Frases de la película La chica Danesa (The Danish Girl)

Frases de la película La chica Danesa (The Danish Girl)

  • - ¿Te crees irresistible?
    - ¿Quieres resistirte a mí?
    - No. Pero quiero que lo pidas amablemente para no sentirme manipulada.

  • - Yo no seré tímida.
    - Imagino que no.
    - Conmigo tendrá que usar todos sus colores.

  • No es fácil para un hombre que una mujer lo mire. Las mujeres estamos acostumbradas, pero para un hombre someterse a la mirada de una mujer es perturbador. Aunque yo creo que hay cierto placer en ello una vez que cede.

  • - Por fin encontré el color adecuado para la nieve.
    - Un pantano en Vejle. No sé cómo puedes pintar lo mismo una y otra vez.
    - Supongo que todavía no termino con el tema.

  • A veces, siento que vas a atravesar el lienzo y te vas a esfumar. En el pantano. Como la cometa de tu amigo cuando eras niño.

  • No me esfumaré en el pantano. El pantano está dentro de mí, tontita.

  • - ¿No puede un hombre ver cómo se desviste su esposa? Es nueva.
    - Qué observador.
    - No te la quites. Es bonita.
    - Tal vez te la preste.
    - Tal vez lo disfrute.
    - ¿Hay algo que quieras decirme?
    - ¿Hay algo que quieras saber?
    - No. Soy tu esposa. Lo sé todo.

  • - ¿Qué viste en él?
    - No lo sé. Pero salimos a tomar un café y después lo besé. Fue algo muy extraño. Fue como besarme a mí misma.

  • - Me preguntaba cuándo te habías vuelto tan bonito.
    - Siempre he sido bonito. Solo que tú no te habías dado cuenta.

  • - Inclínate un poco. Cruza la pierna. Levanta la cabeza. Mira esas manos. Relájate. ¡No la conviertas en una ramera!
    - Es tu culpa. La excitas.
    - Vaya, Srta. Lili. Eres directa.
    - No sabes cuánto.

  • Prefiero las sombras. No quiero parecer atrevido pero te he estado observando. Y creo que tal vez tú eres igual.

  • - Creo que sería mejor que Lili no regresara.
    - Está bien.
    - ¿Exactamente qué pasó anoche entre Sandahl y tú?
    - Nada. No pasó nada.
    - ¿Se dio cuenta de que eras tú?
    - No fue así de sencillo.
    - Vi cuando te besó, Einar. Por favor, esmérate más.
    - Tal vez sabía quién era yo, pero no fui yo todo el tiempo. Hubo un momento en el que solo fui Lili y creo que él se dio cuenta. ¿Entiendes?
    - Pero Lili no existe. La inventamos.
    - Lo sé.
    - Era un juego.
    - Lo sé. Pero después algo cambió.
    - Esto es absurdo. Tenemos que parar.

  • - Hábleme de Lili. ¿De dónde viene?
    - De mi interior.
    - La explicación más probable de todo esto es un desequilibrio químico.
    - ¿De verdad?
    - A la camilla. Eso explicaría el dolor el estado confundido de masculinidad y la infertilidad. Esperemos que sea eso, porque al menos podremos curarlo.
    - No necesito hacer esto. No estoy enfermo.

  • - Me contó que, una vez, usted lo besó.
    - ¿Qué? Es verdad. Es verdad, ya me acordé. Estábamos jugando en la cocina, y él se puso el mandil de su abuela. Niños pequeños jugando. Se veía hermoso con él. Tenía que besarlo. Sí. Besé a Einar.

  • - Yo creo que el matrimonio es lo único a lo que debemos aspirar en la vida.
    - ¿En serio?
    - Crea a otra persona. Algo más que únicamente los dos.

  • - ¿Me prestas un camisón?
    - No, jamás hemos hecho eso. Lili jamás ha pasado aquí la noche.
    - No importa lo que me ponga. Cuando sueño son los sueños de Lili.

  • - Necesito ver a Einar.
    - Déjame ayudar, por favor.
    - Necesito a mi esposo. Ve a buscarlo.
    - No puedo.
    - Necesito hablar con mi esposo. Necesito abrazarlo. Lo necesito. ¿Puedes ir a buscarlo? ¿Podrías al menos intentarlo?
    - No. Lo siento.

  • - Todas las mañanas me prometo a mí mismo que pasaré todo el día como Einar. Pero ya queda muy poco de Einar.
    - Piensas todo eso porque estás agotado.
    - A veces, quisiera matar a Einar. Pero lo que me detiene es pensar que también mataría a Lili.

  • - A veces, me lo pregunto. De no haber sido por las pinturas--
    - No, Gerda. Ayudaste a Lili a cobrar vida, pero ella siempre estuvo ahí. Siempre estuvo esperando.

  • - Profesor Warnekros, la realidad es que creo que soy mujer por dentro.
    - Y yo también lo creo.
    - Debe pensar que estoy loco. O que los dos lo estamos.
    - Bueno hay personas que creen que yo estoy loco. Pero tal vez ustedes tengan razón. Conocí a otro hombre como usted. Tomé su caso desafiando a mis colegas, desde luego. Le dije que podía operarlo para transformarlo en una auténtica mujer.

  • - Profesor Warnekros, ¿en qué consiste la cirugía?
    - Son dos operaciones. En la primera, se retiran las partes masculinas. En la segunda, cuando está recuperado se construye la vagina. Es un cambio irreversible con una alta probabilidad de fracaso. Infecciones. Complicaciones. Es demasiado peligroso.
    - Es mi única esperanza.

  • He estimado a muy pocas personas en mi vida y tú eres dos de ellas. Cuídate.

  • - Me llamo Lili. Vengo a ver al profesor Warnekros.
    - Lili ¿qué?
    - Elbe. Lili Elbe, como el río.

  • Este no es mi cuerpo, profesor. Por favor, quítemelo.

  • Siento cómo me recupero cuando oigo tu lápiz. Siempre me has dibujado mejor de lo que era. Pero me transformé en lo que dibujaste. Me hiciste hermosa. Y ahora, me estás haciendo fuerte. Cuánto poder tienes.

  • - Es muy injusto. Tú eres la más golosa y tienes las caderas más estrechas de toda la tienda. ¿Cómo lo haces, con toda el azúcar que comes?
    - El secreto es no comer otra cosa.

  • - Entonces, lo que estás diciendo es que un médico intervino para corregir un error de la naturaleza. Te hizo mujer.
    - No, Dios me hizo mujer. Pero el médico está curándome de la enfermedad que era mi disfraz. Una verdadera mujer.

  • - ¿Nunca piensas en pintar? Tal vez seas buena en eso.
    - Gerda, quiero ser mujer, no pintora.
    - Hay personas que son las dos cosas.

  • - Es una cirugía complicada.
    - Y yo estaré dormida todo el tiempo.
    - Así es.
    - Y usted estará ahí cuando despierte.
    - Por supuesto.
    - Quiero un esposo como usted. Tal vez un hijo algún día. Como una verdadera mujer.

  • - Lili. ¿Cómo estás, Lili?
    - Soy completamente yo.

  • - Ya no tienes que preocuparte por mí, Gerda.
    - Es una vieja costumbre. Me cuesta trabajo cambiar.
    - ¿Qué hice para merecer tanto amor?
    - Ya no hay nada que temer.
    - No. Anoche tuve el sueño más hermoso. Soñé que era una bebé en los brazos de mi madre. Ella me miraba y me llamaba Lili.