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El regreso de Juliette Lewis o cómo volver a ser la estrella más salvaje de Hollywood 30 años después

Pocas intérpretes se merecen más pasear por la alfombra roja de los próximos premios Emmy que la icónica actriz y estrella del rock, cuyo magnetismo y talento visceral vuelven a ser reivindicados ahora por una nueva generación de espectadores

Juliette Lewis
Juliette Lewis, en el estreno de 'Bienvenidos a Chippendales' en noviembre de 2022 en Los Ángeles.Rodin Eckenroth (Getty Images)

Hace ahora justo 30 años, Juliette Lewis se proclamó como la reina más estimulante, demandada, espontánea e imitada del nuevo Hollywood noventero. Lo hizo literal y figuradamente, sobre la alfombra roja de los Globos de Oro, posando con un vestido lencero negro y un tocado de pedrería cleopatresco que ratificaba su estatus faraónico en la meca del cine. Solo acababa de entrar en la veintena, pero Lewis ya había vivido una trayectoria digna de alguien con varias décadas más adornando su carné de identidad. Se había emancipado legalmente de sus padres a los 15 años para poder rodar sin restricciones durante más horas, conquistado a cineastas de la talla de Woody Allen y Martin Scorsese (cuyo trabajo en El cabo del miedo le valió una nominación al Oscar) y copado los titulares por su relación sentimental con un prometedor joven llamado Brad Pitt que, a la sombra de su popularidad, acabaría también por labrarse su hueco en la industria. Para terminar de apuntalar su fama como “la chica salvaje” de Hollywood, aquel 1994 estrenaría Asesinos natos, que fue censurada en Francia o Reino Unido después de que varios adolescentes cometieran varios homicidios inspirados en la psicópata que interpretaba en el filme ultraviolento de Oliver Stone. Y justo cuando estaba en la cima, cuando no había nadie más cool en el mundo que la californiana, su ascenso meteórico se paró y desapareció de la primera línea. Nos olvidamos de ella pero, 30 años después, Juliette Lewis está dispuesta a refrescarnos la memoria.

El icónico estilismo de Juliette Lewis en la edición número 51 de los Globos de Oro en 1994.
El icónico estilismo de Juliette Lewis en la edición número 51 de los Globos de Oro en 1994.Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)

Precisamente será otra alfombra roja, pero esta vez la de los Emmy, la que acoja de nuevo los pasos de Juliette Lewis, nominada para un premio individual dos décadas después de la última vez. Su trabajo en la miniserie Bienvenidos a Chippendales (Disney+), basada en un escándalo real en torno a un imperio de clubes de striptease para mujeres, la ha hecho merecedora de una nominación como mejor actriz de reparto en la ceremonia que tendrá lugar en la madrugada de este 15 de enero. “Me quedé en shock cuando lo supe”, aseguraba la intérprete en su cuenta de Instagram.

Juliette Lewis es Denise Coughlan en la miniserie 'Bienvenidos a Chippendales' (Disney+).
Juliette Lewis es Denise Coughlan en la miniserie 'Bienvenidos a Chippendales' (Disney+).©Hulu/Courtesy Everett Collection / Cordon Press

Este reconocimiento culmina un regreso silencioso pero imparable, apoyado en series de televisión como Yellowjackets y Queer as Folk, y que no ha pasado desapercibido para el mundo de la moda. Marc Jacobs, Acne Studios, Skims, Miu Miu o Rodarte son algunas de las firmas que se han interesado en los últimos años por contar con la artista como embajadora. “Juliette siempre ha sido una estrella infravalorada, reconocida como una formidable actriz y un icono del rock, aunque rara vez se la ha premiado por ello. Pero su trabajo en Yellowjackets ha sido su presentación ante una nueva generación obsesionada con su energía innata de ‘chica cool”, escribe la revista I-D. “¿Existe alguien más cautivador que ella?”, se pregunta el Washington Post.

Pero la obsesión por esta intérprete no es exclusiva de los más jóvenes. Desde que debutara como actriz siendo solo una niña alentada por su padre —el también actor Geoffrey Lewis—, la californiana ha cautivado al espectador gracias a un espíritu rebelde, visceral e individualista que chocó, sin embargo, con las directrices opresivas que rigen la industria. “Intentaba hacer las cosas a mi manera, pero, en algunas sesiones de fotos, me tenía que ir al baño a llorar por la presión”, confesó en una entrevista. La repercusión negativa que el estreno de Asesinos natos tuvo en la época perjudicó gravemente su imagen, siendo culpabilizada por parte de la prensa por los actos de su personaje hasta el punto de colgarle la etiqueta de ‘loca’. “Nunca he sentido más desdén y hostilidad hacia a los actores por parte de los periodistas. Nos odiaban a nosotros y odiaban la película”.

La fama quemó a una Lewis que todavía hoy lamenta no haber podido disfrutar del anonimato merecido por cualquier adolescente. Sufría taquicardias y ataques de pánico de manera constante. Se sentía un extraterrestre cada vez que entraba a un restaurante y las miradas de los comensales se dirigían irremediablemente hacia ella. Desarrolló una adicción por la cocaína y los analgésicos y, con solo 22 años, se vio obligada a ingresar en una clínica de rehabilitación y alejarse de la industria. “La gente me describía como una drogadicta antes incluso de que lo fuera”, aseguró una vez. Junto a su novio de la época, Brad Pitt, coqueteó con la iglesia de la Cienciología, fe que ha defendido durante años, aunque hoy se define solo como “espiritualista”. A principios de siglo dejó de lado el cine durante seis años y encontró en el punk-rock la mejor forma para liberar ese animal enjaulado que la cercenaba por dentro. Primero, con la banda Juliette & The Licks; después, en solitario.

Juliette Lewis y su entonces pareja, Brad Pitt, en 1991 durante el estreno de 'Thelma & Louise' en Los Ángeles.
Juliette Lewis y su entonces pareja, Brad Pitt, en 1991 durante el estreno de 'Thelma & Louise' en Los Ángeles.Barry King (WireImage)

“Quería romper con lo que yo llamo la cultural del pedestal, la cultura de la fama, en la que te colocan dentro de una caja brillante y eres todo dulzura y azúcar. Yo no soy así, pero la gente quería ver eso en mí por venir del cine. Así que en mis conciertos no puedo ser más directa, más agresiva y encarada. Incluso en mi apariencia. Solo quiero ser lo que soy. Una fuerza cruda, sudorosa y real”, alegó en Los Angeles Times. Durante aquel tiempo conoció a su primer marido, el skater Steve Berra, con quien estuvo casada cuatro años hasta 2003, y a su última pareja pública, el batería del grupo Rage Against the Machine, Brad Wilk. Desde 2019 no se le conoce otra relación sentimental.

Juliette Lewis, en un concierto en Seattle en 2016.
Juliette Lewis, en un concierto en Seattle en 2016.Mat Hayward (Getty Images)

Lewis se aseguró de dejar un pie atravesado para no cerrarle del todo la puerta a Hollywood y por aquel resquicio se han colado en los últimos años un buen puñado de papeles de reparto en la gran pantalla y protagonistas en series de televisión, pero ninguno de ellos le habían valido los halagos recibidos en las últimas fechas. “Ahora tengo un nombre”, afirma comparando la valía de los proyectos que recibe a los de sus primeros años en la industria. La fama ha vuelto a su rutina, pero está preparada para gestionarla. Su mantra se basa en dotar a su vida diaria de la mayor normalidad y practicidad posible para poder ser “peligrosa y atrevida” en el trabajo. Vive desde hace años en un pequeño pueblo californiano, rodeada de montañas y de una capa de invisibilidad mediática que, según declaró en The Times, no está dispuesta a perder: “Ya no lucho por lograr esto o aquello y hacerme más grande. Ahora estoy a gusto en mi propia piel”.

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