“Sólo le interesa pasearse por la casa y que la cuiden. Tiene dos criadas que se ocupan de ella y un chófer. Es una princesa consentida de belleza imponente y movimientos sensuales. Una mujer caprichosa a la que amo”, explicaba Karl Lagerfeld en una conversación con Vogue España hace casi una década para describir a su gata Choupette Lagerfeld, un nombre que significa algo así como “amorcete” en francés. Tras la muerte del modisto en 2019, un chef y un guardaespaldas han entrado al servicio de Choupette, al que también sigue la que fuera ama de llaves del modisto alemán: toda una plantilla cuida con mimo de la minina, tal como su dueño dispuso. La fascinación en todo el mundo por la heredera felina de káiser se puede contabilizar en la legión de followers que ella congrega en solitario: Choupette Diary cuenta con 45,3 mil seguidores en Twitter, mientras que Choupette Lagerfeld atesora en Instagram 155 mil seguidores.
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Serán muchos más esta semana, cuando Choupette suba las escaleras del MET Museum (aún no sabemos cómo, pero sí por qué medio llegará Nueva York: siempre viaja en avión privado) para acudir a la MET Gala 2023, que este año está dedicada al universo de Karl Lagerfeld, en sintonía con la exposición Karl Lagerfeld: A Line of Beauty. Kim Kardashian ha demostrado una vez más su instinto para leer lo que el público desea, y esta semana ha viajado a las oficinas de King Karl en París en busca de inspiración, aprovechando para posar con Choupette.
No es el único regazo famoso en el que hemos visto a esta hembra birmana de hechizantes ojos color zafiro: sobre estas líneas, la vemos en una sesión que fue portada de Vogue Alemania junto a Linda Evangelista, hazaña que repitió junto a Gisele Bündchen para Vogue Brasil. En la fotografía que encabeza este texto, tenemos una de las sesiones más recientes de la minina: en brazos de Naomi Campbell (que va vestida de Olivier Rousteing de Balmain) para el objetivo de Annie Leibovitz. Además, ha protagonizado una ristra de campañas millonarias en solitario, sobre todo en Japón y Alemania. "No es una gata cualquiera, es la más famosa y rica del mundo" sentenciaba el diseñador.
Y es que Karl Lagerfeld supo cómo convertir en universal (y lucrativo) el amor que sentía por la fotogénica Choupette, el único ser vivo al que se permitía la entrada en una de las casas parisinas del káiser. De hecho, el alemán trabajaba en un libro de fotografías de la gata cuando murió. El libro, publicado póstumamente, ofrecía pruebas, inéditas hasta entonces, de los caprichos de la felina, como una imagen de ella a 30.000 pies de altura junto a dos orquídeas blancas.
“Es como una señora elegante”, revelaba Lagerfeld. “Hay que estar pendiente de muchas cosas: lavarle los ojos cinco veces al día, cepillar su pelo blanco... Es un trabajo de jornada completa”. Desde que se hiciera pública por primera vez en 2013, la foto de la cabecita sin collar de Choupette asomándose por una ventana del avión de Lagerfeld no ha dejado de obsesionar al mundo de la moda.
“Lleva una vida maravillosa, claro. Viaja conmigo y con su doncella cuando tengo que ir a otro país. Nunca la dejo sola”, explicaba Lagerfeld. "Es como una mujer mantenida. Tiene una personalidad fuerte. Almuerza y cena conmigo en la mesa, con su propia comida. No toca mi comida. No quiere comer en el suelo. Duerme sobre una almohada y hasta sabe usar un iPad. Está más que mimada”.
Más allá de los rumores de la jugosa herencia que habría recibido por voluntad del diseñador (las cifras varían entre los 180 y los 300 millones de euros), Choupette llegó a la vida de Lagerfeld por casualidad, a través del modelo francés Baptiste Giabiconi. “Un amigo mío se la dejó a un compañero, y le dijo 'me voy dos días, ¿te la puedes quedar un par de semanas?' ”, contó Lagerfeld. “Cuando volvió le dije: 'Lo siento, Choupette es mía. A Choupette no la devuelvo’. Y se convirtió en una estrella mundial”. Era Navidad de 2011 y Lagerfeld murió en febrero de 2019.
En los ocho años que pasaron juntos, Choupette transformó al diseñador: “Creo que me ha hecho mejor persona. Me da energía, es muy raro. Cuando la tengo cerca me siento como un teléfono recargando la batería”. A pesar de que sus múltiples negocios le obligaban a llevar una agenda organizada con rigor alemán, el káiser siempre tenía tiempo para su gatita.
A su avanzada edad en términos gatunos (Choupette nació el 15 de agosto de 2011: es Leo como la propia Coco Chanel), la millonaria felina sigue en perfecta forma, algo a lo que contribuye no solo el amplio personal a su servicio, sino también el libre acceso a los mejores veterinarios de París.
La “princesa” y su “papi” -como se refería a ellos el propio Karl cariñosamente- ya han inspirado disfraces de Halloween de celebridades: Fergie y Josh Duhamel o Kendall Jenner y una amiga (en la foto que hay sobre estas líneas) han emulado al tándem en Halloween, pero se esperó que de alguna manera aún más teatral Lagerfeld & Choupette se asomasen a la MET Gala 2023. La alfombra roja no defraudó: el más literal fue Jared Leto, vestido de Karl Lagerfeld por debajo de un disfraz gigante (cabeza incluida) de la gata del Káiser. Otra que emuló al minino más conocido de la moda fue Doja Cat, con un maquillaje que contribuyó a que fuese irreconocible. De una manera más sutil, Chloé Finneman, que ejerció como presentadora, también lució un bolso de pedrería de Judith Leiber (un clásico en esto de los novelty bags) con la forma de Choupette.
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