¡¡ NECESITAMOS UN PARTIDO BOLCHEVIQUE, AHORA !! :: La Marx España

¡¡ NECESITAMOS UN PARTIDO BOLCHEVIQUE, AHORA !!

19.04.2024
La Revolución barre las "miserias" capitalistas
La Revolución barre las "miserias" capitalistas

La Marx España pone a disposición de nuestros lectores, en nuestra Biblioteca, el libro "EL PARTIDO BOLCHEVIQUE", escrito por el historiador trotskista Pierre Broué (1926-2005), publicado por primera vez en francés en el año 1962, y que tuvo su primera edición en español en 1973, publicado por la editorial Ayuso (Madrid).

La obra supone un claro intento de desmitificar el partido obrero, revolucionario, que dirigió a la clase obrera rusa a tomar el poder en 1917, por primera vez en la historia de la humanidad. Pero al mismo tiempo esta obra de P. Broué es un intento de analizar, con datos, cifras y argumentos, todo el proceso económico y social que se vivió en esa revolución triunfante, dirigida por el Partido de Lenin y Trotsky, al tiempo que partiendo de ahí analiza el significado del proceso de Contrarrevolución burocrática, que tenía a J. Stalin (1879-1953) como cabeza visible. Este proceso culminó con la degeneración de la revolución, del primer Estado obrero y también analiza sus efectos hacia el propio interior del Partido Bolchevique, en el cual Stalin y la casta burocrática terminaron exterminando y fusilando a todos los dirigentes del Partido de la época de la revolución, junto a la masacre que realizó de decenas de miles de los militantes más avanzados, conscientes y revolucionarios en Rusia y más tarde en el resto del mundo.

Este libro es una de las grandes obras escritas por Pierre Broué, que pese a su reconocida fama como historiador e intelectual, ello no le privo de ser también un militante trotskista revolucionario. Entre sus obras más conocidas están: "Revolución y Guerra Civil en España", "El Partido Bolchevique", "Revolución en Alemania (1917 – 1923)", "Historia de la Internacional Comunista", "Stalin y la Revolución (el caso español)", "La Revolución Española", así como unas magníficas biografías sobre Trotsky y Rakovski.

Independientemente de lo que uno pueda pensar acerca del Partido Bolchevique y de la Revolución Rusa de 1917, estes de acuerdo o en contra, lo que nadie puede poner en duda es su enorme y colosal importancia histórica. Durante más setenta años durante el siglo XX aquel Partido y aquella revolución marcaron la situación a nivel general en todo el mundo. Incluso hoy, ante las perspectivas que tenemos para el periodo que se está abriendo, el mundo continúa afectado por el impacto en la conciencia de aquel periodo.

Y ello no puede ser de otra manera, porque en ultima instancia una revolución significa un auténtico punto de inflexión histórico, que imprime todo un nuevo y poderoso ímpetu en la sociedad. Y en concreto la revolución rusa pertenece a esa categoría de los grandes puntos de inflexión histórica, al igual que ante lo había sido la revolución en la Inglaterra de Cromwell o en la gran revolución burguesa en Francia de los años 1789-93.

Existen paradójicamente muchas similitudes históricas en los grandes acontecimientos históricos, como similares fueron los destinos de Carlos I de Inglaterra, Luis XVI en Francia o el Zar Nicolas en Rusia, juntos a sus tres esposas extranjeras. Pero hasta aquí las similitudes. Mientras que el final de los dos primeros era el inicio del dominio de la burguesía, en el caso de Rusia y los Bolcheviques era el inicio de la lucha por la superación del sistema de clase capitalista y el comienzo de la construcción de una sociedad socialista.

Pero el socialismo tiene también una diferencia fundamental con el capitalismo, el cual es un Sistema basado en la anarquía de las fuerzas productivas. El socialismo requiere de las premisas del control y la administración democrática, por parte de la clase obrera, para hacer funcionar de forma planificada todo el sistema de producción sobre las bases de las necesidades de la aplastante mayoría de la sociedad, lejos de la avaricia y la sed permanente de beneficios privados para un pequeño puñado de individuos.

En última instancia, el socialismo es democrático o no es nada. Desde muy al principio, incluso en su periodo de transición del capitalismo al socialismo, es necesario que las masas, los trabajadores, gestionen democráticamente la industria, las finanzas, la sociedad y el Estado, en un proceso en donde se construye un Estado Obrero que desde su nacimiento está preparándose para su extinción, en la medida en la que la economía se prepare para satisfacer y conjunto de las necesidades sociales de todos y todas.

Es con el ejercicio de este control obrero con el que se impide y se bloquea el desarrollo y surgimiento de la burocracia, creando las bases materiales para avanzar hacia una sociedad socialista de plena igualdad. En una sociedad así, carente de explotación, de opresión y de violencia, es posible plantearse la propia desaparición de ese monstruo que tenemos de herencia de la barbarie, ese monstruo llamado Estado.

Pero entre la lucha por el socialismo también existe una diferencia importante con respecto a la lucha en su día de la burguesía por asentar el capitalismo: necesitamos derrocar el capitalismo por medios revolucionarios y para que esas revoluciones acaben victoriosamente necesitamos de la construcción del factor subjetivo, de la dirección revolucionaria, que se expresa mediante la creación de un partido revolucionario con influencia de masas, que es lo que en ultima instancia era el Partido Bolchevique, el partido para conquistar el poder.

Hoy la situación actual del mundo nos proporciona cada vez más pruebas de que el papel progresista del capitalismo, que si lo tuvo en sus inicios hace 300 años, ahora está por completo agotado. Las condiciones objetivas materiales para el socialismo están sobradamente maduras a escala mundial, que nos permite poder visualizar en nuestras perspectivas un mundo en donde haya de abundancia de todo lo necesario, para todos los que habitamos el planeta.

Sin embargo, tenemos ante nuestros ojos a millones de personas que viven en la más absoluta de las miserias. En este contexto no es una opción a elegir, es una necesidad histórica el que se desarrollen procesos revolucionarios y que las masas puedan poner punto y final a un sistema socioeconómico totalmente irracional, como es el capitalismo hoy.

Pero como decimos, para poder realizar estas tareas necesitamos poseer un partido, una dirección adecuada para ello. El socialismo científico, el marxismo, es la única alternativa consistente y científica para avanzar hacia el socialismo. Y por ello es que la historia del bolchevismo nos suministra el modelo de cómo poder logar todo esto. Es imposible encontrar en toda la historia otro ejemplo tan valido como el del Partido Bolchevique en 1917, que paso en un espacio de nueve meses, y que meses revolucionarios, de unos 8.000 militantes a contar con más de cuatro millones de militantes.

Pero todo ello no cayó del cielo, no fue el resultado de un proceso espontaneo, ni mucho menos. Todo ello fue el fruto de décadas previas de un sistemático y paciente trabajo, que comenzó por sus embriones, sus primeros núcleos, sus primeras comités y bases, con derrotas por el camino incluidas, para culminar cabalgando en la cresta de la ola revolucionaria como su dirección y permitiendo con ello que las masas tomaran el poder en sus manos.

Pero, ¿como se fue formando el Partido, los cuadros revolucionarios?. Pierre Broué en su libro lo describe de la siguiente forma,...

"Los revolucionarios estudian: algunos, como Piatakov, que escribe un ensayo sobre Spengler, durante el periodo en que la policía le acosa en Ucrania, en 1918, o como Bujarin, son relevantes intelectuales. Los otros, aunque menos brillantes, estudian también siempre que pueden, ya que el partido es una escuela, y esto no sólo en sentido figurado. En sus filas se suele aprender a leer y, cada militante, se convierte en jefe de estudios de un grupo en el que se educa y se discute. Los adversarios del bolchevismo suelen burlarse de este gusto por los libros que, en determinados momentos, convierte al partido en una especie de "club de sociología"; sin embargo, a la preparación de la conferencia de Praga contribuye con toda clase de garantías de efectividad la escuela de cuadros de Longjumeau, integrada por varias decenas de militantes que escuchan y discuten cuarenta y cinco lecciones de Lenin, treinta de las cuales versan sobre economía política y diez sobre la cuestión agraria, además, se imparten clases de historia del partido ruso, de historia del movimiento obrero occidental, de derecho, de literatura y de técnica periodística. Naturalmente, no todos los bolcheviques son pozos de ciencia, pero su cultura los eleva muy por encima del nivel medio de las masas; en sus filas se cuentan algunos de los intelectuales más brillantes de nuestra época. Sin duda alguna, el partido educa y, de todas formas, el revolucionario profesional dista mucho de ser el precoz burócrata descrito por los detractores del bolchevismo".

No obstante, esta hazaña no ocurrió como resultado de una combustión espontánea. Fue el resultado final de décadas de trabajo paciente, comenzando con pequeños círculos y pasando por una larga serie de etapas en las que, a avances espectaculares, les siguieron derrotas amargas, desilusión y desesperación. Todo ser humano conoce momentos similares en su vida personal. La vida sería muy complicada, mucho más aun de lo que es, si permanentemente tuviéramos que comenzar de cero las cosas. Tenemos la obligación y la necesidad de aprender de la experiencia histórica de las luchas del pasado. Es por ello que desde aquí recomendemos la lectura de este magnífico libro de Pierre Broué, "El Partido Bolchevique". 

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