mientras Costello pasea por su taller impartiendo sabiduría, pasa detrás de una estructura de acero en forma de X. En ese momento ya sabemos que es un hombre marcado, pero tiene que pasar otras dos horas -y unos 30 años en los eventos que se cuentan en la película- para que el mafioso acabe encontrando su propia y sangrienta muerte. No hay duda de que Scorsese muestra su jugada desde el principio.
A continuación, hay por lo menos 16 casos más en los que una X aparece en una escena durante las dos horas y media que dura la película. Algunas se utilizan para destacar a un personaje por su muerte poco después de su presentación - se ve una X en el fotograma cuando Collin Sullivan admira la vista desde el balcón de su apartamento, o una colección de celosías de acero colocadas sobre una toma de un Billy Costigan encarcelado. Mientras que otras preparan al espectador para una muerte inminente - una X hecha con cinta industrial es visible en el ascensor que cogen Costigan y el apaleado Sullivan; y dos rojas están estampadas en la alfombra del pasillo antes de que Sullivan entre en su apartamento por última vez.
Por si fuera poco, estos huevos de Pascua también pueden ser vistos durante algunos momentos de determinados personajes. Por ejemplo, vemos a Costigan borrando la palabra mal escrita "Cittizins" con una X dibujada a mano, o a Sullivan borrando apresuradamente el archivo de identidad de Costigan haciendo clic en la X. Incluso la imagen final de Costello, que acaba de ser asesinado... lo vemos tirado sobre una pala excavadora, evocando una cruz o una X parecida a la de Cristo.
Por supuesto, cualquier experimentado espectador del cine de Scorsese dirá que la probabilidad de que un ataque violento suceda en cualquier momento en cualquiera de los dramas mafiosos del director es altísima, especialmente en uno donde el título de la película (The Departed en su título original en inglés) hace referencia a una oración fúnebre. Pero como Infiltrados trata de los caminos entrelazados del bien y el mal en la Massachusetts de hoy en día - y hace hincapié en cómo estos caminos se desdibujan fácilmente - la presencia de una X fatal proporciona una finalidad que ya sea el bien o el mal, policía o criminal, todos los que están inmersos en esta violenta saga están destinados al mismo e imparcial final.
