Una relectura que me ha sabido completamente a primera vez.
Le� la �Edad de la Inocencia� por primera vez cuando ten�a 16 o 17 a�os y desde entonces no hab�a vuelto a verme las caras con
Edith Wharton hasta este a�o, cuando mi primera lectura del 2021 fue otra de sus novelas �
La Casa de la Alegr�a�, que ha sido una de mis mejores lecturas del a�o. Tras acabarla fue cuando me decid� a volver a leerme �
La Edad de la Inocencia�. Y es que, aunque en su momento me encant� no recordaba pr�cticamente nada de su argumento o de lo que pasaba en ella, solo recordaba un par de escenas de forma muy confusa y sin contexto alguno. Es una relectura que he tenido pendiente a lo largo de estos doce meses, que he ido posponiendo y no me he animado con ella hasta diciembre por eso de cerrar el circulo de lecturas anuales con la misma autora. Y tengo que decir que creo que nunca me alegrado tanto de volver a coger un libro. No solo por lo dicho m�s arriba, que no recordaba nada de �l. Creo firmemente que lo he disfrutado mil veces m�s que cuando era adolescente, he sabido entender mejor lo que pasaba en el, de captar todos sus matices, y disfrutar totalmente de la exquisita prosa de Wharton y de las atm�sferas que es capaz de crear. Ha sido una lectura deliciosa de principio a fin, que he saboreado y degustado como no fui capaz de hacer la primera vez.
Nos encontramos en la New York de finales del siglo XIX. Newland Archer es un joven abogado de una familia de clase alta que interiormente se burla de las convenciones sociales entre las que ha nacido, aunque exteriormente las respete y cumpla a rajatabla. Acaba de prometerse con la inocente y convencional May Welland cuando llega a la ciudad una prima de esta, la condesa Ellen Olenska, de pasado turbio y pol�mico. La Condesa Olenska perturbara el mundo id�lico y ordenado de la petulante e hip�crita sociedad neoyorquina y del propio Archer, con quien entablar� una relaci�n plagada de facetas y deseos no consumados.
Como siempre, el trabajo de Wharton es impecable y minucioso, que sabe ser ligero y a la vez concienzudo. Su pluma sabe evocar como pocas pueden hacerlo, crear im�genes mentales con las palabras que se meten en el lector con la suavidad y finura de una peque�a cascada. Todo est� muy bien medido y los personajes est�n finalmente construidos, incluso los secundarios. Su prosa es incre�blemente pulida y sarc�stica, sobresaliendo sus descripciones sociales y psicol�gicas. Con cada libro que leo de ella, m�s y m�s me enamoro de su estilo narrativo. Si hay algo que no se puede negar es que Wharton es una autora excepcional en todos los sentidos. Solo una mano muy diestra e inteligente ser�a capaz de convertir una historia tan sencilla y sin grandes giros en algo verdaderamente prodigioso, un puro drama social y humano que no puede dejar indiferente al lector. Es una historia aparentemente simple incluso pl�cida, en la que Wharton no necesita grandes medios o instrumentos para crear una historia que fluye sola. Todo lo que tiene de impactante y demoledor es lo que subyace en ella, los matices y los detalles de los que est� plagada son parte del propio argumento y de la intenci�n que tiene la autora al narrarla. Hasta los silencios de sus personajes dicen m�s que cualquier acto o palabra. No es solo la historia de un amor que se opone a todas las convenciones sociales, o de una mujer osada e independiente que busca vivir libre y huir de un marido cruel o maltratados y se encuentra con la incomprensi�n de sus familiares y vecinos.
Si hay algo que sobresale especialmente en esta novela es la feroz y contundente cr�tica hacia la sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX, con sus f�rreas normas sociales, su clasismo y sus incesantes cotilleos y sus cambiantes preferencias y alianzas. Si hay algo que me ha impactado es la forma en que Wharton la retrata, como una especie de c�rcel en la que sus habitantes creen vivir muy bien, pero que en realidad es un mundo asfixiante y cruel que tiene algo de selv�tico, en el que no est� permitido salirse de la tangente o la naturalidad, ya que todo esta angustiosamente bien definido y marcado . Todo aquel que sobresale o que va contra corriente es visto como un Criminal, un ser que no tiene cabida en la misma. Esto genera por parte de la autora una atm�sfera asfixiante que poco a poco va calando en el lector y en el protagonista de la novela, Archer.
Pero hay, incluso, algo m�s en todo esto. �
La Edad de la Inocencia� es, al final del todo, la cr�nica de un mundo que est� llegando a su crep�sculo, el de las viejas familias de noble abolengo y rancias costumbres del New York de la �poca, y del conflicto que est�n destinados a perder contra los nuevos ricos que acaban de llegar al lugar, y que poco a poco van haci�ndose con todo el poder�o econ�mico y social. Esa es la moraleja final de la historia, la sociedad es cambiante y no hay nada seguro. Pero eso no equivale a que vaya a mejor, ya que nunca deje de ser una espada de Damocles sobre aquellos que la conforman, ya que los prejuicios y las imposiciones sociales siempre acaban por imponerse y marcar los compases.
Respecto a los personajes, tengo que decir que wharton se mueve como pez en el agua con ellos, cada uno de ellos, por m�s secundario que sea dentro de la obra, tiene su peque�o papel dentro de ese teatro en el que se mueven las clases altas norteamericanas, y ejemplifica como esta se mueve y respira. Newland Archer resulta un protagonista de lo m�s interesante como narrador. Tiene muchos matices, y de su mano conocemos los cimientos de la sociedad neoyorquina de la �poca y como se mueve y respira. Est� muy conseguida como la tensi�n que padece por sus sentimientos hacia la condesa Olenska va en aumento a medida que la narraci�n va avanzando, con el tel�n de fondo de la confrontaci�n entre sus deseos m�s �ntimos y lo que est� establecido y se espera de �l. No obstante, hubiera dado lo que fuera por saber tambien los puntos de vista de la condesa Olenska y de May, actrices tambi�n de este mar de turbulencias y secretos p�blicos que traga a todos los personajes . Olenska es quiz�s el personajes m�s evocador de toda la novela, una mujer que busca ser libre y aceptada por los suyos, pero que se encuentra con la incomprensi�n de los mismos , quienes la marcan por sus gustos bohemios y su deseo de hacer lo correcto y ser independiente. May, por su parte, representante de la joven de clase alta por antonomasia, bien educada y sin ideas propias, que busca ser la esposa ideal. al principio de la obra es representada como el ideal femenino para Newland, pero poco a poco el lector ira viendo es que es m�s que eso, como el resto de personajes oculta m�s que lo que aparenta a simple vista, incluso cuando (al igual que al propio Newland) el personaje le produzca cierta frialdad. Si a alguna de las dos se las hubiera dado la oportunidad de hablar, sin duda alguna hubi�ramos conocido una historia completamente diferente. Ellas son las dos caras de la moneda, las que ejemplifican otro de los temas centrales de la novela, la naturaleza real del matrimonio tal y como es al llegar a �l; y sobre el papel de la mujer en la sociedad y su derecho a ser tan libre como un hombre.
Si tuviera que definir literariamente este a�o, dir�a que el 2021 ha sido el a�o Wharton. Me he reencontrado con una autora que ten�a totalmente olvidada y que r�pidamente ha logrado convertirse ya en una de mis preferidas. de los cuatro libros que he le�do de ella, dos est�n en mi lista de mejores lecturas del a�o. Y digo dos porque normalmente no meto en ella las relecturas, si lo hiciera con este caso, ser�an tres. Y sinceramente me estoy pensando muy seriamente hacer una excepci�n y meter en este grupo �
La Edad de la Inocencia�. Porque esta segunda lectura ha sido totalmente como una primera vez y por lo mucho que me ha gustado.