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Nueva serie en Netflix

El regreso de Julie Andrews gracias a su voz, que perdi� tras una negligencia m�dica durante una operaci�n

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Julie Andrews, en el Festival de Cine de Venecia del pasado a�o.
Julie Andrews, en el Festival de Cine de Venecia del pasado a�o. GTRES

De tanto en tanto, la naturaleza crea milagros. Cuando Julia Elizabeth Wells naci� en Walton-on-Thames (Inglaterra) el 1 de octubre de 1935, el s�ptimo arte no tardar�a en abrazar a uno de los talentos m�s portentosos de la historia del cine. Julie Andrews, con su voz de soprano, se gan� el coraz�n del planeta tras su debut en el cine con Mary Poppins (1965), con la que consigui� el Oscar a la mejor int�rprete femenina. Una voz que precisamente ahora se puede escuchar (si se ve en versi�n original, claro) en la nueva serie de Netflix, Bridgerton, de la que Andrews es la narradora.

Su marido, el dise�ador Tony Walton, hab�a creado el vestuario para el cl�sico musical de la factor�a Disney. Los dos se conoc�an desde que eran cr�os y su amor surgi� cuando Walton qued� eclipsado cuando Andrews interpret� a un huevo en la obra Humpty Dumpty con tan solo 13 a�os. En 1962 dieron la bienvenida a la �nica hija biol�gica de la actriz, Emma, que ha coescrito junto a su madre la �ltima biograf�a de la estrella.

Atr�s quedaba aquella ni�a que no pudo formarse acad�micamente porque a los nueve a�os ya estaba actuando en los vaudevilles de unos padres alcoh�licos que traumatizaron a la peque�a, ya que su padrastro -de quien tom� el apellido Andrews- intent� acostarse con ella en varias ocasiones. Pero cuando un cazatalentos vio su potencial, enseguida la contrat� para protagonizar en Broadway su primer musical, My Fair Lady (1956), con el que consigui� su pasaporte a Hollywood.

En 1966 volvi� a tocar el cielo con Sonrisas y l�grimas, cuyo rodaje fue complicado, especialmente, la escena de la colina. En su segundo tomo de memorias, Home Work, desvel� que "todo lo que ten�a que hacer era caminar, girar y respirar. La corriente descendente de las aspas del helic�ptero era tan poderosa que a veces me arrojaba al suelo. Me levantaba, escup�a barro y hierba, me sacud�a el vestido y volv�a a mi posici�n inicial".

Dar vida a Mar�a Von Trapp fue otra de las carambolas en su vida ya que obtuvo el papel porque los productores hab�an elegido a Audrey Hepburn para protagonizar en la gran pantalla My Fair Lady (1964) a pesar de que no ten�a dotes musicales, por lo que su voz fue doblada en las canciones. Aquella decisi�n le produjo una gran tristeza que qued� amortiguada por su inolvidable papel como institutriz de los siete hijos del capit�n viudo Georg Von Trapp (Christopher Plummer).

El �xito influy� negativamente en su matrimonio con Walton por los continuos viajes promocionales que les obligaban a estar separados, por lo que la actriz lleg� a ir a un psicoanalista para salvar su relaci�n e incluso baraj� la idea de dejar su profesi�n. Tras el estreno de Cortina Rasgada (1966) de Alfred Hitchcock decidieron divorciarse. La actriz lo pas� mal porque su hija decidi� irse a vivir con su padre.

El destino jug� a su favor cuando a la salida de una de sus visitas al psicoanalista se cruz� en la calle con Blake Edwards, que conduc�a su Rolls Royce por Los �ngeles. Lo suyo fue un flechazo, se casaron en 1969 y el director acab� convirti�ndose en el amor de su vida hasta su fallecimiento en 2010. Juntos colaboraron en una decena de pel�culas como El regreso de la pantera rosa (1975), 10, la mujer perfecta (1979), S.O.B. Sois honrados bandidos (1981) y V�ctor/Victoria (1982), que estren� apote�sicamente en Broadway en 1995. Este musical supuso un punto de inflexi�n tr�gico en su carrera ya que tuvo que dejar las representaciones porque le diagnosticaron unos n�dulos no cancer�genos en la garganta.

El gran drama fue la operaci�n ya que, debido a varias negligencias m�dicas, la actriz ya no podr�a cantar. Tiempo despu�s confes� que "cuando me despert� de la operaci�n para que me quitaran un quiste en las cuerdas vocales hab�a perdido mi voz de cantante. Ca� en una depresi�n, sent� que hab�a perdido mi identidad". A ra�z de aquella frustraci�n, un psiquiatra le ayud� a superar el trauma.

La estrella tambi�n demand� a los profesionales del hospital Mount Sina� de Nueva York con los que lleg� a un acuerdo privado multimillonario que los diarios brit�nicos calcularon en unos 25 millones de euros. Junto a su hija, la actriz se reinvent� como autora de libros infantiles porque siempre hab�a tenido afinidad con los m�s peque�os de la casa.

Por ese musical fue la �nica persona de toda la compa��a en estar nominada al Tony, lo que le disgust� a tal extremo que rechaz� el premio y se neg� a ser una de las presentadoras de la gala de los premios teatrales m�s prestigiosos del mundo.

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