Biografía de Ken Watanabe (1959)

Nacido el 21 de octubre de 1959, en Koide (Nigata), localidad de la isla Honshu, Kensaku Watanabe –su nombre completo– tuvo como padres a un matrimonio de maestros, que tuvieron que mudarse varias de veces de localidad por avatares de su profesión. Desde su infancia, aprendió a tocar la trompeta, y aunque al graduarse en la escuela secundaria en 1978 deseaba estudiar en un conservatorio de Tokio, sus progenitores no tenían dinero para costearle la matrícula, debido a que el padre sufría una enfermedad que le impedía trabajar.

Acabó mudándose de todas formas a la capital japonesa, donde hizo sus pinitos en el teatro, hasta que le eligieron como protagonista de la obra “Shimodani Mannecho Monogatari”, con la que obtuvo elogiosas críticas. Pronto le reclutaron para debutar en televisión, como samurái, en Mibu no koiuta, de 1983. Dos años después rodaba su primer largometraje, Setouchi shonen yakyu dan, drama situado durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante dos décadas trabajó exclusivamente en su país, en producciones sin apenas repercusión internacional. Títulos como Tampopo (1985) de Juzo Itami, Welcome Back, Mr. McDonald (1997) de Koki Mitani, o Bonds (1998) de Kichitaro Negishi, dirán poco al espectador occidental, pese a que arrasaron en Japón. En 1989, mientras filmaba El cielo y la tierra, de Haruki Kadokawa, a Watanabe se le diagnosticó leucemia mielógena aguda. Tras someterse a quimioterapia, volvió a actuar, y aunque en 1991 sufrió una recaída, logró recuperarse.

Así las cosas, Edward Zwick le desconocía por completo cuando se presentó a su casting, para protagonizar El último samurái, con Tom Cruise. El realizador no dudó en elegirle para dar vida al samurái Katsumoto Moritsugu, antiguo maestro del emperador y consejero suyo, con el que convivirá el capitán americano Nathan Algren (Cruise), en el Japón del siglo XIX. Dejó tan buen sabor de boca el trabajo de Ken Watanabe, que logró una candidatura al Oscar y al Globo de Oro al mejor secundario.

Desde ese momento se le rifan en Estados Unidos. Christopher Nolan le convierte en líder de un siniestro culto, Ra’s Al Ghul, en Batman Begins, mientras que Rob Marshall le recluta como presidente de Japón, que cambia la desdichada vida de Shiyo (Zhang Ziyi, curiosamente de nacionalidad china, aunque interpretaba a una japonesa), en Memorias de una geisha, adaptación de la célebre novela de Arthur Golden. Quizás su mejor papel sea el general Kuribayashi, enviado para preparar la defensa de la isla del Pacífico citada en el título de Cartas desde Iwo Jima, con la que Clint Eastwood cerraba un díptico tras Banderas de nuestros padres, ofreciendo la otra cara de la guerra, desde el punto de vista del enemigo nipón, regido por un ancestral sentido del honor.

Divorciado de Yumiko Watanabe, con la que tuvo dos hijos, se unió a la también actriz Kaho Minami, en 2005. Adoptó al hijo de ésta de un matrimonio anterior, y ambos tuvieron otro retoño, pero finalmente también se separaron. Su hija Anne Watanabe, que tuvo con Yumiko, sigue sus pasos en la interpretación, triunfando sobre todo en la televisión japonesa.

Ken Watanabe podía haberse quedado en Hollywood, pero se resiste a olvidar sus inicios, pues desde que triunfó fuera, combina las superproducciones con pequeños títulos en su país. Los segundos apenas hacen ruido, aunque cabe destacar la coral Cólera (Ikari), donde borda a un trabajador de un puerto, que ha logrado sacar a su hija de la prostitución, pero vive con el miedo de volver a perderla. “Disfruto de ambos lados. Ahora mismo vivo el privilegio de hacer sólo lo que me interesa en los dos países, y de disfrutar de un equilibrio entre ambas partes", ha explicado.

En Estados Unidos se le sigue valorando mucho. Por ejemplo, Christopher Nolan volvió a recurrir a él, para dar vida a un magnate, conocido como El Turista, en Origen, mientras que Gus Van Sant le dio el rol de suicida, en El bosque de los sueños. Otras veces, recurre a trabajos puramente alimenticios, como en Godzilla, donde interpreta a un japonés que trata de solucionar la amenaza del monstruo radioactivo, papel que ha repetido en la aún más aburrida (si cabe) continuación, Godzilla, rey de los monstruos. Pese a la abundancia de títulos en los que ha intervenido, alega que no se encuentra del todo cómodo en Estados Unidos. “Me da vergüenza actuar en inglés”, afirma. “Hoy todavía lo hago con inseguridad; no sé hasta qué punto soy capaz de manejarlo como idioma. Siento vergüenza en muchas ocasiones, pero es algo a lo que hay que enfrentarse con la sensación de que se trata de un desafío”.

La estrella japonesa también ha triunfado cantando en los escenarios de Broadway. Protagonizó “El rey y yo”, musical de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II, donde encarna al rey de Siam, que en la pantalla fue Yul Brynner. Pese a ser nominado al Tony, tuvo que abandonar porque el cáncer volvió a hacer de las suyas, en esta ocasión tuvieron que operarle de un tumor en el estómago del que felizmente se recuperó.