Lara Flynn Boyle: la actriz que desapareció dentro de sí misma

Fue uno de los rostros más bellos de la pantalla, pero los excesos quirúrgicos acabaron con su carrera.

Lara Flynn Boyle en el piloto de 'Twin Peaks'

D.R.

Donna, ¿desde cuándo fumas?
– Sólo fumo de vez en cuando, me alivia cuando estoy tensa.
– ¿Y desde cuándo estás tensa?
– Desde que empecé a fumar.

Este diálogo del primer capítulo de la segunda temporada de Twin Peaks entre Donna y James es una especie de paradójica premonición de lo que un día iba a pasar con la actriz que la interpretaba. Si hoy los actores que encarnaron a esos personajes se volviesen a encontrar, el diálogo podría ser muy similar.

– Lara, ¿desde cuándo te operas?
– Desde que Hollywood se olvidó de mi.
– ¿Y desde cuándo se ha olvidado de ti?
– Desde que empecé a operarme.

Pero aunque hoy sea más fácil encontrar su nombre en las listas de desastres quirúrgicos, entre Jocelyn Wildenstein y LaToya Jackson, que en los anuncios de nuevos proyectos en cine o televisión, hubo un día el que ** Lara Flynn Boyle parecía destinada a conquistar Hollywood.**

Lara, que fue bautizada así debido al fervor de su madre por el personaje encarnado por Julie Christie en Doctor Zhivago, nació en Iowa en 1970 y a pesar de lo cinematográfico de su nombre, no parecía especialmente orientada hacia la interpretación, pero tras serle diagnosticada dislexia y para vencer su profunda timidez se matriculó en una escuela de interpretación. En ella no sólo aprendió a luchar con sus problemas, también descubrió una vocación y un talento inesperado que no pasaría desapercibido para los cazadores de caras nuevas.

Su primer papel relevante llegó con la tercera parte de Poltergeist, una secuela que apenas compartía con el brillante original la presencia de su malograda protagonista Heather O'Rourke y el halo de maldición que todavía la persigue tras los fallecimientos y extraños accidentes que afectaron al rodaje. Pero con diecisiete años Boyle no pensaba en leyendas oscuras, sólo en el futuro esplendoroso que se abría ante sus ojos. Poltergeist III fue un fiasco, no recaudó ni la décima parte del original y la crítica y el público la odiaron, pero la niña de Iowa con problemas de aprendizaje había mezclado su nombre con el de estrellas de los ochenta como Tom Skerrit y Nancy Allen, lo había conseguido. Y en su siguiente papel coincidiría con Robin Williams y Peter Weir, iba a formar parte una de esas películas que nacía con vocación de clásico: El club de los poetas muertos.

Y ahí llegó el primer varapalo de su carrera. El día del estreno la llamaron para decirle que su papel se había quedado en la sala de montaje, no hacía falta que buscase un bonito vestido y ensayase sonrisas para la alfombra roja, ** ella no estaba invitada al estreno.**

Pero las lágrimas no corrieron demasiado tiempo por su rostro, no muy lejos de esa premiere a la que no había sido invitada, otra luminaria de los ochenta, David Lynch, estaba reuniendo a un grupo de jóvenes actores para un proyecto que cambiaría para siempre la historia de la televisión: Twin Peaks.

Lara consiguió el papel de Donna Hayward, amiga y confidente de Laura Palmer, y su vida cambió para siempre.

En 1990 era imposible calcular el impacto social de Twin Peaks y un grupo de chavales casi anónimos se convirtieron de pronto las caras más reconocibles del planeta. Viajasen a donde viajasen se escuchaban los acordes de Badalamenti y el grito de los fans preguntando "¿Quién mató a Laura Palmer?". Algo difícil de gestionar para una actriz de 19 años que pasaba del anonimato a convertirse en un icono generacional en la portada de Rolling Stone .

Pero Twin Peaks no le proporcionaría solamente una fama sideral, también trajo consigo un romance con su compañero Kyle MacLachlan, el agente Cooper, una relación que acabó condicionado el guión de la serie y provocando más de un dolor de cabeza a David Lynch.

Según cuenta Sherilyn Fenn, Audrey Horne en la serie, la evidente química entre su personaje y el de MacLachlan, parecía estar destinada a consolidarse en una relación que podría ser abordada en la segunda temporada, pero los celos de Lara Flynn Boyle, que no quería ver a su novio intimando con Fenn, que en aquel momento ya empezaba a acaparar más portadas que ella, habían desactivado esa opción.

Fenn se quejó reiteradamente a David Lynch sobre ello, como contó en el podcast Twin Peaks Unwrapped. "David, ¿así es como funciona? Una actriz se queja, porque es la novia, ¿y cambias el guion?”. Pues sí, así funciona. Sobre todo porque Kyle MacLachlan no quería molestar a su por entonces pareja y él era el personaje más fuerte en aquel set de rodaje, además de un gran amigo de Lynch.

Tras el descafeinado final de la serie, Lynch que sentía que todavía había mucho que decir sobre el entorno de Laura Palmer volvió a contar con gran parte del elenco original para su precuela Fuego camina conmigo, pero a pesar de que Donna Hayward tenía especial relevancia Lara Flynn Boyle se desvinculó del proyecto y su papel fue interpretada por Moira Kelly. ¿Por qué? Hoy sigue siendo un misterio aunque hay algunas teorías.

La versión más o menos oficial afirma que fue un problema de fechas, el rodaje coincidía con su presencia en Wayne’s World que ya tenía firmada; la versión off the record sugiere que durante la serie original no habría hecho demasiados amigos y nadie había insistido mucho en su vuelta y la versión favorita de la prensa amarilla es que tras su ruptura con Kyle MacLachlan, Boyle no quería estar a menos de un kilómetro del actor.

Por eso cuando trascendieron los 217 nombres de Twin Peaks 2017 pocos se extrañaron de que Lara no estuviese entre ellos.

A pesar de que su sombra es alargada, había vida al margen de Twin Peaks. John Dahl explotó su belleza lánguida y perturbadora, digna de los mejores tiempos del cine negro, en Red Rock West (como un año después haría con la también injustamente olvidada Linda Fiorentino) y participó en dos películas tan diferentes como efectivas, fue la malvada Serleena en Men in Black 2, un taquillazo que recaudó más de 400 millones de dólares y uno de los personajes disfuncionales de la tan enfermiza como genial Happiness. Las escenas que comparte con el tristemente desaparecido Philip Seymour Hoffman dejan claro que ** Lara era algo más que un rostro hermoso, era, es, una gran actriz sin miedo al riesgo.**

También estuvo a punto de protagonizar otro fenómeno sociológico, Ally McBeal, aunque finalmente el papel para el que audicionó cayó en manos de Calista Flockhart. Pero su prueba impactó al productor David E. Kelley que la contrató para otro drama de abogados con menos relevancia social, pero más solidez, El abogado. Y en ella permaneció durante siete temporadas en las que combinó cine y televisión llegando a convertirse en un rostro muy familiar para el público.

Pero su vida personal ya ocupaba más espacio en los medios que su trabajo.

Tras un accidente de tráfico en el que se vio implicado Jack Nicholson, el informe policial reveló que su acompañante era Lara Flynn Boyle quien había huido del lugar para evitar que la prensa descubriera su romance ya que en esos momentos ella mantenía una relación con el actor David Spade. Cuando finalmente Nicholson y ella confirmaron su relación se convirtieron en la pareja favorita de los medios que no perdían ocasión de resaltar la extrema delgadez de la actriz. Pocas veces destacaron que el evidente exceso de peso del actor podía ser peligroso teniendo en cuenta su edad.

Lara y Jack Nicholson durante el estreno de 'El juramento'

© Cordon Press

Su aspecto físico comenzó a ser motivo de burla. En Los Simpsons, Homer siente algo "picudo" bajo su trasero y otro personaje le dice que está sentado sobre Lara Flynn Boyle, en Padre de familia la vemos entre las lorzas de Peter Griffith. En 2003 encabeza todas las listas de desastres estilísticos tras lucir un tutú rosa en la entrega de los Globos de Oro.

Sigue siendo una belleza, pero los pequeños retoques estéticos comienzan a aflorar en su rostro y sólo tiene 33 años.

En 2005 declara a Cosmopolitan: "Me encanta ser famosa. No soy una de esas personas que dice, ¿Por qué no me dejan en paz? Si solo me importara actuar estaría haciendo teatro en Iowa. Pero a veces la atención en ti llega a un punto en el que está más allá de lo invasivo: da miedo." No sabía todo lo que le esperaba.

A medida que aumentan las operaciones estéticas disminuye su ritmo de trabajo, en 2010 aparece irreconocible y su imagen se multiplica en los medios como en los mejores tiempos de Twin Peaks, pero esta vez no es por un buen motivo. Su belleza ha desaparecido y su carrera cinematográfica también. Se habla de que protagonizará su propio reality, pero lo único que ocurre es que cada vez permanece más lejos de los focos.

Lara Flynn Boyle en un evento solidario en 2017.

© Getty Images

A finales de 2017 habló inesperadamente para The Hollywood Reporter durante una carrera solidaria a favor de la lucha contra el ELA. Ese día afirmó que ella también sabía lo que era lidiar contra el acoso. "Sucede todo el tiempo", dijo. "Cuando tuve que elegir me planteé ¿quiero voltear hamburguesas en Iowa, o quiero aguantar a alguien que no se porta apropiadamente conmigo? Elegí el otro lado" añadió tras felicitar a todas las mujeres que han denunciado el acoso.

Sus palabras no tuvieron demasiado eco porque ella ya está fuera del juego de la industria. Aunque en Hollywood siempre están dispuestos a sacrificar un cordero lechal, o su equivalente vegano, por el retorno de un hijo pródigo. Que Mickey Rourke, probablemente el hombre más sexy del mundo en 1986 pudiese resurgir de sus cenizas para acabar siendo nominado al Oscar, protagonizar videoclips de Enrique Iglesias y taquillazos como Iron Man 2, después de arruinar su belleza a golpe de bisturí y de puñetazos en el ring deja claro que para las estrellas siempre hay una segunda oportunidad. Y Lara Flynn Boyle es una estrella.

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