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Judy Garland: su tr�gico final, en palabras de su �ltimo amante

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Judy Garland, en una imagen de 1955. CBS

Cuando la conoci� le quedaban d�lares en el bolsillo. Estrella consagrada en Hollywood, protagonista de 'El mago de Oz', inolvidable compa�era de reparto de Gene Kelly y Mickey Rooney, musa de Vincente Minnelli, y a�n as�, arruinada y con dificultad para sacudirse de encima una palpable sensaci�n de soledad. John Meyer, un pianista de 28 a�os, la conoci� en casa de un amigo com�n en Manhattan y se hizo cargo de ella. Los detalles los comparte en unas memorias, 'Heartbreaker' ('Rompecorazones'), que ayudan a entender a�n m�s el tr�gico desenlance de uno de los iconos del Hollywood dorado.

Meyer le toc� al piano una canci�n que hab�a compuesto y a la actriz de 46 a�os le hizo gracia. "Le gust� la canci�n y le gust� yo", comparte Meyer en una entrevista con la revista 'People'. Corr�a el a�o 1968 -un a�o antes de trasladarse a Londres para cantar en una serie de conciertos que precedieron a su muerte- y Garland no ten�a a donde ir. Sin dudarlo demasiado, se entreg� a su nuevo amigo.

Cuando se quedaron solos, "se se�al� a s� misma y despu�s a m� y me dijo: 'Estoy contigo'. As�, sin m�s", comparte. Se mudaron de inmediato al apartamento de los padres de �l, un alivio para una mujer en una situaci�n muy complicada, sin dinero, con una deuda monumental con el fisco. Del hotel St. Moritz de Nueva York en el que estaba viviendo la echaron por no poder pagar la cuenta.

Meyer tuvo incluso que acudir al rescate financiero de la actriz busc�ndole un trabajo. Solt� su nombre en un peque�o club de Manhattan que conoc�a y el due�o acept� pagarle 100 d�lares por noche, una miseria para una voz de su calado y que el a�o anterior, en un concierto al aire libre en Boston, hab�a logrado congregar a 100.000 personas.

"Me convert� en su m�nager, su agente, su amante, su compa��a y el hombro en el que se pod�a apoyar", dice Meyer. "Su realidad es que pas� a depender de la caridad de extra�os" y que estaba en la ruina m�s absoluta, perseguida por agentes de Hollywood por incumplimiento de contrato, los mismos que d�cadas atr�s explotaron su imagen y su talento sin compasi�n.

Su estilo t�xico de vida, aderezado por los divorcios -estuvo casada en cinco ocasiones-, los incidentes de acoso sexual y las dietas estrictas a las que la somet�an, provoc� que 30 a�os despu�s de 'El mago de Oz' estuviera al borde del abismo, aparentando muchos m�s que los 46 con los que se despidi�. De ese final da cuenta 'Judy', la pel�cula protagonizada por Ren�e Zellweger en la piel de Garland y cuyo papel est� sonando en las quinielas de los Oscar. La cinta de Rupert Goold se centra en los conciertos de Londres, con todas las entradas vendidas, que pretend�an ser una forma de resurgir para la actriz.

En realidad, fue el reflejo del final tr�gico que se avecinaba. Aquellas noches sobre el escenario del Talk of the Town resultaron un calvario para ella, incapaz de terminar algunas canciones y abucheada en ocasiones por el p�blico. Casi siempre cantaba borracha.

En el libro, Meyer cuenta que "no le gustaba comer delante de la gente" o que Garland describ�a a los monos de El mago de Oz como una panda de enanos cachondos a los que les gustaba pellizcarle el culo. Aseguraba adem�s que a Toto, su perrito en el filme, le ol�a muy mal el aliento. A Garland tambi�n le encantaba el sexo y jugar a hacer n�meros er�ticos en la cama. "Ella dec�a: 'Esta noche t� haces de profesor y yo de estudiante'. Era muy divertido. Eso era m�s importante para ella que el sexo en s�".

La �ltima vez que la vio fue en enero de 1969. Garland le dio un beso apasionado de despedida. Cinco meses despu�s, la actriz perder�a la vida por una sobredosis de barbit�ricos. "Ella pensaba que su vida era una fiesta", a�ade. No pensaba que su vida era dolorosa. Era divertida. Disfrutaba. Le encantaba el sexo. No le gustaba la comida. Adoraba cantar y le encantaba la atenci�n".

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