La musa de Karl Lagerfeld, la consorte triste, la amante del circo o la abanderada de la intelectualidad. Estas son las princesas de M�naco hoy

Desde que Rainiero III se cas� con Grace Kelly y convirti� en princesa a la estrella, sus hijas y sus nietas acabaron tomando el relevo y a�aden quilates al diamante de un estilo inoxidable. La Casa Grimaldi, una estirpe medieval de piratas, es ahora una muchedumbre de 'it girls' que no se bajan del podio de las m�s estilosas del mundo mundial.

Ni la mujer del pr�ncipe Alberto, Charlene, ni sus hermanas Carolina y Estefan�a, ni las hijas de estas ni sus nueras pierden comba e irradian con estilismos tan impecables que parecen arraigados a los amino�cidos de su c�digo gen�tico. Como dir�a Rudyard Kipling, no es s�lo la belleza, ni la buena crianza, es algo m�s, es 'eso', sea 'eso' lo que fuere.

Charlene ha vuelto

A diferencia de la �ltima edici�n, este a�o se espera a Charlene en la Fiesta Nacional del Principado. Desde que, en noviembre de 2021, regres� a M�naco tras meses de ausencia por las secuelas de una infecci�n otorrinolaringol�gica, a la mujer de Alberto no se la volvi� a ver en p�blico hasta el pasado mayo cuando, con el gesto serio -'comme d'habitude'- y un look virtuoso, volvi� a estar bajo los focos acompa�ando a su marido en una carrera de coches.

El pasado septiembre, un homenaje al pr�ncipe Rainiero III, junt� a Charlene con sus cu�adas Carolina y Estefan�a, cosa que no ocurr�a desde hac�a dos a�os. Charlene eligi� entonces un traje oscuro, Carolina se decant� por un 'outfit' en tonos claros y Estefan�a por el azul marino.

Triste como una balada

Alberto y Charlene se conocieron en el 2000, cuando ella compet�a en una prueba de nataci�n en Montecarlo, y se casaron tras cinco a�os de noviazgo; pero ya antes de la boda, m�s que de una 'love story' se hablaba (malas lenguas) de una tapadera para asegurarle la descendencia al pr�ncipe. El d�a del enlace todo fue lujo, pompa y circunstancia en el Patio del Palacio Grimaldi.

Charlene, 20 a�os m�s joven que Alberto, luc�a un Armani con una cola de cinco metros y 40.000 cristales de Swarovski. Aunque bella como el mascar�n de proa de una nave veneciana, parec�a tan triste como una balada. De hecho, el semanario franc�s 'Le Journal du Dimanche' asegur� que antes de la ceremonia intent� escapar del pa�s.

Si, a pesar de todo, lleg� al altar fue, seg�n el mismo rotativo, porque se trataba de un matrimonio 'arreglado' y ella finalmente cumpli� su parte. O sea, concebir un heredero a cambio de un futuro millonario. Pocos atribuyeron a la emoci�n sus l�grimas durante la liturgia; la mayor�a, a un presagio: algo iba mal porque la novia se apart� cuando el pr�ncipe intent� besarla.

Tres a�os despu�s de la boda nacieron los mellizos Jacques y Gabriella que, a punto de cumplir ocho a�os, son los pr�ncipes de Instagram con su desenvoltura y sus 'outfits haut de gamme'.

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Ni una mueca

Pese a sus declaraciones impostadas de romanticismo, Charlene y Alberto no consiguen hacernos creer que sean una pareja de cuento de hadas. Como sabe de sobra el flamante rey Carlos III, no se puede fingir el amor, cuando no se siente no hay nada que hacer. Como Diana y Carlos en su d�a, la pareja monegasca hace vidas separadas y las teor�as sobre su relaci�n guadianesca fluyen como aguas turbias.

Con el semblante serio, 'la princesa triste' no hace ni una ligera mueca en las fotograf�as. �ltimamente parece otra y tal vez quiera ser otra. De hecho, adem�s de chutarse �cido hialur�nico y b�tox, se someti� a una rinoplastia en 2008 y dos a�os despu�s a una mamoplastia de aumento, tambi�n se perfil� los p�mulos.

La revista alemana 'Bunte' aseguraba el pasado verano que tiene un refugio secreto en el Parque Nacional de Mercantour, en los Alpes franceses, una casita poco accesible y sin pretensiones. Otros rumores aseguran que vive la mayor parte del tiempo en el palacio de Roc Agel, en la frontera entre M�naco y Francia. Los habitantes del pueblo presumen de haberla visto jugando en la plaza a la petanca y comprando cerveza.

La novia de Europa

La princesa Carolina se subi� a la pasarela a las 9:27 del 23 de enero de hace 65 a�os; o sea, en el momento mismo de nacer. Como primog�nita de la princesa Grace, un icono inoxidable, no sorprende que haya heredado el instinto estiloso de su madre. Elegante y atemporal, jam�s defrauda, por eso lleva cinco d�cadas apareciendo en las listas de las mejor vestidas.

Creci� en un universo algodonoso hasta que a los 17 a�os empez� a so�ar con volar alto y ser piloto de avi�n. Pero le cortaron las alas y estudi� Ciencias Pol�ticas en Par�s, donde descubri� las noches de vino y rosas y los novios plebeyos. A los 16 a�os, ya era la princesa del papel cuch� que reinaba en las portadas, la revista 'Time' le dedic� una con el titular de 'La novia de Europa'.

A aquella muchacha en flor a la que fascinaban los perritos la ve�amos en el Baile de la Rosa y en el de la Cruz Roja, en las fiestas del Studio 54 de Nueva York, en las pistas de Gstaad, posando para Helmut Newton con un pastor alem�n o en el balc�n de palacio en los grandes acontecimientos. Siempre como un emblema de la elegancia.

Sonrisas y l�grimas

Las chicas la envidiaban y los chicos mor�an de celos cuando el playboy Philippe Junot se la llev� a lo oscuro, una liaison dangereuse que se hizo trizas a los dos a�os. Carolina se recompuso con el tenista argentino Guillermo Vilas y con el joven Rossellini.

Que no estaba hecha s�lo de sonrisas, sino tambi�n de l�grimas, lo supimos el d�a de la muerte de su madre. Se enjugaron cuando se cas� con el empresario italiano Stefano Casiraghi, con el que tuvo tres hijos rubitos como la cerveza. Y de nuevo las l�grimas cuando a los 30 a�os reci�n cumplidos, aquel marido con cara de querub�n muri� en un accidente n�utico. Carolina, viuda desconsolada y novia imposible de los treinta�eros del mundo, ten�a 33 y, tras el fin de la inocencia, el follet�n auguraba nuevas temporadas.

Musa de Karl Lagerfeld

Escrutamos con esperanza su romance con el actor Vincent Lindon y cruzamos los dedos cuando se lio con Ernesto de Hannover, que parec�a uno de esos pr�ncipes de mente abierta, pero result� que lo que ten�a era un agujero en la cabeza. Se separaron hace m�s de una d�cada y la princesa hippie-chic que mut� a musa de Karl Lagerfeld ha acabado siendo tan respetable como una estatua que no descascarilla el tiempo, ese gran corruptor. Yaya de siete nietos, ha hecho bandera de sus arrugas y ni siquiera su cu�ada Charlene, a la que mira por encima del hombro, ha conseguido eclipsarla. Buena es ella para que la destronen.

La princesa desarraigada

Su hermana Estefan�a, a sus 17 a�os, conduc�a el Rover 3500 en el accidente que le cost� la vida a su madre. Fue acusada de su muerte, qued� marcada para siempre y es desde entonces una princesa de mirada triste y alejada del foco medi�tico y del glamur. A los vestidos de alta costura y los accesorios de lujo prefiere la ropa deportiva.

No es raro verla paseando en vaqueros por el Principado o haciendo la compra en el supermercado. Animalista decidida, cuida de algunos elefantes que rescat� del zoo y acogi� en una finca en la monta�a. Si su hermana Carolina reina cada a�o en el Baile de la Rosa, ella lo hace en el Festival Internacional de Circo de Montecarlo.

Lejos quedan los a�os 80 en que no s�lo era 'fashion victim', sino que trabaj� en Christian Dior con Marc Bohan y lanz� su propia l�nea de trajes de ba�o. Tambi�n grab� un �lbum e hizo un dueto con Michael Jackson en 'In the Closet'. Por entonces era la 'princesa rebelde'.

Hace a�os que rechaz� esa etiqueta, ya no es aquella, no se adapta al rol de princesa, a tener que ir con un vestido maravilloso, a ese lado glamuroso de la monarqu�a. Eso no es para ella, vive como cualquier otra mujer y s�lo aprovecha su notoriedad exorbitante para cambiar algunas cosas y ayudar. Preside varias asociaciones ben�ficas y organiza galas, conciertos y subastas para recaudar fondos.

La casta de Carolina

Periodista, fil�sofa, cineasta, editora y amante de los caballos, Carlota Casiraghi, la hija mayor de la princesa Carolina, es tambi�n un icono del estilo. Amiga de Stella McCartney, se sienta regularmente en el 'front row' en los desfiles de moda y ha aparecido en campa�as de Yves Saint Laurent y Gucci.

En 2019, se cas� con el productor de cine franco-liban�s Dimitri Rassam, hijo de Carole Bouquet, con un elegante traje de novia de brocado plateado de Yves Saint Laurent. Para la fiesta se cambi� a un vestido sin tirantes de Chanel.

Su hermana Alejandra, de 23 a�os, es la �nica hija de Ernesto de Hannover con la princesa Carolina. A trav�s de su padre, desciende del rey Jorge III del Reino Unido y del k�iser Guillermo II.

Con 12 a�os, la princesa hizo su primera aparici�n p�blica en un desfile de Chanel acompa�ando a su madre. Tras terminar el bachillerato, sigui� los pasos de su prima Pauline Ducret y se instal� en Nueva York para estudiar Ciencias Pol�ticas y Filosof�a en la Universidad de Columbia.

Su filosof�a de la vida es tan simple como el mecanismo de un chupete: le gustar�a ser 'personal shopper' para poder comprar todo lo que quisiera sin sentirse culpable. Lo lleva en la sangre porque tiene como referentes a su madre y a su hermana Carlota. Le gustan las minifaldas combinadas con gui�os a los a�os 60.

Pauline y Camille

Casada con su guardaespaldas Daniel Ducruet, Estefan�a tuvo dos hijos, Louis y Pauline. Con Jean Raymond Gottlieb, tambi�n guardaespaldas, tuvo a Camille.

Sus hijas (de 28 y 24 a�os) no han crecido bajo los focos como sus primas, las hijas de Carolina, pero compiten con ellas en estilo. Pauline estudi� moda en Par�s y Nueva York y fue becaria en 'Vogue' y Louis Vuitton. Tiene su propia l�nea de moda, Altered Designs, 'una marca visionaria nacida para abrazar e inspirar la libertad de uno mismo', dice en su web.

Rubia, ojos azules, labios carnosos y piel p�lida, su hermana Camille, tuvo una infancia m�s extravagante que principesca porque su madre la llev� de gira por Europa con una compa��a de circo.

M�s informal la mayor y muy lady la peque�a, a lo largo de los a�os han ido definiendo dos formas de vestir muy diferentes. Pauline suele lucir sus propias creaciones y prefiere la comodidad de una camiseta b�sica y unos vaqueros anchos, esenciales a los que pone el toque chic gracias a un pa�uelo anudado en la mu�eca o a unos stilettos. Este estilo recurrente recuerda la manera de vestir de Estefan�a.

Camille se ha establecido como influencer y suma m�s de 100.000 seguidores. Ocasiones como el D�a Nacional de M�naco han servido para ir definiendo el estilo de cada una de las chicas, que casi siempre escogen looks muy diferentes.

Si a esta relaci�n de 'it girls' sumamos a Tatiana Santo Domingo, Beatrice Borromeo y Marie Chevallier, las mujeres de los varones Grimaldi, el resultado no admite vuelta de hoja: nunca ninguna familia en ning�n tiempo ni lugar acopi� tanto estilazo. Por ellas, sobre todo, aunque no s�lo por ellas, m�s que un pa�s, M�naco es un 'it place' y un escenario entretenido y fascinante.