1984, un año de película | VENTURA Cultura | Cine

En 1984 se estrenan varias películas que pasarán a la historia como obras representativas de la década de los ochenta: Footloose, Gremlins, Indiana Jones y el Templo Maldito, Karate Kid, Los cazafantasmas, Terminator, La Historia Interminable o Pesadilla en Elm Street. Todas ellas tienen un gran impacto en la juventud y sobreviven al paso del tiempo convirtiéndose en clásicos de la cultura popular.

Eddie Murphy y su primer papel importante

En un año de mucha competencia en la cartelera, la cinta más taquillera en Estados Unidos es Beverly Hills Cop, producida por Jerry Bruckheimer. Con una buena dosis de acción y comedia, esta historia policíaca lanza al estrellato al joven Eddie Murphy, conocido por ser parte del mítico programa de humor Saturday Night Live, e inicia una franquicia que generará otras dos películas, en 1987 y 1994, sumando más de 700 millones de dólares recaudados. La fórmula de unir policías y comedia tiene éxito en 1984 y se explota también en Loca academia de policía.

El ingenioso Rob Reiner se estrena detrás de la cámara con This Is Spinal Tap, un falso documental sobre una banda de heavy metal ficticia que suele ser citado como una de las mejores comedias que se han hecho, pero que apenas recauda cinco millones de dólares. Todo lo contrario consigue Prince en su primera incursión en el cine: el guión y las actuaciones de su Purple Rain no convencen a la crítica, pero sí al público, que llena las salas para ver al artista del año. Por su parte, Phil Collins recibe su primera nominación al Óscar a Mejor Canción por componer el tema principal de la película Against All Odds, un romántico tema del mismo nombre.

Normalmente, cuando en Hollywood se suman los nombres de Steven Spielberg, George Lucas, Frank Marshall y Kathleen Kennedy el resultado suele ser una lluvia de millones. Con Indiana Jones y el Templo Maldito este grupo de visionarios consigue la película más taquillera de 1984 a nivel internacional, de nuevo con Harrison Ford como aventurero.

A través de su Amblin Entertainment, Marshall, Kennedy y Spielberg producen Gremlins, otro de los éxitos del año y que populariza a unas adorables criaturas con las que hay que tener mucho cuidado. El relato de Stephen King Los chicos del maíz y la nueva película de Wes Craven, Pesadilla en Elm Street, dan todavía más miedo que los Gremlins. En la presentación de Freddy Krueger tiene también su debut un joven Johnny Depp. Escrita por el propio Craven, la cinta se convierte en un clásico del terror.

Otros taquillazos del año nos llevan al futuro (Terminator, primer éxito de James Cameron, de la mano de Arnold Schwarzenegger), a la pista de baile (Footloose), y a mundos imaginarios (La Historia Interminable, del alemán Wolfgang Petersen).

Pese a todos estos blockbusters que inundan la cartelera y atraen masivamente al público, en 1984 la crítica se rinde ante Amadeus, una nueva colaboración entre Saul Zaentz y Milos Forman. Aunque parecía imposible igualar la excelencia que alcanzaron en 1975 con Alguien voló sobre el nido del cuco, la historia de la vida de Mozart pone de acuerdo a todos: es la mejor cinta del año. Tanto Tom Hulce (Mozart) como F. Murray Abraham (Salieri) compiten por el Óscar a Mejor Actor. Quizás sea la única ocasión en la que Salieri haya superado a su genial enemigo.

Aunque del siglo XX, otro gran compositor es Maurice Jarre, que este año consigue su tercer Óscar tras haberlo ganado por Lawrence de Arabia (1962) y Doctor Zhivago (1965), al igual que en Pasaje a la India con David Lean a cargo de la dirección. La veterana actriz británica Peggy Ashcroft también es premiada por esta historia del movimiento independentista en el Raj británico, última cinta de Lean. Sin abandonar Asia, el productor David Puttnam y el director Roland Joffé presentan The Killing Fields, un relato de la guerra en Camboya ganador de ocho premios BAFTA y nominado a siete Óscars, entre ellos el de Mejor Película. El médico Haing S. Ngor, que había estado preso en campos de concentración camboyanos y debutaba en la gran pantalla, es el primer hombre asiático ganador de un Óscar por actuación.

Todo lo contrario le ocurre a Glenn Close. Si Ngor se convierte en el primer actor no profesional receptor de una estatuilla, la actriz ve cómo, por tercer año consecutivo, su nombre se queda entre las nominadas. Close acumulará entre 1982 y 1988 cinco nominaciones, pero nunca se alzará con la estatuilla. La misma suerte tiene el veterano Albert Finney, que escucha por cuarta vez su nombre entre los candidatos a Mejor Actor por su papel en Under the Volcano, de John Huston. Otros títulos del año son Blood Simple, debut de los hermanos Coen con el que dejan bien claro su gusto por los crímenes y Érase una vez en América, última película de Sergio Leone, una ambiciosa historia de cuatro horas en la que Robert De Niro vuelve a meterse en la piel de un gángster neoyorquino.

Tras haber recibido el Oso de Oro en Berlín el año anterior por La colmena, en 1984 Mario Camus vuelve a llevar un clásico de la literatura española a la gran pantalla con Los santos inocentes. Reconocida como una de las grandes películas españolas, la cinta hace historia al conseguir que tanto Alfredo Landa como Francisco Rabal reciban ex aequo el premio a mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes. En el cine europeo también destacan Un dimanche à la campagne, de Bertrand Tavernier, y la profunda road movie Paris, Texas, que vale a Wim Wenders la Palma de Oro y el BAFTA a Mejor Director. Todo ello el año en el que el cine llora la muerte de François Truffaut.

extraído del libro Música y cine, año a año