Legends' Voice | Justine Henin: "Triunfar durante un periodo personal muy doloroso te da mucha satisfacción"

Ganar un Grand Slam y convertirme en la número 1 del mundo eran dos sueños que tenía desde que era una niña. Cualquier jugador te dirá que ganar un Grand Slam trae una alegría intensa e indescriptible. Ser el número 1 del mundo es otro tipo de emoción, pero no tiene nada que ver con ese increíble momento de adrenalina que se obtiene en el punto de partido en un Grand Slam. Especialmente cuando es el primero, ni siquiera está cerca. Pero ser el número 1 sigue siendo muy emocional. Significa que te reinicias con nuevos objetivos, pero tienes esta sensación de '¡deber cumplido!' y saber que has mantenido un nivel de consistencia es un gran logro.

Todavía puedo recordar cómo me sentí el día que me convertí en la número 1. Fue en la final de Zurich en 2003. Era el final de la temporada y estaba muy cansada y con las fuerzas al límite. Disfruté de un gran éxito en Grand Slams al ganar Roland-Garros y el US Open, por lo que, por supuesto, estaba en mi mente alcanzar el puesto número 1 del ranking antes del final de la temporada. Recuerdo que respiré hondo y tuve una gran sensación de realización. Ni siquiera se sintió necesariamente como un alivio, ¡fue un poco loco!

Cuando era niña, era una persona muy tímida y discreta, pero solía decir 'Quiero ser la número 1 del mundo'. Pero lo decía susurrando. Cuando me convertí en la número 1, realmente sentí que pertenecía a ese lugar y fue un sentimiento hermoso. Fue muy diferente a ganar un Grand Slam, pero también fue hermoso. Después de todo, una sensación de satisfacción también es una forma de emoción. En mi opinión, ese sentimiento es quizás más saludable que la emoción que obtienes cuando ganas un Grand Slam porque es algo casi extracorpóreo. ¡Así es como lo experimenté de todos modos! Ser la número 1 es tu recompensa por la consistencia y eso me gustó.

Ser la mejor era quizás más una ambición que un sueño. Soy una competidora de corazón. Todos en la vida tienen su propio nivel que pueden alcanzar en su propia esfera y para mí, eso fue a través del deporte. Crecí en una familia de cuatro. Mis padres perdieron a su primer hijo, que era una niña, y creo que todo eso contribuyó a mi ambición y búsqueda. No elegí ser la mejor por accidente.

Hoy logro despegarme y tomar distancia ahora que estoy en esta segunda etapa de mi vida donde estoy mucho más serena y lúcida. Pero en ese momento, innegablemente, quería ser la mejor y era muy ambiciosa. Pero sigue siendo diferente al sueño de ganar un Grand Slam. El Abierto de Francia fue mi mayor sueño desde que era una niña. Pero como una persona que no se rinde mucho, no podía simplemente ganar un Grand Slam y luego desaparecer. Para hacer un gran revuelo y decir, 'eso es todo, estoy feliz con eso'. Por eso el puesto número 1 dice y significa mucho.

Tuve dos períodos distintos como No.1, primero en 2003-2004 y luego en 2006-2007. Los experimenté de una manera muy diferente. La primera vez, yo tenía 21 años. No sentí que simplemente cayó en mi regazo, porque siempre estaba preparada para las cosas, pero aún era muy joven. En 2003 exploté en los Grand Slams. Mi sueño se hizo realidad al ganar Roland-Garros y lo respaldé en el US Open y luego nuevamente en Australia. Fue una época loca, ganando tres de cuatro Grand Slams a una edad bastante temprana. Antes de eso, la gente conocía mi potencial, pero tenía miedo de ciertas jugadoras, como Kim (Clijsters) o Serena (Williams). A principios de 2003, algo hizo clic después de la final en Amberes, donde perdí por enésima vez contra Kim. Tuve una larga discusión con mi entrenador Carlos (Rodríguez) y también fue la época en que fui a Estados Unidos a trabajar físicamente con Pat Etcheverry y eso me hizo explotar.

Después de eso, tuve una depresión física. Tuve un virus en 2004, a pesar de la victoria en los Juegos Olímpicos, y no estaba tan bien. En cierto modo, todo esto es bastante normal ya que había trabajado tan duro físicamente en 2003. Trabajé más duro que cualquier otra jugadora de la WTA y no soy solo yo quien lo dice, ¡otros también lo han dicho! Sabía que existía el riesgo de chocar contra una pared en algún momento y de llegar a un punto bajo. No me arrepiento de eso porque quería alcanzar mis metas, pero claramente mi cuerpo necesitaba recuperarse.

2006-2007 fue diferente. En 2006 jugué las cuatro finales de Grand Slam y 2007 fue mi mejor temporada. También fue el año de mi divorcio. Estaba en una fase diferente de mi vida como mujer y lidiando con grandes cosas a nivel personal, así que decidí saltarme el Abierto de Australia. Tener éxito profesionalmente durante un período personal muy doloroso me trajo una gran satisfacción, por lo que, sin duda, tengo aún más orgullo durante esta segunda etapa de ser la número 1.

Ahora, la WTA tiene una gran nº1 con Ashleigh Barty. ¡Sin lugar a dudas, se merece al 200% estar allí! Me gusta su inteligencia con la forma en que maneja su carrera que vimos durante los tiempos de covid. Los tiempos de crisis siempre son interesantes por eso. Ashleigh siempre ha estado en sintonía consigo misma, ha tomado decisiones fuertes y ha aceptado la necesidad de hacer una pausa cuando siente que es correcto hacerlo. Creo que dice mucho sobre una jugadora que decide no jugar mucho tiempo pero vuelve al mismo nivel. Desde su victoria en Roland-Garros, ha sido impecablemente consistente.

Por supuesto, puede ser criticada por su falta de carisma, que es lo que algunas personas pueden decir sobre ella. Pero realmente aprecio su personalidad. Tiene los pies en la tierra que es su fuerza. Obviamente se puede hablar de su tenis, pero mucho se puede decir de su determinación, sencillez e inteligencia.

Ella eligió no jugar en Indian Wells y Miami, lo cual es criticable. Cuando eres la número 1, tienes cierta responsabilidad, así que puedo entender a los críticos que dicen que necesitamos a las mejores jugadoras, especialmente en el l femenino, tenis para estar presentes en los torneos más importantes en términos de lograr visibilidad. Cuando no siempre están ahí y compitiendo, significa que puedes perderte la oportunidad de crear rivalidades reales. No necesitamos que la misma jugadora gane todo el tiempo, pero necesitamos que las jugadoras tengan una presencia constante en los torneos.

Pero hay dos cosas importantes a considerar aquí. Primero, el covid: este período ha sido tan sin precedentes que no podemos juzgar, solo podemos tratar de imaginar por lo que han pasado los jugadores en los últimos dos años, al mismo tiempo que recordamos la perspectiva, ya que todavía se encuentran en una posición privilegiada. En segundo lugar, Barty es una australiana que acaba de ganar el Abierto de Australia. La historia muestra lo difícil que es eso. Aunque parece que fue un paseo por el parque para ella, debe haber sido mucho con lo que lidiar y probablemente fueron dos semanas agotadoras. Tendremos que ver qué sucede a medida que avanza la temporada y sabremos más adelante si su decisión fue correcta. Tal vez haya tomado la decisión correcta; personalmente, no me sorprende y creo que podría ser un buen augurio.

La posición de Daniil Medvedev como nº 1 es un poco diferente a la de Barty. Siempre te gusta ver a un jugador reclamar ese lugar durante un período dominante porque le da más peso al logro. Podría decirse que Daniil Medvedev debería haber ganado el Abierto de Australia y eso es probablemente algo de lo que se arrepentirá durante mucho tiempo. A principios de año han pasado muchas cosas con la ausencia de Djokovic y la locura de Nadal que ha revuelto las cartas... todo eso eclipsa un poco la toma de Medvedev.

¡Hubiera preferido que se convirtiera en el número 1 al ganar este Abierto de Australia, incluso siendo una gran admiradora de Rafael Nadal! En este momento, parece que el primer puesto en el tenis masculino carece de un poco de autoridad y es difícil juzgarlo realmente, por lo que encuentro este período muy emocionante. ¿Quién puede decir qué pasará en los próximos meses? Estamos en una incertidumbre enorme y después de todo lo que hemos pasado recientemente, ¡creo que podría ser muy emocionante! El futuro nos mostrará qué tipo de número 1 será Medvedev. ¿Puede este nuevo estatus ser una carga para él? Sí, pero está preparado para ello y ha demostrado que puede con la presión. Pero tiene que volverse más fuerte en otras superficies si quiere establecerse como el número 1 del mundo a largo plazo.