La venganza del conde de Montecristo

Debido a que es muy complicado meter en poco más de dos horas todo lo que la gran novela de Alejando Dumas nos enseña, paso por alto ciertas libertades que se han tomado en la película, puesto que lo que se nos entrega es un extracto bastante acertado y fidedigno del folletín de M Dumas.

161/21(18/05/22) Fallida versión de la mítica la novela homónima de aventuras de Alejandro Dumas de 1844. Dirigida de forma ordinaria por Kevin Reynolds, con guión de un primerizo en cine como Jay Wolpert (“Piratas del caribe: La Maldición de la Perla Negra”), alterando muchos elementos, anulando personajes (la esclava Haydee), alterando caracteres (Mondego), y desvirtuando sensiblemente el final. Un film que viviendo del material literario tiene todo lo que se puede pedir para una cinta de aventuras, desde Napoleón preso, conspiraciones, romances, traiciones, cárceles-islas inexpugnables, huidas intrépidas, acantilados vertiginosos, un mapa del tesoro, piratas, un infinito botín, planes maquiavélicos, duelos a espada, y sobre todo sed de venganza, ello en medio palacios, fiestas aparatosas. Pero todo esto en un nivel bajo mínimos, todo al ralentí, sin pasión, sin emoción, sin fuerza dramática alguna, donde la reflexión sobre como las ansias de venganza puede envenenarte quedan lejos del marco, todo ligero, con unas actuaciones a la altura de sus planas caracterizaciones, ósea asépticas, solo se salva de lo anodino el gran irlandés Richard Harris (en su última actuación en cine, muriendo el mismo año del estreno con 72 años), resto echan otro día en la oficina, desde un Jim Caviezel como el protagonista que parece estar ensayando para el martirologio del Jesucristo de Mel Gibson, siempre con ese rostro de estreñido, un Guy Pearce como una caricatura de malo malísimo, James Frain como otro villano de una sola nota, Luis Guzman en una actuación que ya es delito que no le den cancha para su vis cómica, quedando muy sosainas, o Dagmara Dominczyk con un rol incoloro. Llama la atención Henry Cavill en un papel secundario de hijo de Mercedes, el actor cuasi-irreconocible comparado con el personaje que lo ha encumbrado como es el más reciente Superman.

Se nota se han gastado gran presupuesto, pero no se han gastado en dar alma a la película. Hay una buena ambientación de la Restauración francesa, con su pompa del vestuario, con una colorida fotografía (pero sin dar algo sustancioso). Tenemos un buen tramo en prisión, exponiendo el tormento del protagonista, su encuentro con el abad, su aprendizaje, la catarsis del desprendimiento. Pero cuando la acción pasa al Conde de Montecristo, la peli es un batiburrillo de ideas entre regulares y pésimas (lo de la entrada del Conde en globo, adornado con bailarines [del Cirque du Soleil] descendiendo por cuerdas resulta entre ridículo y de vergüenza ajena). Cercenando en su devenir toda tensión o intensidad en medio de situaciones sin garra anímica alguna. Y llegamos al clímax de la venganza y todo resulta entre apresurado y chirriante. Nada me mueve a reflexión, no me queda más que un producto escapista que no siempre cumple este papel, pues su metraje llega a hacerse excesivo, y con ello me deja frío. Adaptación a la que el director se ha acercado sin poder o sin tener ganas de innovar o entrar en algunos márgenes, se atiene a hacer algo funcional y acomodaticio (prueba de ello su buenista final). Ah, y con respecto a la acción, tampoco es que sea nada especial, ejemplo es que esperaba el duelo paladín final algo parecido al de la japonesa “Samurai Rebellion” (1967), por aquello del escenario parecido, pero me encuentro con algo sin imaginación alguna.

Película entretenida con trama rápida que incluye aventuras, intrigas, romance y una buena dosis de venganza (o justicia). No puedo evitar verla cuando la veo por la tele aunque sepa casi de memoria cada escena. Me entretiene y simplemente la disfruto.

Tanto Jim Caviezel en el personaje de Dantes como Guy Pearce interpretando a Mondego hacen buenas interpretaciones porque como actores, al menos para mí, nunca me decepcionan. Mención aparte la actuación de Richard Harris como prisionero en el castillo de If… los buenos actores es lo que tienen, que gustan interpreten lo que interpreten.

Si quieres disfrutar de la película ni se te ocurra hacer comparaciones con la novela original de Dumas. No se puede porque efectivamente, cualquiera que se la haya leído de principio a fin sabe que, para nada, es fiel a la obra. Es una adaptación libre y ya está.

Recomiendo la película para pasar el rato porque está bien y, si te gusta el argumento, te recomiendo que leas el libro porque te sorprenderá y de qué manera. Si quieres saber la verdadera historia del conde de Montecristo la encontrarás en la literatura: aquí sólo es una historia más.

Argumento:

El honrado e inocente Edmond Dantes (Jim Caviezel) es traicionado por su mejor amigo (Guy Pearce) y encerrado de por vida en las mazmorras de la fortaleza de la isla de If. Con el paso de los años va cambiando y elabora los más despiadados planes de venganza. Tras una milagrosa fuga, Edmond se convierte en el misterioso y acaudalado Conde de Montecristo, y se introduce en los círculos de la nobleza francesa para llevar a cabo sus proyectos. (FILMAFFINITY)

Juicio:

Una adaptación fiel (pese a sus libertades) y accesible del clásico. Sorprende por la inesperada calidad que contiene y por las expectativas que supera. Una de las películas más reivindicables de Caviezel. Muy entretenida.

La venganza del conde de Monte Cristo de Kevin Reynolds es un film de aventuras basado en la venganza en el siglo XIX. Dirigida con un ritmo dinámico y con un estilo basado en el conocido libro pero con más toques efectistas, es una obra maravillosa y desde luego entretenida que tiene todos los elementos necesarios para apasionar y amenizar el rato a toda clase de públicos, concluyendo una historia admirable que aunque no sea en esta ocasión una película imprescindible, es una cinta notable digna de visionado. Realizada de forma irresistible tiene un resultado arrollador que no dejará a nadie indiferente.
La fotografía es evocadora al estar repleta de matices que te transportan al lugar y momento en cuestión, cumpliendo con una labor estéticamente acertada que estimula con su mezcla de tonos oscuros y lumínicos al espectador. La música es melódica y confortante en gran parte del film, pero el resto es intrigante y alentadora cuando entra en escena la acción, consiguiendo con sus sonidos rítmicos arrollar al público en un buen acompañamiento de la historia. Los planos y movimientos de cámara consuman un buen trabajo técnico a través del uso de la cámara en mano, avanti, seguimiento, primeros y primerísimos planos, reconocimiento, panorámicos, detalles, grúas y subjetivos que sacan lo mejor del film.
Las actuaciones son aceptables y cumplidoras. Como protagonistas James Caviezel trabaja a su modo personal cayendo bien al público y apropiándose del film, Guy Pearce está en su línea habitual de personaje detestable y Richard Harris está carismático en un papel remarcable, siendo notables los acompañamientos de Luis Guzmán, Michael Wincott, Dagmara Dominczyk y James Frain. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos a la época en cuestión que son carentes y andrajosos por un lado y distinguidos e impolutos por otro, al igual que los oportunos decorados que te transportan a cada lugar.
El guion, escrito por Jay Wolpert y basado en la conocida novela de Alejandro Dumas, es apasionante al exponer de un modo resumido una historia que lleva cautivando generación tras generación a todos aquellos que se aventuren a descubrirla, por estar repleta de amor, odio y venganza servidas en una fría bandeja que muestra al público la inigualable historia de Alejandro Dumas. Esto se lleva a cabo con una narrativa clásica y equilibrada que es afable o insidiosa según el personaje y su intención. Cabe destacar también, el montaje lineal y acompasado que mete gran historia en poco más de 2 horas de metraje.
Para finalizar, la considero una obra emocionante y espléndida que cautiva a todos los amantes del género, ya que lleva a cabo la conocida novela de Alejandro Dumas y es inesperadamente apasionante por tener toques efectistas que no pasarán desapercibidos por el público más comercial. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones, decorados y narrativa que convierten a La venganza del conde de Monte Cristo, en un film notable para los buscadores de tramas sustanciosas que estén bien resumidas y saquen lo mejor de la historia original.