Crítica de ‘Materia oscura’: El decepcionante jardín de los senderos
Crítica de la serie (Apple TV+)

‘Materia oscura’ y el decepcionante jardín de los senderos que se bifurcan

Apple TV+ continúa apostando por los universos paralelos con ‘Materia oscura’, en la que Joel Edgerton y Jennifer Connelly se buscan a través de múltiples mundos que resultan mucho menos estimulantes de lo que podría parecer a priori.

Fotograma de 'Materia oscura'.

Que Apple TV+ sea, tal vez, la plataforma de streaming que más apuesta por la ciencia ficción ya no es novedad. Lo que sí destaca es que, para ellos, 2024 sea el de los universos paralelos dentro del género. Pocos meses después del estreno de Constelación, que tenía a una astronauta de la Estación Espacial Internacional atrapada entre dos realidades alternativas, aterriza en el servicio Materia oscura, adaptación una novela de Blake Crouch cuyo gran atractivo es contar entre sus protagonistas con Joel Edgerton y Jennifer Connelly.

Edgerton es Jason Dessen, un gris profesor universitario de Física que, sin embargo, vive su vida soñada porque está casado y tiene un hijo adolescente. Pero Jason también es un investigador puntero en el campo de la Física Cuántica, sin familia, a quien nadie ha visto en más de un año después de estar inmerso en una investigación secreta. Ambos hombres son ciertos y existen a la vez por virtud de la superposición cuántica, que es el principio detrás de la famosa paradoja del gato de Schrödinger, que está a la vez vivo y muerto dentro de una caja. El problema llega cuando los dos Jason se ven las caras o, mejor dicho, el Jason investigador “okupa” la vida del profesor. ¿Con qué fin? Es la respuesta que responderán los nueve episodios de la temporada.

Los multiversos no es que sean una temática novedosa a estas alturas, por lo que hay que encontrar un enfoque original y atractivo para enganchar al espectador

Con esta premisa, da la sensación de que Materia oscura va a ser un thriller en el que el personaje principal de Edgerton pelea por recuperar su vida de manos de su gemelo, pero el foco de la serie está en otro sitio. Sí, hay cierto misterio, un fuerte componente de ciencia ficción y hasta algo de acción, pero lo que le interesa a la ficción es el amor entre Jason y Daniela (Jennifer Connelly) y su capacidad para traspasar universos alternativos. A priori, es algo épico, digno de Sense8, la serie de las hermanas Wachowski. Sin embargo, le falta chispa.

Materia oscura

‘Materia oscura’ está disponible en Apple TV+.

La familia es lo primero

La gran obsesión de Jason, de todos los Jason, es volver con Daniela, incluso aunque esté en un universo en el que nunca se casaron y sus caminos se alejaron. Eso tiene un problema, y es que nunca apreciamos que su historia de amor sea tan fuerte como para generar semejante quilombo. Un crítico estadounidense señalaba que Materia oscura era como una versión en thriller de ciencia ficción de ¡Qué bello es vivir!, y no le falta razón. Si en esa película, James Stewart tenía la posibilidad de revivir su existencia si no hubiera formado una familia, en la serie vemos cómo el gemelo de su protagonista huye, precisamente, de ese camino.

Todo descansa sobre la idea del camino no tomado, de que cada vez que decidimos algo, se genera un universo alternativo en el que tomamos la decisión contraria, y Jason encontró la manera de viajar entre todos ellos. Por si no nos quedaba claro, hay un momento en el que, a la entrada de una exposición de fotografía, aparece la cita de T.S. Eliot “por el pasillo que no recorrimos/hacia la puerta que no abrimos”.

El Jason investigador es un tipo centrado en conseguir lo que pretende a cualquier coste; el profesor es alguien mucho más tranquilo que debe extraer una fuerza que pensaba que no tenía para averiguar qué está ocurriendo y, por supuesto, salvar a su familia. Solo la trama de este en el universo alternativo, mientras va descubriendo a qué se dedicaba su contraparte, mantiene algo de interés, porque la relación familiar resulta genérica y poco inspirada. Es el principal lastre de los primeros episodios. Y hay que añadir a esto que los multiversos no es que sean una temática novedosa a estas alturas, por lo que hay que encontrar un enfoque original o, como mínimo, atractivo para enganchar al espectador.

Se esperaba algo más de Blake Crouch, que no solo es el autor del libro en el que se basa sino que se encarga también de su adaptación a televisión

Counterpart, por ejemplo, lo envolvía en una atmósfera de thriller de espías de la Guerra Fría; Loki tiraba del universo Marvel y la ya mencionada Constelación se inclinaba por la exploración psicológica de su protagonista y la historia de la carrera espacial entre EE.UU. y la URSS. A Materia oscura le falta ese punto de interés. Hasta la creación de diferentes Jasons con cada decisión que toman se veía en la película Primer, donde dos científicos creaban una pequeña máquina del tiempo que generaba versiones alternativas suyas cada vez que la ponían en marcha.

Materia oscura

Joel Edgerton y Jennifer Connelly, una pareja protagonista con poca química.

Una serie poco inspirada

En ese aspecto, se esperaba algo más de Blake Crouch, que no solo es el autor del libro en el que se basa sino que se encarga también de su adaptación a televisión, una maniobra que ya llevó a cabo con su primera ficción, Wayward Pines. Allí, por lo menos, el misterio alrededor de su pueblo del que nadie podía escapar incluía un giro realmente alocado que buscaba hacer algo distinto, y lo mismo ocurría con su siguiente producción, Buena conducta, que se alejaba de la ciencia ficción para contar la historia de una ladrona y un asesino a sueldo cuyos caminos se cruzaban accidentalmente. La incandescente química entre Juan Diego Botto y Michelle Dockery, sus dos protagonistas, servía para propulsar sus dos temporadas.

Edgerton y Connelly no tienen esa química y ningún personaje resulta memorable. Materia oscura sí tiene un escenario impactante, una enorme caja negra que se aprecia en algunas de las fotografías oficiales publicadas por Apple TV+, y de vez en cuando deja señales de que podría ser, al menos, una serie más entretenida, pero pocas veces se aprovechan. Y, en realidad, tampoco se explora del todo su premisa del camino no tomado, de ese laberinto donde todos los pasillos tienen lugar al mismo tiempo que describía Jorge Luis Borges. Es una serie más.

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