Las críticas de Laura Zurita:
La casa
Tras la muerte de su padre, tres hermanos se reúnen en la casa familiar en la que pasaron los veranos de su infancia. Toca decidir qué hacer con la vivienda, lo que resultará más difícil de lo esperado. Con un tono agridulce salpicado de humor, La casa nos habla sobre la familia, la herencia y sobre el inexorable paso del tiempo, todo bajo la mirada de la casa como testigo.
La casa está dirigida por Álex Montoya sobre un guion del mismo Álex Montoya y Joana M. Ortueta, basado en la novela gráfica homónima de Paco Roca. La película está protagonizada por David Verdaguer, Óscar De la Fuente, Luis Callejo, Olivia Molina, María Romanillos, Lorena López, Marta Belenguer, Jordi Aguilar, Miguel Rellán y Tosca Montoya. La película se estrena el 1 de mayo de 2024 de la mano de A Contracorriente Films.
La casa familiar: Un escenario de recuerdos y emociones
La casa es una novela gráfica del autor español Paco Roca, publicada en 2015 y ganadora de un Premio Eisner. La historia gira en torno a tres hermanos que se reúnen en la casa familiar un año después de la muerte de su padre para ponerla a la venta. A medida que limpian y ordenan la casa, se ven inundados de recuerdos de su infancia y juventud, lo que les lleva a reexaminar sus relaciones entre sí y con su padre. La muerte del padre es un evento central en la novela gráfica, y los hermanos tienen que lidiar con su dolor y su pena de diferentes maneras.
La obra de Roca se caracteriza por un estilo narrativo sencillo y directo, pero profundamente eficaz, para transmitir las emociones de sus personajes. Las ilustraciones son detalladas y evocadoras, capturando a la perfección la atmósfera de la casa y los recuerdos de los hermanos. La casa tiene resonancias autobiográficas, y refiere tanto una historia en tono realista como a nivel simbólico. La casa se convierte en un símbolo de la familia y de los lazos que unen a los hermanos. A medida que exploran la vivienda, se ven obligados a confrontar sus propios problemas y las relaciones familiares, siempre impregnadas de pasado. La casa en sí misma es un recordatorio del paso del tiempo, y los hermanos tienen que aceptar que las cosas nunca volverán a ser como antes.
La película La casa, basada en la novela gráfica, se enfrenta al reto de adaptar una obra conocida y exitosa, y sale muy bien parada. Fiel al estilo narrativo sencillo y directo de la novela gráfica, la película logra transmitir con gran sensibilidad las emociones de los personajes. A ello se suma el uso de actores reales para transmitir emociones, mensajes y sentimientos. Las interpretaciones cercanas e íntimas, alejadas de grandilocuencias, permiten conectar con la cotidianidad de las vivencias y las cargas emocionales de los personajes.
Uno de los aspectos más destacados de La casa es su capacidad para evocar atmósferas y emociones a través de detalles sutiles, siguiendo en ocasiones el espíritu de las viñetas de la novela gráfica original. Como ejemplo sirve la escena en la que José baja las escaleras y se detiene para hablar por teléfono móvil, creando un cuadro de gran equilibrio de líneas y armonía cromática de manera aparentemente casual, es un claro ejemplo de ello.
Pero hay una profundidad en la película que explica las resonancias emocionales de La casa en el espectador, ya que no solo explora las relaciones familiares y el paso del tiempo, sino que también nos confronta con la inevitabilidad de la pérdida y el vacío que deja la partida de un ser querido La película nos muestra cómo los hermanos se enfrentan a la ausencia del padre y cómo cada uno de ellos ha lidiado con su propio dolor.
La casa es una obra cinematográfica que merece ser apreciada por su sensibilidad, su capacidad para conectar con las emociones del espectador y su profunda reflexión sobre la vida. A pesar de la temática, la película no cae en el melodrama fácil. La dirección elegante y sutil, junto con la ausencia de recursos melodramáticos, permite que las emociones fluyan de manera natural y conecten con el espectador. Los recuerdos, presentados con una estética que recuerda al celuloide de 35 mm, añaden un toque nostálgico y evocador a la narración.
Interpretaciones formidables y una dirección magistral
La dirección de La casa es sutil y elegante, y transmite emociones y sentimientos, logrando en cada momento los encuadres y efectos más adecuados, pero el resultado resulta natural y fluida, con una dirección impecable que no busca llamar la atención sobre sí misma. Destaca en ese sentido la descripción del paso del tiempo en una secuencia magistral, al tiempo que somera, concisa y poética, con unas tomas de los viajes a la casa de la familia, en momentos sucesivos, desde el coche atestado de la infancia al viaje solitario de las últimas épocas.
Las interpretaciones de La casa son todas ellas estupendas, lo que sugiere que la dirección de actores ha sido un trabajo sutil, pero fluido y muy efectivo. El trabajo actoral rezuma madurez, incluso en los momentos más emotivos, que se interpretan de forma contenida y muy natural, lo que facilita la empatía del público. La casa es una película coral en la que todos los intérpretes dan lo mejor de sí, y se revelan como personas de carne y hueso y no solo personajes. En particular, el trabajo de David Verdaguer (José) y Olivia Molina (Silvia, su mujer) que tienen papeles protagonistas bajo cuyos ojos vemos la película, destacando no solo por la impecable calidad de sus actuaciones, sino también por la química entre ellos, que funciona a un nivel profundo y da un resultado creíble y tierno. Por su parte, Luis Callejo como Antonio, el hermano mayor, abrumado por la vida y pretendiendo poner al mal tiempo buena cara, roza la perfección. Antonio sigue sintiéndose el responsable de la familia, sin admitir que sus hermanos sean ya adultos, y desea liberarse de ese papel, aunque también lo tema.
En definitiva, La casa es una película emotiva y conmovedora que nos invita a reflexionar sobre las relaciones familiares, el paso del tiempo y la pérdida. Una obra que, sin grandes artificios, logra conectar con el espectador a través de la autenticidad de las emociones y la belleza de los detalles.
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La casa
