Kate Moss siempre quiso ser como Anita Pallenberg, y si hay algo que ambas mujeres comparten –además de un exquisito gusto a la hora de vestir– es su adoración perpetua por los músicos, algo que han constatado a través de sus diversos noviazgos y matrimonios con estrellas del rock.
Y en el caso de Kate, si hablamos de romances relevantes en este campo, sólo hay uno del que merezca la pena hablar –porque lo de Jamie Hince es harina de otro costal–: su extraña (y escandalosa) relación con Pete Doherty. Ambos se conocieron en 2005, justo cuando la modelo había roto con Jefferson Hack (padre de su hija, Lila Grace) y todos los tabloides hablaban de su regreso a la vida nocturna.
Desde el mismo instante en que se enamoraron (sí, hubo flechazo) nutrieron a fans, paparazzi y mitómanos varios de cientos de instantáneas que confirman que el rock existe y que a veces se puede palpar. Kate y Pete en Glastonbury ; Kate y Pete saliendo de la casa de Sadie Frost tras una juerga infinita; Kate y Pete recuperándose de sus excesos varios en su casa de la campiña ; Kate y Pete grabando su vida con una cámara de Súper 8. Era demasiado cool para ser verdad, pero ellos lo hicieron posible y llevaron el mito de la vida ambulante de la estrella del rock y su chica hasta las últimas consecuencias.
Y dentro de estas consecuencias hallamos esos episodios que trascendieron a nivel internacional y que, precisamente, convirtieron el romance de Kate y Pete en lo que es ahora: un mito eterno de la historia del rock. Que si Doherty escribió "I love Kate forever" en el Jaguar color rojo al que se subió tras declarar en uno de los múltiples juicios que tuvo por posesión de drogas; que si Moss le dejó tras publicarse un vídeo en The Sun en el que Pete aparecía consumiendo heroína ; que si Doherty le regaló a Kate una rata muerta en señal de su amor eterno... Historietas sobre ellos hay para escribir un libro (y nos quedamos cortos), porque hubo un momento en el que los medios sensacionalistas británicos amanecían cada mañana con una nueva noticia sobre la pareja más escandalosa y más buscada. Y la verdad es que ser carne de cañón todos los días no debe ser nada fácil.
Así que sólo era cuestión de tiempo que dicha sobreexposición pasara factura a ambos, y así ocurrió con el escándalo Cocaine Kate. La historia ya nos la sabemos: Kate Moss grabada en vídeo mientras consumía ingentes cantidades de cocaína en el estudio donde su chico estaba grabando un disco con los Babyshambles. ¿El resultado? Una caída en picado de la reputación de la modelo, que vio cómo sus contratos con cientos de marcas de lujo –entre ellas, Burberry– se esfumaron, y las críticas en prensa y foros varios sobre su 'disoluto' estilo de vida no dejaban de sucederse. Ahora, como en todo caso de celebrities que bajan al pozo, su resurrección fue no exitosa, sino lo siguiente.
Sin embargo, el escándalo Cocaine Kate terminó por dinamitar la relación entre el roquero y la supermodelo, ya que ella se vio obligada a ingresar en una clínica de rehabilitación para restaurar su imagen y él no estaba dispuesto a abandonar las drogas. Dos momentos vitales que, desde luego, no podían convivir en la misma habitación.
Así que aunque lo suyo fuera breve (pero intenso), lo cierto es que ambos compusieron un álbum de instantáneas que siempre nos inspirarán –bueno, aquí la cosa va en gustos, claro–.
[Kate Moss y Johnny Depp o la relación más tormentosa de la historia/moda/news/articulos/kate-moss-johnny-depp-la-relacion-mas-tormentosa-de-la-historia/23398](Se llama Nikolai von Bismarck, es fotógrafo y aristócrata y, ¿el 'affair' de Kate Moss?)
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