MADRID, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -
Sayfullo Saipov, el uzbeko que mató a ocho personas en un atropello masivo en Nueva York en 2017, ha sido declarado culpable de asesinato por un jurado en el distrito sur de Nueva York en un proceso en el que se ha declarado inocente.
En concreto, ha sido declarado culpable de asesinato en apoyo de actividades de crimen organizado, asalto con un arma peligrosa e intento de asesinato en apoyo de actividades de crimen organizado, suministro de apoyo material a Estado Islámico y violencia y destrucción de un vehículo, según ha informado la cadena CNN.
El mismo jurado tendrá que determinar si Saipov --quien pudo actuar en nombre de Estado Islámico (EI), aunque no hay pruebas de ello-- es condenado a cadena perpetua o, si el voto de los miembros es unánime, a pena de muerte.
"Las personas en las que EI confía para conquistar territorios y matar a los no creyentes, esos son sus soldados. Por supuesto que son parte de EI. Eso es sentido común", ha defendido la fiscal Amanda Leigh Houle, agregando que Saipov habría llevado a cabo el ataque para convertirse en miembro del grupo terrorista.
Por su parte, el abogado defensor, David Patton, ha cuestionado la afirmación de que el ataque se produjo por las ansias de Saipov para entrar en EI. En cambio, ha argumentado que lo llevó a cabo por "fervor religioso" y para "ascender al paraíso", según la citada cadena.
Saipov, quien llegó a Estados Unidos gracias a un programa migratorio, se radicalizó al llegar a Estados Unidos en 2010 a través de los foros yihadistas de Internet, según reveló en 2017 el por aquel entonces gobernador de Nueva York Andrew Cuomo.
El hombre se instaló en Ohio y después en Florida hasta que más tarde se desplazó hasta Nueva Jersey para estar más cerca de la familia de su mujer, con quien tiene tres hijos. Saipov era conductor y trabajaba como chófer de Uber.
Saipov irrumpió con una furgoneta en un carril bici del bajo Manhattan y atropelló a decenas de personas hasta chocar con un autobús escolar, tras lo cual se dio a la fuga con una pistola de pintball y otra de fogueo al grito de "Alá es grande". Fue detenido por la Policía tras el atropello, que provocó la muerte de cinco argentinos, un belga y dos estadounidenses.
