'La dolce vita', de Fellini, y el trágico final de Anita Ekberg
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'La dolce vita', la escena que erotizó el cine clásico y el trágico final de Anita Ekberg

  • Descubre el trágico final de Anita Ekberg, todo un icóno sexual que terminó muriendo sola y casi en la indigencia
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'La dolce vita' (1960), de Federico Fellini, llega a La 2
'La dolce vita' (1960), de Federico Fellini, llega a La 2

Puede intentarse, pero nadie conseguirá imitar la escena. Un paseo nocturno por una Roma desierta, onirica y libre de turistas. Una imagen que, fuera del cine, solo ha sido posible con una pandemia mundial mediante. En todo caso, faltaría lo más difícil. Saber llevar con elegancia, ternura y sumo cuidado un precioso gatito blanco en la cabeza, sin perder el equilibrio, sin quiebros y con la sensualidad inerente que esculpía el cuerpo de Anita Ekberg. Para añadirle más dificultad, adentrémonos en la Fontana di Trevi, démonos un buen remojón y pidámosle a Marcello Mastroianni que nos acompañe. Una escena irrepetible, digna solo de un sueño felliniano.

Las salas de cine italianas fueron testigo de aquello en 1960, una escena que marcaría un antes y un después en la historia del cine. Símbolo de un estilo de vida, de una "dolce vita" romana marcada por las exhibiciones mundanas, la decadencia y los excesos. Una cinta que recogio tantos elogios luminosos como críticas y ataques que arremetían contra la supuesta inmoralidad de la película y que hicieron que el Centro Católico Cinematográfico colgase al filme la etiqueta de "escluso per tutti" (excluida para todos).

Mastroianni y Ekberg en la famosa escena de la Fontana di Trevi

Mastroianni y Ekberg en la famosa escena de la Fontana di Trevi

En La dolce vita, que se emite en Días de Cine Clásico de La 2, Fellini condensa parte de todo su unirverso fílmico. Desde las imágenes de prostituta de barrios bajos (Las noches de Cabiria, 1957) a la juventud provinciana de la post guerra (Los inútiles, 1953) o la extravagancia decadente y el erotismo mecánico (Satyricon, 1968).

La cinta habla de temas tan actuales como el poder de los medios, la explotación de la imagen y las disonancias entre lo que se muestra y lo que las cosas son en realidad. Por eso detrás del libertinaje de las fiestas y el exceso en el que parecen moverse sus personajes, Fellini quiere mostrar la profunda amargura que les atravisa. Empezando por Sylvia (Anita Ekberg), una gran diva del cine que vive cosificada por el mundo entero y posa frente a las cámaras con una libertad que no tiene en su casa, donde su marido la golpea. Un clima de falsas apariencias que años más tarde, y en uno de sus más sentidos homenajes a Fellini, mostraría también Paolo Sorrentino en su maravillosa La gran belleza (2013).

Marcello Mastroianni en el rodaje de 'La dolce vita' (1960)

Marcello Mastroianni en el rodaje de 'La dolce vita' (1960)

La huella de Anita Ekberg

La huella imborrable que dejó el director de Otto e mezzo o Amarcord trazó un fresco lleno de símbolos, un mosaico de estereotipos y un universo onírico que muchos buscan aún al perderse por las calles de Roma. También supuso un punto de inflexión para el neorrealismo italiano, que a partir de La dolce vita comenezó a evolucionar hacia un cine surrealista.

La diva interpretada por Anita Ekberg, que repite hasta la saciedad su llegada al aeropuerto para posar ante los fotógrafos, desfila por esa fantasía hecha realidad hasta regalarnos la gran escena de La Fontana di Trevi que venía a simbolizar el fin de las sombras y de la posguerra. Ekberg sedujo a la gran pantalla y convirtió aquel beso con Mastroianni y sus sensuales bailes en una llama que prendió Hollywood y el mundo entero.

Anita Ekberg durante el rodaje de 'La dolce vita' (1960)

Anita Ekberg durante el rodaje de 'La dolce vita' (1960)

Los protagonistas de la Dolce Vita eran los actores, y los espectadores salieron a la calle para vivir y actuar como ellos. Todos se volvieron locos y querían imitar a los personajes del cine. Cada uno se sentía protagonista a su manera. Así nacieron las ganas de recuperar el tiempo perdido, de vivir una locura que Fellini inmortalizó con la mítica escena en la fontana y cuyas aguas tienen aún la huella de Anita Ekberg.

Ella convirtió en sueño de muchos un baño en esa fuente siempre abarrotada de turistas. Fantasía irrealizable también para la propia actriz, puesto que la escena se rodó en una copia recreada en el "Estudio 5" de Cinecittà, donde se instaló la capilla ardiente del maestro en 1993.

La dolce Vita y la amargura de Ekberg

Kerstin Anita Marianne Ekberg, conocida como Anita Ekberg (1931-2015) comenzó su carrera artística como modelo gracias a su espectacular belleza nórdica, con la que también se abriría paso, como era habitual en la época, en el mundo del cine. Tras quedar finalista en el concurso Miss Universo, logró un contrato con Universal y comenzó a participar en varias películas con pequeños papeles. Su belleza no pasó desapercibida en Hollywood.

Al igual que le ocurriese a Sylvia en La dolce vita, Anita se convirtió muy pronto en carne de prensa amarilla, donde se la asociaba con toda clase de chismes y romances. Algo que ella misma acrecentaría con su aparición en la portada de la mítica revista Playboy, para la que posó desnuda.

Anita Ekberg en 'La dolce vita' (1960)

Anita Ekberg en 'La dolce vita' (1960)

Sus papeles más destacados llegarían dentro de la Paramount, donde fue publicitada como "la Marilyn Monroe de Paramount". Aquí participó en cintas como Guerra y paz (1956), que fue filmada en Roma, junto a Mel Ferrer y Audrey Hepburn. Pero su primer papel protagonista no llegaría hasta 1956 bajo la RKO Pictures en Regreso de la eternidad.

Ekberg ya era un sex symbol cuando en 1960 se pone bajo la dirección de Fellini en La dolce vita, pero gracias a su papel en la cinta, la actriz comienza a aparecer en películas más destacadas como Boccaccio 70 (1962), con Sophia Loren y Romy Schneider, y otras dos películas más de Fellini como Los clowns (1972) y Entrevista (1987), e incluso es sugerida para interpretar a la primera chica Bond, Honey Ryder en James Bond contra el Dr. No, para la que finalmente eligieron a Ursula Andress.

No recomendado para menores de 16 años Días de cine clásico - La Dolce Vita (presentación) - ver ahora
Transcripción completa

Subtitulado por Accesibilidad TVE

Nací el 20 de enero de 1920.

Hay un puñado de cineastas que se han ganado el derecho

a que su nombre de lugar a un adjetivo,

Federico Fellini es uno de ellos,

por películas como la que hoy os ofrecemos.

"La dolce vita", mítico título

que supone la frontera sutil, pero frontera,

entre el cine anterior del cineasta,

más identificable con un neorrealismo muy personal,

y el posterior, igualmente personal, pero distinto, inimitable,

único, simbolista, podría decirse,

aunque sería un término muy restrictivo,

"La dolce vita" bebe de ambos mundos.

Digamos que es una especie de continuación de "Los inútiles".

Moraldo se va a la ciudad,

se convierte en un periodista bastante importante,

ha hecho carrera.

La película es una especie de narración

de sus aventuras periodísticas y de su vida privada

en una Roma, en esta Roma que hemos conocido en estos últimos 3 o 4 años.

Aquí, en esta especie de explosión disparatada

hacia todas las direcciones.

Rodada en 1960, la película pasó a la historia de inmediato

por alguna que otra cuestión,

que nada tenía que ver con sus muy valiosos valores cinematográficos.

Al periódico oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano,

le pareció obscena, por lo que no se estrenó en muchos países,

en España, sin ir más lejos, hubo que esperar a 1980.

Hola Federico, vemos que hay un hombre en la fuente.

-¿Sabe quién es? -Sí.

-El frío que estará pasando el pobre.

Vamos a rodar una escena con Anita Ekberg,

que es una de las protagonistas de la película que estoy rodando,

"La dolce vita".

En la escena, la actriz americana extasiada por la belleza de Roma

descubre la Fontana de Trevi,

y durante un paseo, decide meterse a darse un baño.

-¡Marcello, come here!

Con Marcello Mastroianni y Anita Ekberg,

que dejaron para la historia

una de las más famosas escenas de la historia del cine,

cuyo rodaje recreó años después Ettore Scola

en "Nos habíamos querido tanto".

(HABLAN EN ITALIANO)

En "La dolce vita", Fellini renunciaba a una estructura

que pudiera considerarse convencional,

para ofrecernos una serie de cuadros a lo largo de días y noches en Roma,

en una Via Veneto, que estaba recreada en estudio.

Sí, Via Veneto es como el corazón de la película.

La mayor parte, la mayoría de las escenas tienen lugar en la Via Veneto

porque el protagonista, Marcello, es un periodista

y tiene la dirección del periódico justo encima del Café de París.

Porque en la Via Veneto se da la posibilidad

de encontrar a todo el mundo, tanto romano como cosmopolita,

que se congregan en todos estos cafés en la Via Veneto.

Giuseppe Amato puso a mi disposición el plató más grande de Cinecittà,

y mandó hacer una reconstrucción, que como veis,

no tiene nada que envidiar a la Via Veneto que todos conocemos.

Y la verdad es que aquí he podido rodar

como si estuviese realmente en la calle,

con la diferencia de que todo esto es un decorado.

El arquitecto ha hecho un buen trabajo.

La película puede ser dividida en un prólogo y 7 episodios principales

divididos por un intermedio y un epílogo,

que es un final lleno de sugerencias.

Con unos personajes vagando ante nosotros,

reflexionando de forma mundana, a veces, de forma profunda, otras,

sin importar quién.

¿A qué esperáis para cerrar este antro? Es un asco.

Además de Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en "La dolce vita",

están Anouk Aimée y Alain Cuny como "Steiner", amigo de Marcello,

a quien en un momento inesperado hace una revelación sorprendente.

No creas que la salvación se encuentra en un hogar.

No hagas como yo, Marcello.

-¡Marcello!

Ganadora del Oscar al "mejor diseño de vestuario",

y nominada a "mejor dirección, guión y dirección artística",

"La dolce vita", que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes

de aquel 1960, donde se estrenó,

dejó para la historia, por ejemplo, el término "paparazzi".

¡Paparazzo! Nos vamos con mi padre.

-¿A dónde?

Además de dejarnos a un jovencísimo Adriano Celentano,

haciendo gorgoritos rocanroleros antes de hacerse famoso,

y un guiño al Tarzán que fue Lex Barker.

¿Pues no ha hecho de Tarzán?

"La dolce vita" tiene casi 60 años,

sin embargo, sigue siendo eternamente joven.

Podéis comprobarlo a continuación, aquí en La 2.

Subtitulado por Victoria Sánchez Mayo

Días de cine clásico - La Dolce Vita (presentación) - ver ahora

Un trágico final para Ekberg

A partir de los 80, sus apariciones en la gran pantalla comenzaron a espaciarse más en el tiempo hasta que parecía como si la actriz hubiese desaparecido del mundo del celuloide. De hecho, pasaron años hasta que se tuvieron noticias de Anita. En 2011, un periódico italiano informaba del deterioro de salud que sufría Ekberg. Según se informaba, por entonces, y ya con 80 años de edad, Anita se encontraba muy cerca de la indigencia después de que una fractura de cadera la hubiera mantenido durante tres meses en un hospital de Rimini, tiempo durante el cual le robaron las joyas y los muebles de su casa, y su villa romana quedó dañada en un incendio.

La Fundación Fellini intervino al conocer la noticia y la actriz pudo pasar sus últimos años, con los cuidados necesarios en una residencia de ancianos hasta su muerte, tres años más tarde, el 11 de enero del 2015, por complicaciones derivadas de diferentes enfermedades.