La isla de la niebla

A mí es que todo lo que sea que una pareja recoja a un extraño en la carretera nada más empezar la película y que luego se desarrolle en un sitio aislado y veamos las relaciones entre ellos me recuerda inevitablemente a la cinta de Polanski.

Si la cinta de la que hablo me pareció bastante aburrida y estoy hablando de Polanski que es uno de mis directores favoritos, esta no puedo sino decir que a lo mejor no se hace tan aburrida pero no pasa mucha cosa hasta que no va llegando el final.

Como ya dije es una película en la que se da más importancia a las interacciones entre los personajes más que a otras cosas, no es acción ni suspense, es más bien un drama. Si te gustan este tipo de películas puede que te guste, si no puedes darle una oportunidad ya que igual te sorprende.

Película de bajo presupuesto con solo tres actores que en un principio encontré cierta similitud con Calma total, pero al poco rato se aparta bastante.
Transcurre en un isla privada entre un matrimonio que parece que hace aguas y un desconocido que se interfiere en sus vidas.
Si bien la trama no es excesivamente intrigante y en algún momento te da alguna pista sutil reconozco que me mantuvo engañado hasta el final que resulta realmente sorprendente e inesperado.
Lo único que no acabo de entender es cuando en el entierro la señora -parece ser la madre de la protagonista- y la carta de despedida que le entrega al marido para darle las gracias (?).

Una extraña película atiborrada de giros para que todo encaje en un mundo donde nada parece tener sentido. El espectáculo que ofrece se cimenta sobre una historia pretendidamente compleja, de breve duración y aún así muy metida en masa.

Demasiadas secuencias con poco calado para la resolución de la trama. Es retorcida, dentro de su simplicidad; y eso es algo que lleva a confusión.

Cercana a la estructura de un telefilm, se aleja por el tratamiento visual que Alan Coleman Howard, su director, transmite con un montaje resolutivo e innovador. Quizá ahí radica su gran acierto. En el último tramo se sostiene con dificultad.

Un matrimonio en horas bajas se dirige a su isla privada para pasar unos días alejados del mundanal ruido. De camino al ferry, socorren a un joven que se encuentra malherido en la cuneta de una carretera, bajo la lluvia. Las circunstancias terminan con el desconocido convertido en un intruso durante la escapada matrimonial, y ya sabemos que tres son multitud.

Casi todos los espectadores coinciden: esta película ha de verse al menos dos veces para sacarle todo el jugo posible.

La cinta es un sándwich cinematográfico: un lento suspense entre un buen principio y un sorprendente final. Pese a la lentitud de la intriga y la simpleza que supone un triángulo amoroso, al final obtenemos la recompensa prometida y la bomba explota a lo grande.

La gran virtud de Dark Harbor, además de las muchas preguntas que plantea su desenlace, es un señor llamado Alan Rickman, cuya generosa interpretación se antoja demasiado sublime para un conjunto nada más que correcto.

Inicios vagos e indecisos, debiendo Adam Coleman Howard, su director, acudir a giros imposibles para que avance. La historia durante sus primeros minutos se presenta mucho mas antigua, apoyándose en planteamientos dramáticos ya superados en el año de su producción 1.998.

Los cambios bruscos de secuencia, la alejan de un telefilm, considero que son un acierto al impedir continuar ahondando en lo que ya conocemos. A partir del minuto 40 la trama aporta nuevos elementos... eso sí, predecibles aunque debo admitir que me interesó conocer como desembocaría.

Aunque con una duración bastante escueta, se hace larga durante el último tramo, por la gran cantidad de planos, vacíos de contenido, que nada aportan al desenlace.