Julia Garner, la actriz que se ha aupado definitivamente al estrellato este año gracias al megahit de Netflix Inventing Anna (¿Quién es Anna?), es la elegida para interpretar a Madonna en el esperadísimo biopic que se está preparando sobre la reina del pop.
Variety ha confirmado que los productores ya le han ofrecido un papel al que también optaban candidatas de la talla de Florence Pugh (Viuda negra, Mujercitas), Alexa Demie (Euphoria) o Odessa Young (Looking for Grace) después de un proceso de casting que se ha prolongado durante meses.
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La implicación de la propia Madonna en la decisión ha sido máxima, ya que ella misma ha supervisado las audiciones y las sesiones de coreografía y canto a las que se han tenido que someter todas las actrices que han luchado por el papel. Y no se queda ahí, ya que también está escribiendo el guion con la ayuda de Erin Cressida Wilson (La chica del tren) después de que Diablo Cody (Juno) se retirara del proyecto y tiene planeado dirigirlo.
“La razón por la que hago esto es porque son bastantes las personas que han intentado escribir una película sobre mí y son todos hombres”, dijo durante su aparición el pasado octubre en el late show de Jimmy Fallon. “Universal quería hacerla y me mandaron el guion porque querían que yo le diese mi bendición y era la mierda más abyecta y superficial que he leído nunca. Luego me enteré que un absoluto misógino al que prefiero no nombrar iba a dirigirla y me pregunté: '¿Por qué va a hacer esta gente una película sobre mi vida? Nada de lo que aparecía en el guion era verdad y el tipo que la iba a hacer no comprende, aprecia ni respeta a las mujeres… No hay nadie sobre el planeta que pueda escribir o dirigir una película sobre mí mejor que yo”.
El filme aún no tiene título ni fecha de estreno, pero se espera que se centre en el ascenso de la reina del pop desde que llegó a Nueva York en 1978 para ser bailarina y que culmine con la gira de Blonde Ambition de 1990, por lo que probablemente solo veremos en su piel a Julia Garner y a ninguna otra actriz.
Garner (El Bronx, Nueva York, 1994) lleva más de una década desarrollando una más que interesante carrera como actriz. Empezó a actuar con 14 años para superar su timidez y sus problemas en colegio, ya que tenía una discapacidad cognitiva que le dificultaba incluso la lectura
“Me metí en la actuación porque no tenía confianza, porque no me podía articular en la manera que yo quería”, dijo en una entrevista a The Gentlewoman. “A mi madre le preocupaba un poco por los problemas que tenía, pero yo quería realmente hacerlo”. Su progenitora también tuvo cierto éxito como actriz de comedia en Israel antes de emigrar a Estados Unidos, donde se dedicó a la psiquiatría.
Sin haber cumplido la mayoría de edad, a los 17, Garner consiguió su primer papel en Martha Marcy May Marlene (2011), la aclamada producción independiente protagonizada por Elizabeth Olsen. Luego ya protagonizó Electrick Children (2012) junto a Billy Zane y Rory Culkin, el hermano menor de Macaulay, antes de pasarse al terror en El último exorcismo 2 (2013) y Somos lo que somos (2013).
Desde sus comienzos, Garner ha mostrado siempre una fuerte personalidad en pantalla, lo que combinado con un físico inusual que recuerda al de las actrices con más carácter del Hollywood clásico, como Marlene Dietrich o Bette Davis, le ha permitido granjearse un currículum de lo más ecléctico. Llamó enseguida la atención de figuras como David Chase, quien escribió un pequeño papel pensado para ella en Not Fade Away (2012) o Robert Rodríguez, quien la reclutó para la secuela de Sin City, estrenada en 2014.
Su gran ascenso se produjo sin embargo cuando se empezaron a fijar en ella para producciones televisivas de prestigio, como Girls, Waco o The Americans. Y, sobre todo, cuando entró en el universo Netflix a través de The Get Down y Maniac para luego triunfar en Ozark e Inventing Anna.
En Ozark, la serie protagonizada por Jason Bateman y Laura Linney, interpretó durante cinco años, de 2017 a 2022, a Ruth Langmore, un papel por el que ganó dos Emmy a Mejor actriz secundaria de manera consecutiva.
“El personaje de Ruth me ha dado muchísimo, no solo como actriz, sino como persona. Me ha dado la confianza que nunca he tenido”, dijo a la revista Time.
El espaldarazo definitivo se lo ha dado el que ha sido posiblemente el fenómeno del año en la plataforma de streaming, Inventing Anna, la miniserie creada por Shonda Rhimes en la que encarna a Anna Sorokin, la embaucadora ruso-alemana que adoptó el seudónimo de Anna Delvey para infiltrarse en la élite neoyorquina y estafar a bancos, hoteles y amigos aprovechándose de su situación de falso privilegio. Meterse en su piel, adoptando completamente sus manierismos y su complicado acento, ha sido el mayor reto hasta ahora para Garner. Se esforzó tanto por comprenderla que, hasta cierto punto, llegó a empatizar con ella.
“La gente es muy compleja. No quiero defender la manera en la que Anna hizo las cosas, pero me siento cercana a ella porque la estuve interpretando durante casi dos años. Entiendo sus miedos”, dijo en una entrevista para Netflix. “Anna teme ser rechazada y tiene miedo al fracaso. Eso es algo con lo que todo el mundo se siente identificado".
Ahora a Julia, quien está casada con Mark Foster, el cantante del grupo Foster the People, le tocará volver a hacer una doble pirueta para meterse en la piel de la artista camaleónica por excelencia.
