Karl Lagerfeld, una infancia llena de mentiras

Karl Lagerfeld, una infancia llena de mentiras

Creadores

La periodista francesa Marie Ottavi, biógrafa no autorizada de Lagerfeld, indaga en la misteriosa personalidad del Káiser de la moda en un libro en el que reconstruye su vida, llena de misterios y secretos 

In 1983 Karl Lagerfeld joined Chanel as its chief artistic director fashion designer. A year later March 5, 1984 he finishes his new Haute Couture collection in the Chanel studio on rue Cambon in Paris. This Autumn Winter collection will be shown three weeks later. Chanel was on the brink of total financial loss, but Lagerfeld succeeded to bring the company back to life. An atmosphere of creative work prevails in the studio as his team puts the final touches for the coming runway show. Photo by John van Hasselt (Photo by John van Hasselt/Sygma via Getty Images)

Karl Lagerfeld, que se incorporó como director artístico de Chanel en 1983, en el estudio de rue Cambon en París preparando una de sus colecciones 

John van Hasselt/Sygma

Inteligente, lúcido, terriblemente impuntual, siempre poseído por una gran energía creativa, asexuado pero fetichista de la belleza, voyeur, ex bulímico, coleccionista compulsivo de antigüedades y gadgets tecnológicos, insomne –dormía solo cuatro horas al día–, lector de Schopenhauer y Spinoza, amante del flamenco y la música electrónica, reinventor de la marca Chanel, creador de los primeros desfiles espectáculo…La biografía de Karl Lagerfeld Karl (Editorial Superflua) escrita por la periodista de Libération Marie Ottavi ahonda en la vida de una de las personalidades más complejas y atractivas del universo de la moda, más allá de todo tópico. 

En el funeral de káiser, Alain Wertheimer, el invisible propietario de Chanel –en los desfiles se sienta en tercera fila junto a su hermano para pasar desapercibido–, dijo que “Karl era una persona muy amable pero no le gustaba que se supiera”. Y Ottavi lo certifica: “se escondía detrás de su marioneta, hiperactivo, mediático, consciente de su transfiguración”.

Karl Lagerfeld, styliste de mode chez Jean Patou, faisant des essayages sur un mannequin à Paris, France, le 21 juillet 1958. (Photo by KEYSTONE-FRANCE/Gamma-Rapho via Getty Images)

Karl Lagerfeld, estilista del modisto Jean Patou, en la 'backstage' de un desfile en 1958.

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Ottavi entrevistó a Lagerfeld hace siete años con motivo de su biografía sobre Jacques de Bascher, Bascher, dandy de l’ombre (Séguier), y, contra todo pronóstico, Karl aceptó a hablarle del dandi parisino, hijo de una familia noble venida a menos, con quien admitió haber vivido un amor puro, sin sexo, durante dieciocho años. Mientras le relataba sus recuerdos de aquellos años 70 en los que los clubs homosexuales como Nuage se llenaban de pose, talento y orgías, Ottavi quedó impresionada por Lagerfeld. También de que llegase a llorar recordando a Bascher. Y al cabo de un tiempo le propuso escribir sobre él, evitando la palabra biografía. “Y me dijo que no, como esperaba”, cuenta. 

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A su muerte, decidió empezar a reconstruir su vida. Entrevistó a más de cien personas, entre ellos los Arnault, Paco Rabanne –que está completamente retirado- o su mejor amiga, Carolina de Mónaco, a la que conoció con 16 años y ayudó en los momentos más dramáticos de su vida. Fue Carolina, junto a su “hombre para todo”, Sebastien Jondeu, quien esparció sus cenizas.

La princesse Caroline de Monaco et Karl Lagerfeld lors d'une soirée le 22 mars 1986 à Versailles, France. (Photo by Pool CAROLINE A 30 ANS/Gamma-Rapho via Getty Images)

Caroline de Mónaco, una de las grandes amigas de Karl Lagerfeld, con el modisto en Versailles en 1986

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¿Por qué Lagerfeld se negó siempre a que se escribiera su biografía?

Habría tenido que responder a muchas preguntas sin respuesta… Ver escrita su propia historia le habría obligado a poner algunas de sus mentiras blanco sobre negro. Y también a revisar su infancia en detalle. Tampoco quiso un homenaje en un museo por las mismas razones.

¿Cuáles eran las grandes mentiras de Karl?

La primera gran mentira se refiere a sus padres y el nazismo. Ellos se unieron al partido, menos por convicción que para vivir tranquilos, y, en el caso de su padre, para continuar con su negocio. Y, a su llegada a París, inventó sus orígenes, lo que le permitió evitar responder a cualquier pregunta sobre la guerra y el régimen de Hitler. También mintió sobre su edad: decidió con su primo quitarse cinco años. Era un juego que le permitía también escapar de las preguntas de los periodistas sobre sus posibles recuerdos de la época nazi.

Odiaba el campo y soñaba con una gran vida, pero de niño tuvo que conformarse con vivir en un granero”

Marie OttaviPeriodista

Cuenta que durante la guerra, cuando soldados británicos ocuparon su casa, se vio obligado a dormir en el granero. ¿Tuvo aquello un gran impacto en él?

Él no lo contó nunca, y hubiera preferido que no se supiera. Fue terrible para el niño que era. Experimentó un descenso de categoría. Odiaba el campo y soñaba con una gran vida, pero tuvo que conformarse con vivir en el fondo del jardín, en una gran casa sin ninguna comodidad. Quizá su fuerza de voluntad y su ética de trabajo nacieron allí, en aquel modesto granero. Karl no fue un estudiante brillante, y se educó a sí mismo, pero se convirtió en un hombre refinado y culto. Se consideraba un intelectual oportunista. Se decía que tenía la mejor conversación de París…

Karl Lagerfeld en una imagen de archivo cuando era niño

Karl Lagerfeld en una imagen de archivo cuando era niño

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¿Y es cierto?

¡Absolutamente cierto! Lagerfeld impresionaba a sus allegados no solo por su cultura y su curiosidad, también porque nunca hacía sentir a sus interlocutores que sabían menos que él. Tenía una inmensa cultura y un evidente gusto por el lenguaje elevado. También por los chismes. Y todo para no aburrirse. El arte de la conversación era importante para él, gran amante del siglo XVIII.

Dejó Hamburgo y decidió “vivir sin raíces”, uno de sus lemas… ¿Cuál era su lado alemán?

Una cierta rectitud. Una manera de comportarse en cualquier circunstancia. Pero quizá eso no sea tanto alemán, como más bien algo típico de cierta clase… Y, la verdad, era mucho más divertido que la mayoría de los alemanes. Él mismo lo decía. Su madre le liberó del estigma de la homosexualidad a los once años, pero él la describe como una mujer fría y desagradable.

Se educó a sí mismo, pero se convirtió en un hombre refinado y culto. Se decía que tenía la mejor conversación de París…”

¿Aprendió el sarcasmo de ella?

Probablemente. La describe como una mujer tan ardiente…Y, ciertamente, hizo todo por complacerla. Con una mujer así uno tenía que tener actitud para tratarla. Le encantó la forma en que ella, como se dice en francés, lo “metió en una caja”. Una cierta ternura, e incluso algo que Karl valoraba más que la ternura.

¿Cómo lo describiría?

No estoy segura de que eligiera la palabra ‘simpático’, o al menos no entre los primeros adjetivos, aunque fue encantador conmigo en nuestras entrevistas. Era ambivalente, muy inteligente, intolerante en algunos aspectos, infatigable trabajador incapaz de parar, burlón y divertido, con una memoria impresionante, muy dotado, tan capaz de ser brutal como delicado, con un amor por el detalle imposible de saciar…

Karl Kagerfeld

Karl Kagerfeld con sus padres

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La entrañable amistad entre Saint Laurent y Lagerfeld, que luego se convertiría en enemistad –empañada por Pierre Bergé–, ocupa un lugar central en el libro. ¿Qué importancia tuvo en su carrera?

Su relación es fundamental. En el espejo que proyecta YSL aprendemos mucho sobre Lagerfeld. Fue su primer amigo de verdad. Y ver que después se odiaron es infinitamente triste. Ambos eran muy sensibles, probablemente dos seres heridos, con mentes brillantes, a menudo malvadas. Su rivalidad dice mucho de su pasión por la moda; de ese deseo feroz de ser alguien, de salirse de la norma… pero de forma diametralmente opuesta. Me encantó escribir sobre el ambiente de sus respectivos ateliers. Saint Laurent y Bergé eran mucho más esnobs que Karl. Un ejemplo: no trataron bien a Paco Rabanne en sus inicios, y se reían de sus vestidos metálicos. Karl en cambio sí le apoyó.

¿Se sentía un creador puro o una máquina de hacer dinero? ¿Inventó la moda del espectáculo?

Le encantaba ganar dinero, pero era una máquina de hacer moda. Desempeñó un papel importante en la explosión de la moda espectacular. Lo fascinante es lo seguro que estaba de lo que hacía. Incluso en las exposiciones y colecciones menos exitosas, fue a por todas, sin importarle lo que dijeran los demás. No se llega a su altura con miedo a las críticas.

Jacques de Bascher, su gran amor, tenía respuesta para todo cierta locura que hacía imposible aburrirse con él”

El 'Mon cour a abandonné mon histoire' de Catherine Pozzi era una de las frases que siempre le acompañaban. ¿Significa esto desprendimiento?

Sí, habla de desprendimiento, de una disociación en alguna parte. Nunca penetraremos del todo en la persona que era. Consiguió –cosa rara– nunca revelarse realmente, y mantener su profundidad, en lo emocional, para sí mismo. Quería irse sin mirar atrás, sin preocuparse por lo que dejaba.

No bebía, no fumaba, no se drogaba… y era asexual. Confesó no haber tenido sexo desde los 40 años. ¿Cuáles eran sus vicios?

La mordacidad, el tener una opinión sobre todo, algunas de sus caricaturas, su gusto por el dinero y su extraordinario níveo de vida. Tenía pocos vicios en el sentido más común de la palabra.

Jaques junto a Karl Lagerfeld

Jacques de Bascher junto a Karl Lagerfeld. 

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¿Qué aportó Jacques de Bascher a Karl? ¿Era puro su amor?

Creo que Jacques le aportó ternura, al contrario de lo que podría pensarse. Y un cierto gusto francés. Jacques tenía respuesta para todo, y cierta locura que hacía imposible aburrirse con él. Le aportó una vida de libertinaje vicario. Y, probablemente, una buena dosis de fantasía, y también de humor. En cuanto a lo del “amor puro”, no sé muy bien lo que significa… ahora, amor sincero, seguro.

¿Cree que le horrorizaba la silueta de Chanel pero respetaba su herencia?

Gabrielle Chanel se habría horrorizado ante el Chanel de Karl, pero la firma vio que éste respetaba el legado. Ese es el gran punto fuerte de Karl: faltar al respeto con un conocimiento impresionante del vestuario de Chanel, al detalle. Fue el primero en hacerlo. Y hoy en día, todo el mundo intenta seguir ese ejemplo, con mayor o menor éxito.

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