F1
Una victoria que se escapó: Keke Rosberg
En una temporada convulsa, Keke Rosberg perdió su primer triunfo en la F1 por un escaso margen.
1982 fue un año muy difícil para la F1. A la continua guerra entre la Federación Internacional del Deporte del Automóvil (FISA) y la Asociación de Constructores de F1 (FOCA) por los derechos comerciales de la F1 (abreviando, porque el tema es muuuuuuy complejo), se unió la huelga de los pilotos en Sudáfrica.
La Federación estableció que para obtener la nueva Superlicencia, los pilotos debían pasar tres años en el equipo donde estaban en ese momento por lo que, si esa escuadra no podía progresar, un piloto de talento perdería la oportunidad de ganar títulos y uno novel no tendría la oportunidad de desarrollar una carrera en condiciones, al tener que quedarse esos tres años en un equipo sin perspectivas de victoria o de evolución. De ahí, la mencionada huelga.
Ferrari, Renault y McLaren eran los equipos más fuertes y su lucha fue dura durante todo el año. No obstante, el campeonato recibió un golpe durísimo durante el Gran Premio de Bélgica, en Zolder. En la clasificación, Gilles Villeneuve, el piloto más hábil y atrevido de la época y, sin duda, uno de los más queridos de todos los tiempos, falleció cuando su Ferrari se salió de pista al intentar esquivar al monoplaza de Jochen Mass. Obviamente, Ferrari no participó en la prueba.
Prost, uno de los candidatos al título de 1982 y 1983
© DPPI
Y de ahí viene esta historia: casi nadie recuerda el GP de ese domingo 9 de mayo de 1982. En clasificación, los Renault de Alain Prost y René Arnoux obtuvieron los mejores tiempos y el tercer clasificado fue Keke Rosberg. El finlandés, tras pasarse cuatro temporadas rompiéndose los cuernos con los Theodore, Wolf y Fittipaldi, entró en Williams para sustituir a Alan Jones y, sin comerlo ni beberlo, se encontró como el piloto de referencia del equipo tras la súbita retirada del argentino Carlos Reutemann.
“Empezamos el año esperando estrenar el FW08, que no iba a llegar hasta Bélgica”, recuerda Rosberg. “El FW07 tenía ya tres años encima y se notaba, aunque aún pude obtener un quinto en Sudáfrica y un segundo en Long Beach. En Zolder, el nuevo coche dio muestras de ser rapidísimo, pese a no tener turbo. Era en sitios como ese, técnicos y algo ratoneros, donde teníamos más opciones”.
Rosberg hizo lo que pudo con un moribundo equipo Wolf
© Wikimedia Commons
El finlandés prosigue: “No recuerdo dónde estaba cuando Gilles tuvo su accidente. Cuando pasa una cosa así, es duro, aunque quizá en el caso de Gilles sorprendió menos, porque siempre iba al límite. Cuando competí con el en Canadá, destrozó siete coches en ocho carreras de la Fórmula Atlantic. Gilles no tenía miedo, en absoluto”.
Rosberg, en casos así, podía bloquear el miedo y seguir adelante con la carrera: “Era uno de mis puntos fuertes, el poder bloquear malos pensamientos y centrarme en la competición. Por supuesto que me afectó que Gilles muriese, pero en las dos horas de carrera no me afectaba”.
Pironi y Villeneuve: rivalidad que marcó 1982
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En cuanto al GP, Arnoux empezó liderando, pero en cinco giros se metió en boxes por problemas mecánicos, mientras Prost fue perdiendo fuelle. Con esto, Keke pasó a liderar con los McLaren de Niki Lauda y John Watson detrás. En varias vueltas, las nuevas gomas de Goodyear empezaron a darle algún que otro problema, pero el mayor contratiempo fueron los frenos.
El compañero de Rosberg, Derek Daly, se salió de pista por un fallo en el sistema de frenos por culpa del sobrecalentamiento, y Keke acabó por quedarse sin frenos traseros: “Ni me acordaba que me quedé sin frenos. Lo curioso es que seguí adelante... ¡Menudo inconsciente! Cuando mi hijo Nico iba progresando en la categorías menores, le decía que sí tenía problemas de dirección o frenos, que se retirase. Menudo ejemplo”.
Keke Rosberg, a mitad de los 80
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Watson tomó la iniciativa de atrapar a Rosberg y, cuando las gomas del de Williams murieron totalmente, el inglés le superó, en la vuelta 68 de las 70 de carrera. “Watson era dos segundos por vuelta más veloz que yo", recuerda el finlandés, "durante las ultimas seis o siete vueltas, así que no tuve opción. Quede segundo, pero la decepción fue grande, porque podría haber ganado mi primer Gran Premio”.
Decepción que, según Rosberg, también sintió Frank Williams, el propietario del equipo: “Casi no me habló tras la carrera. No se si me culpó a mí de perder la victoria -yo era muy duro con las gomas- o a las circunstancias... De todos modos, el ambiente en el equipo mejoró tras esa carrera, porque sabíamos que teníamos un buen coche”.
Patrick Tambay reemplazó al gran Gilles
© Ferrari Media Archive
Como apunte, el compañero de Rosberg, Derek Daly, se salió de pista por un fallo en el sistema de frenos por sobrecalentamiento, y Keke acabó por quedarse sin frenos traseros: “Ni lo recordaba. Lo curioso es que seguí adelante... ¡Menudo inconsciente! Cuando Nico iba progresando en la categorías menores le decía que sí tenía problemas de dirección o frenos, que se retirase. Menudo ejemplo”..
Única victoria de Rosberg, en el GP de Suiza, en Dijon
© LAT / Williams F1
Esa temporada continuó siendo un tanto, digamos, surrealista. En Mónaco pareció que nadie quería ganar la prueba, al haber hasta tres abandonos de líderes en las dos ultimas vueltas; en Alemania, Didier Pironi --compañero de Villeneuve y máximo candidato al título a falta de cinco pruebas al liderar con diferencia la clasificación-- tuvo un accidente que acabó con su carrera en la F1; con ello, Ferrari no sólo tuvo que contar con Patrick Tambay como sustituto de Villeneuve, sino que tuvo que llamar a Mario Andretti para sumar puntos de cara al título de marcas, que por suerte acabaron ganando; hubo 11 ganadores en 15 carreras, y ningún piloto ganó más de dos GP...
... pero Rosberg fue campeón por resultados, pese a ganar sólo en Dijon, el trazado francés que albergó el GP de Suiza. Pragmático y realista, Keke también fue un piloto con habilidad para poner las cosas en perspectiva. Al día siguiente de la carrera de Zolder, se le pasó el disgusto por la no victoria, al darse cuenta del vacío que había dejado Gilles.
Gilles pasó sus últimos días enfadados con Pironi
© Ercole Colombo
“Me quedé a dormir cerca del circuito, y al salir el lunes hacia el aeropuerto, pasé por las instalaciones. Vi una montaña de basura y el helicóptero de Gilles. Nada más. No se oía un alma. Entonces, me di cuenta de que Gilles ya no estaba de verdad”.
