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La Ertzaintza intenta negar los golpes a Valdés y que interviniera Bizkor

Una nota de la Ertzaintza, tras 49 días de mutismo absoluto, intentó ayer responder a las revelaciones de NAIZ de datos e imágenes sobre la muerte de Eneko Valdés en Astigarraga. Alega que las lesiones fueron «autoinfligidas» y niega que acudieran los Bizkor, a pesar de las evidencias.

Marcas compatibles con porrazos en la cabeza del fallecido.
Marcas compatibles con porrazos en la cabeza del fallecido. (Cedida por la familia)

La publicación en NAIZ de datos, testimonios, fotografías y vídeos sobre la muerte de un hombre de 36 años en una intervención de la Ertzaintza en Astigarraga ha hecho que al fin el Departamento de Seguridad realice una comunicación pública al respecto. La nota intenta sostener que las graves lesiones de Eneko Valdés, que sufría en ese momento un ataque de pánico, fueron «autoinfligidas». Niega asimismo que intervinieran los Bizkor.

El silencio absoluto que ha mantenido el Departamento de Seguridad de Lakua durante 49 días sobre el caso de Astigarraga, incluyendo los días tras la publicación el miércoles de la noticia, se rompió por fin ayer, con una nota que, en lugar de aportar explicaciones sobre las circunstancias de la muerte de Eneko Valdés, se limita a responder en varios puntos al relato de la familia que recogió este medio.

Sin embargo, las dudas perduran. Es evidente que varias lesiones que presentaba el cadáver de Valdés no pudieron ser «autoinfligidas», como sostiene la Policía autonómica. Las más claras son las marcas que presentaba en la frente, al menos dos «hematomas lineales», uno de más de 10 centímetros, según recoge la autopsia, que son compatibles con golpes de porra. Además de las tres costillas rotas.

Según ha confirmado la compañera del joven fallecido, Valdés presentaba una única lesión antes de que llegara la Ertzaintza: una laceración a la altura de la cadera que pudo haber sufrido cuando saltó de un balcón a otro al estar sufriendo un ataque psicótico por consumo de droga.

Después de que interviniera la Ertzaintza, además de las costillas rotas, tenía erosiones, abrasiones, equimosis, infiltrados hemorrágicos...

Sin embargo, el Departamento que dirige Josu Erkoreka negó que la Ertzaintza golpeara a Valdés al sostener que su actuación se limitó a inmovilizarlo para evitar que «continuara autolesionándose, dado su estado visible de máxima agitación», e introducirlo en la ambulancia para que fuera atendido por los sanitarios sin que supusiera un riesgo para ellos.

En este punto cabe recordar que un ertzaina confesó a la compañera de Valdés que les costó mucho reducirlo. Además, si bien es cierto que el hombre estaba en grave estado de agitación, la familia relata que hasta donde pudieron ver los testigos –vecinos y udaltzainas que atendieron al joven–, es decir, hasta que llegó la Ertzaintza, Eneko Valdés no tenía una actitud violenta ni portaba ningún arma.

¿Intervinieron los Bizkor?

Lo que pasó después solamente pudieron verlo los agentes que participaron en el operativo del 2 de febrero en Astigarraga, ya que la Policía local fue relegada y los ertzainas expulsaron del rellano donde retuvieron a Valdés tanto a la vecina enfermera que lo estaba asistiendo como a la compañera que llegó más tarde.

Una de las furgonetas que acudió a Astigarraga (izquierda), comparada con la imagen promocional de la Mercedes Vito de los Bizkor (derecha). (NAIZ-ERTZAINTZA)

Según el testimonio de la familia, al lugar llegaron primero cuatro agentes de la Ertzaintza, presumiblemente de la comisaría de Hernani, lo que cuadraría con lo que Seguridad dijo ayer en la nota. No aclaran que luego llegaron más agentes, hasta sumar entre 12 y 15 policías, según testigos. ¿Había entre ellos alguna patrulla de respuesta inmediata Bizkor? Desde Lakua sostienen que en la acción no participaron efectivos de este grupo y, en consecuencia, descartan que se utilizaran las pistolas Taser, de las que solo esa unidad está dotada. «En ningún momento acudieron o participaron en los hechos agentes de los denominados ‘Pri-Bizkor’ (Patrullas Rápidas de Intervención) adscritas a la Unidad de Brigada Móvil de la Ertzaintza», aseveraron.

Frente a esta versión oficial, tanto los testimonios de los que dispone GARA como la presencia de uno de los vehículos propios de esas patrullas especiales Bizkor –tal y como se puede ver en la imagen del operativo–, indican que sí pudieron participar.

Son furgonetas Mercedes Vito Tourer preparadas específicamente para trasladar el equipo necesario para una intervención rápida y en cada una suelen viajar tres agentes.

La versión de la compañera también contradice el relato oficial. «La que me empujó en las escaleras era Bizkor», asegura, y señala que es la agente que porta el casco en la foto que acompaña a esta información. Según detalla, cuando entró al portal e intentó acceder al rellano donde los ertzainas tenían aislado a Valdés, explicó que era su pareja, a lo que la agente le contestó «y yo soy la autoridad» y le impidió el paso. Esta testigo afirma que esa agente pertenecía a la unidad de intervención rápida.

Por tanto, los testimonios directos recogidos por este medio, junto con la presencia del vehículo mencionado, indican que los Bizkor sí estuvieron presentes en la acción del 2 de febrero en Astigarraga, usaran o no pistolas Taser.

Protocolo en casos similares

Todo ello es además totalmente coherente con la misión de estas unidades y con actuaciones en casos similares, como la intervención realizada hace justo un año en un inmueble okupado en El Infierno (Donostia). En aquella ocasión, los Bizkor, custodiados por un gran despliegue policial, entraron a reducir a una persona que sufría un brote psicótico y que supuestamente portaba un arma blanca.

Entonces, el colectivo Infernua Bizirik denunció la actitud «violenta» de los ertzainas y explicó que, aunque los vecinos estaban dispuestos a atender a la persona afectada, los agentes rechazaron toda ayuda y desalojaron «de uno en uno» a todos los vecinos. Debe responder a un protocolo.

El pasado enero, otro brote  psicótico de un varón atrincherado con una daga en su casa de Barakaldo motivó la intervención de los Bizkor, y han reducido en más de una ocasión a otro varón de Leioa. con problemas psiquiátricos.

Familia: «Más información»

Seguridad sí coincide con la familia en que Eneko Valdés «no estuvo detenido en ningún momento». Se trataba de una «actuación psiquiátrica», según la jerga que utilizó la Policía en el caso de El Infierno. En casos así no hay detenciones.

Lo que no explica el Departamento de Seguridad es por qué no dio cuenta de algo tan grave, ni cuando sucedió ni cuando cuatro semanas después la Comisión de Control dictaminó que los hechos no permiten apreciar que el fallecimiento de Valdés se produjera «en el contexto de un operativo policial». Es más, ayer anticipó que no piensa dar más detalles «por respeto al hombre fallecido y sus personas allegadas».

Precisamente, la compañera de Eneko Valdés quiso responder a esta última cuestión y expresó que lo que necesitan ahora es «más información sobre la intervención policial». Criticó, además, que ningún responsable de la Ertzaintza o de Lakua se haya puesto en contacto con la familia desde el fallecimiento de Eneko.

Con el objetivo de obtener por vía judicial la información que no ofrece Lakua, la familia tramitó las diligencias previas para interponer una denuncia en el Juzgado de Instrucción Número 5 de Donostia.

Ayer, no obstante, el Departamento de Seguridad dijo no tener constancia de denuncia judicial alguna, pese a que este juzgado de Donostia ha emprendido una investigación en la que, por ejemplo, ya ha reclamado información al Ayuntamiento de Astigarraga. 

EH Bildu: «Más dudas»

En este contexto, el parlamentario de EH Bildu Julen Arzuaga compareció para informar de que la coalición reclamó la comparecencia del consejero de Seguridad en funciones, Josu Erkoreka, para que dé explicaciones sobre la muerte de Valdés en la Diputación Permanente del Parlamento.

Arzuaga tildó la intervención policial de «violenta y opaca». «Es lo que las fotos muestran, con marcas, heridas, moretones y huesos rotos. Y opaca porque no sabemos qué pasó en esos 40 minutos», señaló.

«Solo la Ertzaintza sabe qué sucedió en ese descansillo durante 40 minutos, los responsables policiales deben dar una explicación, Erkoreka no puede seguir callado. No entenderíamos que los partidos del Gobierno rechazaran su comparecencia», remarcó.

Preguntado por el comunicado emitido por la propia Ertzaintza sobre esta muerte, Arzuaga opinó que es «una nota preventiva que genera más dudas de las que aclara».