‘Yo vi tres luces negras’: la película colombiana que fue galardonada en el festival de Cinelatino

La producción Yo vi tres luces negras narra el viaje por la selva colombiana de un curandero, José de los Santos, que intenta sobrevivir en medio de la creciente violencia de buscadores de oro y grupos armados sin dejar de atender a enfermos de comunidades aisladas.

En la sinopsis se explica que el curandero “está a cargo de los rituales funerarios en su pueblo cerca del río San Juan. Una noche, su hijo muerto anuncia su muerte y le ordena encontrar el camino. Se va de viaje a la selva. En medio de una guerra eterna, debe mantenerse con vida para llegar al lugar de su último descanso”.

Esta historia audiovisual, de Santiago Lozano, se llevó el pasado 23 de marzo el premio Corazonada del 36º festival Cinelatino de Toulouse, Francia. Así lo anunció el jurado mediante un comunicado. Esta es la segunda película de Lozano galardonada en el reconocido festival. El cineasta, formado en la universidad del Valle en Cali, se estrenó con su primera obra Siembra, que obtuvo el máximo galardón en Toulouse en 2016. De igual manera, Yo vi tres luces negras participó en la Berlinale, que se llevó a cabo del 15 al 25 de febrero del 2024 en la ciudad de Berlín.

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Según el director Lozano Álvarez, el largometraje “es una expresión poética, tomada de la cultura afrocolombiana, que se refiere metafóricamente a los seres en tránsito entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos”. Añade además que “la luz negra mantiene viva la memoria de los muertos e ilumina su camino hacia la morada final para su descanso en paz. José de los Santos, el protagonista de la historia, emprende el último viaje. Es el final de su aventura mítica, según las tradiciones milenarias de la humanidad, el ocaso de su vida”.

La producción estuvo a cargo de Ana María Ruiz Navia y Oscar Ruiz Navia de Contravía Films (Colombia). En el equipo de producción se encuentra Ruben Imáz y Yulene Olaizola de Malacosa Cine (México), David Hurst de Dublin Films (Francia), Paulo de Carvalho y Gudula Meinzolt de Autentika Films (Alemania) y Santiago Lozano Álvarez de Bárbara Films (Colombia) en asociación con la Universidad Autónoma de Occidente. La cinta es protagonizada por Jesús María Mina, Julián Ramírez, Carol Hurtado y John Alex Castillo.

El premio especial del jurado de Cinelatino fue para ‘Estranho camino’, del brasileño Guto Parente. Esta cinta narra en un tono entre burlesco y dramático la historia de un joven cineasta que había vuelto a su ciudad local para presentar una película. Atrapado en pleno confinamiento del covid, tiene que recurrir a su padre, con el que mantiene relaciones difíciles.

Esta edición del Cinelatino recibió en competición 12 películas. El premio Cine+, de la plataforma francesa Canal+, fue entregado a la mexicana Sujo, dirigida por Astrid Rondero y Fernanda Valadez. Este filme narra el caso de un joven que intenta huir de la violencia del crimen organizado en el estado de Michoacán. Esta misma producción había recibido el premio a la mejor película internacional en el reciente festival de Sundance, en Estados Unidos en enero.

La ganadora como la mejor película internacional en el pasado festival de Sundance, Memorias de un cuerpo que arde, de la costarricence Antonella Sudasassi, que es “una semi-ficción sobre la tercera edad y la sexualidad”, se llevó el Premio de la Crítica Internacional. Y el premio al mejor documental fue entregado a “Ramona” de la dominicana Victoria Linares.

En la edición número 36 de este festival que reconoce lo mejor del cine latinoamericano, se destaca la intención de rescatar la memoria histórica de la región. Aullido de invierno fue dirigida por el chileno Matías Rojas, que vuelve a abordar el tema de la Colonia Dignidad, fundada en 1961 por el alemán Paul Schäfer, pedófilo y colaborador del régimen pinochetista.

La película es mitad documental y mitad obra de ficción. En su primera parte, Rojas retrata la vida de dos supervivientes de ese enclave sectario, Ingrid y Franz. Ella es de familia alemana, él chileno, recogido y abusado por Schäfer y sus cómplices. Ambos hablan entre sí en alemán, viven ahora en la Patagonia, se aman finalmente en su vejez tras haber convivido en la colonia durante años, como “esclavos” según sus propias palabras