Atención: Lo que se escribirá a continuación figura en cualquier entrada de Wikipedia o similar y es parte de la historia de los Estados Unidos, pero si no quieren conocer el trágico derrotero de Fred Hampton antes de ver la película los invito a que dejen de leer en este preciso momento.


El 4 de diciembre de 1969 la policía de Chicago irrumpió en el departamento del líder de los Panteras Negras de Illinois y asesinó a Fred Hampton mientras dormía. Varios otros militantes murieron o resultaron gravemente heridos durante la feroz balacera. Deborah Johnson, la compañera de Hampton embarazada de ocho meses, se salvó de milagro. William “Bill” O'Neal, quien se desempeñaba como Jefe de Seguridad de los Panteras pero era además un informante del FBI, había sedado a la víctima y dado todos los detalles del lugar para el sangriento operativo.

Lo que Judas y el Mesías Negro describe es cómo se llegó a ese desenlace, cómo se cruzaron las vidas de Hampton (Daniel Kaluuya) y O'Neal (Lakeith Stanfield), la situación política en la Chicago de fines de los '60 y la obsesión del mandamás del FBI (un siniestro Edgar Hoover interpretado por Martin Sheen) y de su agente Roy Mitchell (Jesse Plemons) por desbaratar la creciente popularidad y poder de ese joven líder revolucionario (de ideología marxista) de apenas 21 años al que llamaban el Black Messiah.

Más allá de las referencias a (y analogías con) Judas y al Mesías, este film coescrito y dirigido con notable pulso por Shaka King apuesta al thriller, con intensas escenas de acción incluidas, pero sin descuidar la profundidad psicológica, el contexto histórico (hay incluso unos fragmentos documentales con un testimonio que O'Neal ofreció en 1987 para la docuserie Eyes on the Prize), la mirada sociopolítica muy a tono con estos tiempos del Black Lives Matter y hasta la historia de amor entre Hampton y Johnson (Dominique Fishback). Aunque con sus evidentes diferencias, King recorre un camino con varios puntos en común con El infiltrado del KkKlan (BlackKklansman), de Spike Lee.

La trama arranca en la Chicago de 1968. O'Neal es un ladrón de autos que usa una placa falsa del FBI como forma de amedrentar a sus víctimas. Una vez atrapado, se lo amenaza con una condena a muchos años de cárcel o... trabajar para la agencia como infiltrado dentro de los Panteras Negras. O'Neal hace tan bien su papel que al poco tiempo es chofer de Hampton y luego asume como Jefe de Seguridad, un cargo clave ya que la policía se la pasaba hostigándolos.

Brillante orador, formador de nuevos cuadros, organizador e inteligente estratega, Hampton intentó que otros grupos negros como los Stones, los Crowns y los Disciples se sumaran a los Panteras tanto en la lucha política como en el trabajo social dentro de la comunidad, pero finalmente la Rainbow Coalition quedó limitada a su partido y un par de grupos menores de afroamericanos y latinos. Tras cumplir una condena por un delito menor (inventado), Hampton extremó aún más su discurso y allí es donde Hoover entró en escena con todos los medios a su alcance.

Héroe y mártir, el carismático Hampton es mostrado en la película de manera humanizada y creíble. Lo mismo ocurre con un personaje mucho más contradictorio como O'Neil, un traidor que sin embargo por momentos parece muy a gusto y convencido con el discurso de los Panteras. Las actuaciones de Daniel Kaluuya (el protagonista de ¡Huye!) y Lakeith Stanfield son excelentes, al igual que los aportes de Plemons y Sheen como los villanos de turno, y el resto del elenco.

La película habla del pasado para (re)pensar el presente. La historia de Hampton es parte de una saga de magnicidios que incluyeron a Martin Luther King y Malcolm X, entre varios otros. Pero no estamos ante un film solemne y aleccionador, sino ante una muy lograda combinación de cine de género con drama histórico que reivindica la figura de Hampton pero no cae en la bajada de línea. Un relato concebido con las herramientas más nobles de la ficción para reconstruir una de las páginas más dolorosas de la historia de los Estados Unidos.


Otras críticas de películas que abordan temáticas, conflictos y/o épocas similares:

-MLK/FBI, documental de Sam Pollard

-Una noche en Miami, de Regina King

-Small Axe, antología de cinco películas del británico Steve McQueen



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