MODERADORA: Damos inicio a esta ceremonia con los honores plenos al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

(HONORES)

MODERADOR: Preside esta ceremonia para la toma de protesta de bandera de los soldados del Servicio Militar Nacional clase 2003, remisos y mujeres voluntarias, el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

MODERADORA: Lo acompañan:

El licenciado Miguel Barbosa Huerta, gobernador del estado de Puebla.

MODERADOR: Licenciado Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación.

MODERADORA: General Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional.

MODERADOR: Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina.

MODERADORA: Senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

MODERADOR: Diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

MODERADORA: Doctor Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

MODERADOR: Licenciada Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana.

MODERADORA: Doctor Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural.

MODERADOR: Maestro Roberto Salcedo Aquino, secretario de la Función Pública.

MODERADORA: Licenciada Alejandra Fraustro Guerrero, secretaria de Cultura.

MODERADOR: Maestra Luisa María Alcalde Luján, secretaria de Trabajo y Previsión Social.

MODERADORA: Maestra Tatiana Clouthier Carrillo, secretaria de Economía.

MODERADOR: Maestro Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo.

MODERADORA: Maestra María Luisa Albores González, secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales.

MODERADOR: Ciudadana Ariadna Montiel Reyes, secretaria del Bienestar.

MODERADORA: Diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco.

MODERADOR: Maestra Delfina Gómez Álvarez, secretaria de Educación Pública.

Y licenciado Jesús Ramírez Cuevas, coordinador general de Comunicación Social y vocero del gobierno de la República.

MODERADORA: También nos acompañan integrantes del gabinete ampliado del Gobierno de México.

MODERADOR: Integrantes de las cámaras de Diputados y de Senadores.

MODERADORA: Funcionarios de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina.

MODERADORA: Agregados militares navales y aéreos acreditados en nuestro país.

MODERADORA: Generales, almirantes, jefes, capitanes, oficiales, cadetes, tropa y marinería.

MODERADOR: Apreciables familias e invitados especiales.

MODERADORA: Escuelas dependientes de la Secretaría de Educación Pública.

MODERADOR: Representantes de medios de comunicación y quienes nos siguen por internet a través de las redes sociales.

Reciban todos la más cordial bienvenida.

MODERADORA: El licenciado Miguel Barbosa Huerta, gobernador del estado de Puebla, hará uso de la palabra.

MIGUEL BARBOSA HUERTA, GOBERNADOR DE PUEBLA: Saludo con mucho respeto al presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador.

Saludo a los tres poderes de la Unión del Estado mexicano, a integrantes del Gabinete Legal y Ampliado.

Saludo al Ejército Mexicano, a la Marina, a través del general secretario y del almirante secretario.

Saludo a todos quienes hoy testimonian esta gran conmemoración.

Hace 160 años se situó en Puebla el destino de nuestra nación, se situó en Puebla la opinión del mundo, toda la humanidad estaba pendiente de lo que iba a ocurrir en Puebla.

Puebla, una ciudad fundada para españoles y por españoles, por cédula real, muy pronto después de la Conquista.

Acá se había alojado una élite conservadora, religiosa, pero una población progresista, activa, de pensamiento crítico, que contrastaba con las élites del poder que aquí estaban instaladas.

Era natural, era el paso obligado entre Veracruz y la Ciudad de México. Fue el paso obligado para descanso de españoles entre la Villa Rica de la Veracruz, la gran Tenochtitlan y lo que se convirtió después en la hoy Ciudad de México.

Sí, Puebla, siempre un lugar de definiciones para la nación.

¿Por qué en Puebla es donde se elige hacerle frente al ejército español? ¿Por qué en Puebla? ¿Por qué no antes o por qué no después en la propia Ciudad de México?

Porque Puebla era el símbolo de control del país, ese era el significado de tomar Puebla. Y por eso acá se asentó, se acantonó el Ejército de Oriente. Y como jefe del Ejército de Oriente quien era la sazón, el secretario de la Defensa o de Guerra, como se denominaba entonces, Ignacio Zaragoza, él pidió su relevo para ser designado jefe del Ejército de Oriente.

Acá el 5 de mayo los mejores hijos de México todos fueron patriotas, todos fueron héroes, todos derrotaron al entonces considerado el mejor ejército del mundo. Y esos mejores hijos de México, según propias palabras de Zaragoza al iniciar la confrontación de 5 de mayo, fueron parte de batallones provenientes de todo el país o de muchos estados del país, no de todos.

Pero ha habido un esquema de debate del papel de los propios poblanos en la Batalla del 5 de Mayo. Acá, en las faldas de este Cerro de Guadalupe, porque es un cerro y dos fortines, el único cerro es el Cerro de Guadalupe y los fortines son los dos que lo rodean, así es que en las faldas de este cerro, en la ya Puebla, aquí se batieron, aquí se batió los voluntarios, tiradores y bomberos de Puebla, gente que se dieron de alta de manera voluntaria, que participaron en la guerra y que vencieron a zuavos.

Pero aquí al arranque también de la llegada y de los ataques de franceses, aquí estaba el llamado batallón de cazadores de la montaña conocido como los zacapoaxtlas; ellos, provenientes de tres municipios: Tetela de Ocampo, Xochiapulco y Cuautempan.

Pero también había otro batallón de poblanos, el 6º Batallón de guardias nacionales poblanas, encabezados estos por los tres Juanes, tres generales de la sierra nororiental que encabezaron estos movimientos y esta resistencia, y estos batallones_ Juan Francisco Lucas, Juan N. Méndez y Juan Crisóstomo Bonilla.

Esa es la participación de Puebla. Puebla siempre ha estado del lado de la patria, Puebla tiene que ver siempre con el destino de la patria. Si existe un pensamiento conservador que de manera legítima puede convivir con todos los pensamientos, debo decirle, presidente, que el pensamiento progresista y liberal es mayoritario en el estado de Puebla.

Y por eso le digo, Ignacio Zaragoza, del que también existe un debate sobre su participación, sus detractores, porque en todo tiempo, en todo tiempo, hasta en los momentos de crisis y de riesgo nacional existen detractores, que son los traidores, quisieron desprestigiar el papel de Ignacio Zaragoza, fallecido a los 33 años, muy joven, muy joven, muerto el 8 de septiembre de 1862, de tifo.

De él Francisco Zarco, al día siguiente, hizo la frase fúnebre que la escribió en el editorial del periódico Siglo XIX. Y de Zaragoza, Zarco se refiere como el hombre constructor de la democracia en México desde entonces, el soldado de la libertad, el soldado de la independencia, aquél que siempre dejó pasar los vaivenes oscuros de la política y del poder.

Él estuvo en la batalla desde la cúpula de la Iglesia de Los Remedios, allá por donde está el barrio de Xonaca, aquí en Puebla. Él en un caballo negro vestido con traje gris, bota fuerte, cachucha azul oscura diseñada con hilos de oro, recorría en un caballo negro toda la línea de combate dando instrucciones, haciéndose cargo de los movimientos y permitió, con el resultado de ese 5 de mayo, cuando, como se nos ha dicho hoy, en una explicación allá en la región militar, cuando se envía el mensaje a las 17:48 horas de ese 5 de mayo dirigido al presidente de los Estados Unidos, Benito Juárez ‘las armas mexicanas se han cubierto de gloria’.

Presidente:

Es un hecho importantísimo para los poblanos que esté usted presente acá, nos enaltece, nos sentimos animados. Estamos convencidos de su lucha. Es usted uno de los mejores hijos de México.

Esté convencido que en Puebla somos leales. En Puebla el histórico patriótico nos domina y nos invade. Siempre, siempre en toda época es tiempo de definiciones, siempre, nunca hay un tiempo vacío donde no haya definiciones y hoy en esta Cuarta Transformación tenemos claro cuál es el papel que debemos de jugar.

Estamos listos para seguir impulsando esta Cuarta Transformación en la que su destinatario tiene que ser el pueblo. Podría ser que las tres anteriores transformaciones hubo acomodos para que no siempre el pueblo fuera el beneficiario de esos momentos históricos, pero de este momento estelar los gobiernos que emanamos de este momento histórico tenemos que hacer que esta transformación tenga por destinatarios y beneficiarios al pueblo, a la gente y no a intereses extranjeros, no a las elites de siempre.

Que quede claro quiénes hemos sido leales a la patria con nuestro pensamiento, y quiénes se han puesto al servicio de los intereses que no son del pueblo, los que quieren que el poder sirva a las élites, que la patria siempre esté siendo exfoliada por poderosos, por élites que distan de ser el pueblo de México.

Honrado, presidente, con saludarlo, honrado con tenerlo en Puebla. Acá no le vamos a fallar.

Gracias a todos.

Buenos días.

MODERADOR: El presidente de la República realizará la toma de protesta de bandera al personal del Servicio Militar Nacional clase 2003, remisos y mujeres voluntarias.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Jóvenes del Servicio Militar Nacional clase 2023, remisos y mujeres voluntarias:

¿Protestan honrar y defender con lealtad y constancia esta bandera, que simboliza la independencia, el honor, las instituciones y la integridad del territorio nacional?

VOCES A CORO: ¡Sí, protesto!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Si no lo hicieran así, la nación se los demande.

MODERADOR: Escuchemos el mensaje que dirige el licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Autoridades civiles, militares; mexicanas, mexicanos, amigas, amigos:

Luego de la guerra de Reforma y del triunfo militar sobre los conservadores, los liberales necesitaban reorganizar la administración y enfrentar el déficit crónico de la hacienda pública. La tarea de reconstrucción nacional tenía como principal obstáculo la penuria económica del gobierno.

Después del conflicto de la guerra de Reforma, el cobro de impuestos estaba desorganizado, desarticulado; los gobiernos estatales manejaban las finanzas con absoluta autonomía, y la contribución que hacían al gobierno federal era limitada.

El ministro de Hacienda, Guillermo Prieto, intentó convencer a los gobernadores de la necesidad de colaborar con la administración central encabezada por el presidente Benito Juárez. En una circular les decía: ‘No debemos olvidar que nuestras obligaciones internacionales pueden convertir en una farsa nuestra independencia nacional’.

A pesar de los esfuerzos de Guillermo Prieto, las cosas no mejoraron y la situación económica del país iba de mal en peor. Las aduanas, que eran la principal fuente de ingresos, se encontraban prácticamente embargadas; la de Veracruz, considerada como la más importante, tenía comprometido el 85 por ciento de sus ingresos para el pago de la deuda externa.

En 1861, víspera de la batalla que hoy conmemoramos, el déficit del presupuesto público se calculaba en 400 mil pesos mensuales, una suma elevadísima para la época. La angustiosa situación económica del país obligó al presidente Juárez a tomar una decisión drástica con respecto a la deuda interna y externa de México: le envió al Congreso una iniciativa para suspender los pagos de ambas deudas durante dos años. Esta medida dio lugar a que los países acreedores europeos iniciaran los preparativos para una intervención militar.

Sobre este asunto es necesario aclarar que la moratoria de pago fue un pretexto esgrimido por las potencias del viejo continente para entrometerse en los asuntos internos de nuestro país, el verdadero móvil era el interés de Inglaterra, Francia y España por imponer su hegemonía en el continente americano, aprovechando el inicio de la guerra civil en Estados Unidos.

A ello contribuyeron algunos reaccionarios locales, pues desde tiempo atrás, según ellos, y como lo manifestara su principal ideólogo, Lucas Alamán, los problemas de México sólo podían resolverse bajo el gobierno de un monarca europeo.

Con esta idea, el conservador José María Gutiérrez de Estrada, que radicaba en Europa desde 1854, había establecido negociaciones con el emperador francés Napoleón III, el cual vio con entusiasmo la idea de contar con un monarca dócil en nuestro país que le sirviera de instrumento para extender su dominio sobre los pueblos de América Latina, y competir con Estados Unidos con el mismo propósito expansionista. Un biógrafo de Napoleón III llegó a sostener que el Plan de las Américas fue el pensamiento más profundo, el concepto más significativo y la empresa más notable de Segundo Imperio francés.

La otra prueba de que la moratoria fue únicamente el pretexto para la intervención es el hecho de que la deuda de México con Francia era la de menor cuantía; es decir, de los 18.5 millones de pesos del total de lo adeudado a ese país, a Francia, sólo le correspondían 2.5 millones, cifra 10 veces menor que el costo de la invasión, la cual fue originalmente justificada con el cobro de dicho adeudo.

En esta circunstancia, los gobiernos de Inglaterra y Francia rompieron relaciones con México. El 31 de octubre de 1861 los representantes de España, Francia e Inglaterra se reunión en Londres para celebrar acuerdos y decidieron enviar a las costas de México fuerzas combinadas de mar y tierra para ocupar las fortalezas y posiciones militares en nuestro país.

El presidente Juárez, consciente de la amenaza que se cernía sobre nuestra nación y buscando evitar que esta nación, nuestro México, fuera invadido, derogó el 23 de noviembre de 1891 el decreto de suspensión de pagos. Sin embargo, la aventura intervencionista estaba en marcha. En diciembre de 1861 y en enero de 1862 arribaron al puerto de Veracruz las embarcaciones de los tres países invasores.

Los esfuerzos de Juárez por evitar a toda costa la guerra dieron lugar a negociaciones en las que Manuel Doblado representó a México con extraordinaria habilidad. Inglaterra y España aceptaron los acuerdos propuestos por el gobierno juarista; los franceses, en cambio, presentaban demandas intransigentes, buscando eludir el arreglo pacífico.

Ante la divergencia de criterios, los países invasores tomaron la resolución de actuar de manera independiente, con lo que se rompió la alianza tripartita. Españoles e ingleses abandonaron las costas del golfo, mientras que las tropas francesas avanzaban hacia el interior del país. Con ellos llegó Juan Nepomuceno Almonte y pronto se unieron a las fuerzas intervencionistas otros conservadores, como Tomás Mejía, Leonardo Márquez y Félix Zuloaga.

El gobierno de Juárez convocó a los ciudadanos a la defensa de México. El primer objetivo militar de las tropas francesas fue la toma de Puebla. A finales de abril de 1862, antes de partir rumbo a esta ciudad de Puebla de Los Ángeles, el general conde de Lorencez, al mando de las tropas invasoras, envió desde Veracruz una carta al ministro de Guerra francés, en la cual sostenía con inocultable soberbia que era tal la superioridad racial de organización, de disciplina y moralidad de las tropas francesas sobre las mexicanas, que desde ya y a la cabeza de sus seis mil hombres se consideraba como el amo de México.

Mientras tanto, aquí en Puebla, el general Ignacio Zaragoza animaba a los mexicanos que se preparaban para defender a nuestro país de los invasores franceses. Les decía: ‘Tenemos ante nosotros al mejor ejército del mundo, pero vamos a triunfar porque ustedes son los mejores hijos de la patria. Y así fue.

Es celebre su telegrama informándole al ministro de Guerra que ‘las armas nacionales se han cubierto de gloria. El enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente a derecha e izquierda durante tres horas; fue rechazado tres veces en completa dispersión,

‘Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 a 700, entre muertos y heridos, 400 habremos tenido nosotros. Sírvase usted dar cuenta de este parte al ciudadano presidente’.

Tampoco olvidemos que hubo aquí, un año después, el también celebre Sitio de Puebla, que duró 62 días, hasta que la ciudad sucumbió, porque había para entonces 28 mil soldados franceses en nuestro territorio.

Toda esta resistencia no sólo fue heroica, gloriosa, sino también estratégica, porque permitió al presidente Juárez ganar tiempo, preparar la retirada hacia el norte para mantener en alto la dignidad de nuestra República, no sin antes dejar organizada la defensa en todo el país con grupos que empleaban eficaces tácticas guerrilleras y que se convertirían, durante todo el tiempo de la invasión, en una verdadera pesadilla para el famoso ejército de Napoleón III.

Un novelista francés George Delamare, reconocía que los partidarios de Juárez luchaban, lo cito textualmente, ‘a la manera de las avispas, que atacan, pican, echan a volar al primer movimiento de la víctima y vuelven una y otra vez’, y pronosticaba mala guerra para los franceses.

Hay mucha historia que contar sobre la Batalla de Puebla y los motivos que fueron determinantes para la restauración de la República y la consumación de la segunda Independencia de México.

Pienso que, además del heroísmo de los mexicanos, ayudó el hecho de que Maximiliano y Carlota no eran exactamente lo que imaginaron los conservadores mexicanos. El mismo escritor francés al que hice referencia cuenta que el clero mexicano estaba mucho más interesado por recobrar sus privilegios que en aplaudir el liberalismo.

Dice también que poco antes de darle la comunión a Maximiliano, el papa Pío IX le dijo: ‘Hijo mío, los derechos de los pueblos son cosa importante y hay que respetarlos, pero los derechos de la Iglesia son incomparablemente más venerables’.

Sin embargo, Maximiliano, contrario a lo que pensaban los conservadores, firmó un decreto confirmando la nacionalización de las propiedades del clero y autorizando la libre práctica de los cultos, lo cual enfureció aún más a los retrógradas.

Por si fuese poco, al liberalismo de Maximiliano se agregó, aunque parezca increíble, la actitud humanista de la emperatriz Carlota, quien también hizo promover un decreto para garantizar a los peones, a los indígenas, una justa jornada de trabajo, la abolición de los castigos corporales y el pago regular de los salarios.

Estos hechos causaron la pérdida del entusiasmo y el debilitamiento del partido conservador, el cual había saltado el poder por medio de Maximiliano para básicamente mantener los privilegios de las minorías del país y del clero.

Lo segundo que debe tomarse en cuenta es que el gobierno de Estados Unidos, aunque atravesaba por una guerra intestina, nunca aceptó la invasión de los franceses en nuestro país, ni reconoció al emperador Maximiliano. Hay pruebas suficientes de que el presidente Lincoln simpatizaba con el presidente Juárez, como el hecho de que el Benemérito vivió por más de dos años en el entonces llamado Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, y en el estado fronterizo de Chihuahua.

Además, el secretario de Estado de Estados Unidos advirtió a diplomáticos extranjeros que la instauración de una monarquía en México podría tener consecuencias molestas y acarrearía, tarde o temprano, serios conflictos entre las potencias que participasen en ello y los Estados Unidos.

El mismo presidente Juárez, en una carta dirigida a un periodista de Nueva York, fichada el 27 de enero de 1863, le agradecía que hubiera pedido al Congreso de Estados Unidos evitar la entrada de armas de Francia a México; inclusive, le expresaba la esperanza que tiene de que pronto Estados Unidos ‘tomará —cito textualmente— una parte activa contra la nación invasora, no sin reafirmar la convicción de que el gobierno mexicano está dispuesto a hacer una heroica resistencia, sin contar para ello más que con sus recursos propios’.

No obstante, es indudable que la salvación de México en este difícil trance debe atribuirse, más que a ninguna otra circunstancia, al ejemplar proceder del presidente Benito Juárez, quien, además de conducir el movimiento con eficacia política, supo mantener inalterables sus firmes principios de lealtad al pueblo y de amor a la patria.

Su voluntad era indomable. La convicción absoluta de que estaba sirviendo al país lo hacía inmune a todos los ataques. Ignoraba el desaliento. Decían sus adversarios que era general mediocre en el campo de batalla, mal jinete, mal tirador; sin embargo, le reconocían el genio de la adivinación: pensaba en todo, lo preveía todo. En su lucha por la libertad y la República, que duraba ya 30 años, jamás había cedido, renunciado, ni traicionado, ni pactado.

El gran novelista mexicano, Fernando del Paso, en su obra Noticias del imperio, imagina un diálogo en el cuál Juárez le dice a su secretario: ‘Yo lo único que sé montar bien es mula, señor secretario, pero después de todo las mulas saben andar mejor que los caballos, por caminos muy difíciles, sin desbarrancarse. ¿No es cierto? -Así es, don Benito’.

Y el presidente continuaba con su reflexión: ‘A veces, cuando pienso en todos esos libertadores de nuestra América: Bolívar, O'Higgins, San Martín o hasta el propio cura Morelos, me digo: Todos esos fueron próceres a caballo, pero sí tú pasas un día a la historia, Benito Pablo, vas a ser un prócer a mula.

‘Pero, como usted ha dicho —le dice el secretario— don Benito, las mulas llegan más lejos. Perdón, don Benito, yo no quise…

‘Usted no me replique. Así es, las mulas llegamos más lejos.’

Lo cierto, y con esto termino, es que Juárez, el mejor presidente de México, era perseverante, siempre mantuvo una inquebrantable fe en la causa que defendía: fue honesto, austero, sobrio; demostró con hechos ser un hombre de principios y, sobre todo, un patriota.

¡Que viva Juárez!

¡Que viva Ignacio Zaragoza!

¡Que viva Puebla!

¡Viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!

MODERADORA: El presidente de la República, en compañía de funcionarios del ámbito federal y estatal, depositarán una ofrenda floral en el monumento que la patria erigió al general Ignacio Zaragoza, comandante de las tropas del Ejército de Oriente.

(DEPÓSITO DE OFRENDA FLORAL)

MODERADOR: Se hace una respetuosa invitación al presidente de la República a trasladarse al desfile cívico militar.

La banda de música del Centro Escolar ‘José María Morelos y Pavón’ interpretará un popurrí mexicano.

(PIEZA MUSICAL)

MODERADORA: El general de brigada diplomado de Estado Mayor, Gerardo Mérida Sánchez, comandante de la 25 Zona Militar y de la columna de desfile, procederá a solicitar autorización al presidente de la República para iniciar el desfile cívico-militar.

GERARDO MÉRIDA SÁNCHEZ, COMANDANTE DE LA 25 ZONA MILITAR Y DE LA COLUMNA DE DESFILE: Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas:

Solicito autorización para iniciar el desfile cívico militar, conmemorativo al 160 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo de 1862.

(DESFILE)

MODERADOR: A continuación, el general de brigada diplomado de Estado Mayor, Gerardo Mérida Sánchez, comandante de la 25 Zona Militar y comandante de la columna de desfile, rendirá el parte de novedades.

GERARDO MÉRIDA SÁNCHEZ: Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas:

Le informo a usted que desfilaron ante la sociedad poblana:

Treinta y un banderas de guerra nacionales.

Nueve banderas de guerra extranjeras.

Cuatro mil 160 integrantes de las tres Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional.

Cincuenta y cuatro instituciones educativas.

Once mil 500 niños y adultos de las citadas escuelas.

Sesenta y nueve vehículos.

Nueve aeronaves.

Doscientos caballos.

Cien charros

Y 18 carros alegóricos.

Concluyendo el desfile sin novedad.

MODERADORA: Finaliza este evento con los honores al presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Se les invita a ponerse de pie para entonar nuestro Himno Nacional.

(HIMNO NACIONAL MEXICANO)

MODERADOR: Se agradece la presencia en este evento del presidente de los Estados Unidos Mexicanos, así como de los funcionarios e invitados que lo acompañaron.

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