Una barbería en la vereda: la novedad que sorprende a los vecinos de una de las zonas más postergadas del GBA

La de Gerónimo Albarracín, un vecino de la localidad de Cuartel V, en el Partido de Moreno, es una de las tantas historias de vida y superación que abundan en el Gran Buenos Aires.

Movilizado por la intención de fortalecerse como su propio sostén, y también por las ganas de concretar uno de sus grandes sueños, el joven de 22 años encontró en las calles de su barrio la forma de mechar su oficio con el siempre pujante deseo de progresar y 'salir adelante', la frase que se repite una y mil veces en las barriadas del Conurbano bonaerense.

Luchando por alcanzar ese anhelo, desde hace unos días, su nombre y apellido ganó cierta relevancia a nivel local ya que a través de las redes sociales dio a conocer e incluso promovió -en los grupos de Facebook del sitio en el que vive- una iniciativa tan inesperada como singular: su barbería y peluquería al aire libre.

"Tenía la idea de poner una mesa y un espejo afuera de mi casa, con algo que sirviera para tapar a la persona y así cortar tranquilo. Tenía ganas de poner en práctica lo que estudié", relata Gerónimo, quien a falta de espacio en su vivienda montó en la vereda un box para atender a quien quiera hacer uso de su servicio.

"Pensaba ubicarme en un lugar por el que pase gente. Y yo estoy enfrente de un jardín y a dos cuadras hay una escuela. Siempre pasan chicos. Cuando empecé, muchos me felicitaron. Es bueno cuando te alientan y motivan. Las personas que venían a cortarse el pelo me dijeron que era lindo estar al aire libre. En ningún momento tuve miedo al qué dirán", añade el menor de cinco hermanos, quien reside con uno de ellos y en julio pasado concluyó con el curso de barbería y peluquería, en el distrito vecino de José C. Paz.

El espacio improvisado en el que trabaja Gerónimo están sobre la calle Victor Hugo al 10.135, entre Galarza y Mosconi, a tan solo 400 metros de la avenida Presidente Hipólito Yrigoyen (o ruta 24, ex 197).

En ese punto, de lunes a domingo y a partir de las 8:30 de la mañana, las columnas, la silla, el espejo, los paneles decorativos, la mesa, un biombo, las tijeras y la máquina, los peines, las toallas, una brocha, un pulverizador y un parlante le dan forma a la llamativa barbería y peluquería, que se conforma sobre un cuadrado conformado por baldosas colocadas encima de la vereda de tierra. La ambientación la complementa un cartel con el valor -actualizado- del servicio (pasó de $450 a $550).

Trabajar desde los 11 años

"Hay que rebuscársela. Yo empecé a trabajar a los 11 años, era ayudante de albañil de mi hermano. Y hasta hace poco trabajé en una casaquinta haciendo tareas de mantenimiento, limpieza y parquismo. Después empecé a cortar pasto con la máquina que tenía mi papá", cuenta Gerónimo.

Y se explaya, relatando cómo llegó al mundo de las tijeras y brochas: "Trabajé seis meses con mi papá en Pilar, como su ayudante en una obra. Mabel, la señora dueña de la casa, era peluquera y me regaló las dos columnas, el vidrio y las placas, que son todos los elementos que tengo en la peluquería. Así que me anoté para el curso". 

Gerónimo cuenta que esa ayuda fue una bisagra para lanzarse en el rubro, al igual que el regalo que recientemente le hizo su padre, Julio. "Navajas todavía no uso porque no me pude comprar. Sí tengo manejo de tijeras y de máquina. La que uso ahora me la regaló mi papá. Tenía otra que me compré para empezar, así nomás, pero se me terminó rompiendo".

El joven también cuenta que, por jornada laboral, realiza hasta tres cortes. Incluso cumple la 'buena acción del día' con aquellos que menos tienen, como la ocasión en la que trabajó ad honorem.

"Pasó un hombre en un carro, juntando cartones. Me preguntó cuánto salía y le dije que era gratis. No lo hice para hacerme ver, no me iba a hacer más 'rico' por cobrarle. Siento que si uno tiene, no puede estar aprovechándose de quien sí necesita. Le corté gratis y no le cobré".

Hay días en los que no tiene demanda. Esa circunstancia, -cuenta- lejos de angustiarlo, le permite avanzar con su otro emprendimiento: el de hacer y vender baldosas.

Las diseña él mismo en el patio delantero de una vecina, quien le presta el espacio, y las expone y ofrece en su barbería. Son de 40x40 y vienen en tres modelos. El metro cuadrado cuesta $700.

"Aprendí mucho en este tiempo. Ya no soy un niño. Pienso en formar una familia y tener algo. Hace un tiempo me comprometí con mi novia, que vive en 25 de Mayo, y en enero del año que viene vamos a casarnos. Ella ya tiene el vestido", cierra el joven de Moreno, quien busca avanzar hacia uno de sus grandes sueños, mientras vislumbra el inicio del próximo curso que realizará en San Miguel (reparación de aire acondicionado y refrigeración).