En la pared de la habitación de Joy cuelgan fotos de grandes mujeres negras, desde Michelle Obama o Lupita Nyong’o hasta Beyoncé. De esta última destacan una frase: “El poder no se te da, tienes que cogerlo tú misma”. En esa estancia, una de las pocas de una destartalada casa en las afueras de Viena, viven también otras cinco mujeres (como mínimo) cuyo común denominador es la prostitución. Son inmigrantes pobres que son trasladadas desde África a Europa con la promesa del dinero y la presión de ayudar a sus familias desde la distancia. Pero la deuda nunca se salda, lo que envían nunca es suficiente y el trabajo es insoportable. Al final, están solas y las frases motivadoras de estrellas del pop que cuelgan de sus paredes nunca lograrán que puedan cambiar sus vidas.

‘Joy’, titulada así por su personaje protagonista, es una película implacable. En ella se muestra el tráfico habitual de mujeres para ser prostituidas en las grandes ciudades europeas (en este caso, la capital austríaca, pero podría ser cualquier otra) y a las que se esclaviza sin ningún tipo de represalia por parte de las autoridades, que parecen estar ajenos a las palizas, la presencia asidua de puteros o las gestiones millonarias de los proxenetas. A las que llegan desde Nigeria, según se muestra en la película, se las obliga a hacer un juramento conocido como ‘juju’ (una especie de vudú), que las atemoriza para no salirse del camino marcado por los esclavistas y enviar religiosamente dinero a unas familias poco preocupadas por su bienestar.

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En ese ambiente conocemos a Precious, una novata en las calles vienesas, donde Joy será su mentora. Pero lo que empieza con la historia de la joven pronto vira hacia la trágica existencia de la veterana: es madre de una niña pequeña a la que apenas puede ver, engañada por sus familiares para saquearle los bolsillos y, aunque dispuesta a denunciar las actividades delictivas que presencia cada día, es abocada a la realidad de un país que no le da garantías de supervivencia si se convierte en la primera testigo de la causa. Un callejón sin salida en el que cada una ha de buscarse sus propios milagros.

"¿Cómo puede ser que las que eran víctimas se conviertan en explotadoras?"

La cineasta Sudabeh Mortezai consigue retratar la situación con dureza, pero nunca cayendo en el morbo. La mayoría de la violencia hacia las mujeres está fuera de campo, de la vista del espectador. No asistimos a los encuentros con los diferentes clientes, sino a las citas con la ginecóloga y las largas y frías esperas nocturnas en los polígonos de la ciudad. Es más terrorífico todo lo que se sugiere y no se muestra que lo que podríamos ver de forma explícita. Y es que unas medias rotas en los muslos, unos gemidos desesperados en la distancia o unas lágrimas de auténtica rabia y dolor son suficientes para narrar con impacto sin caer en el retrato obsceno que, a fin de cuentas, vuelve a cosificar a aquellos personajes a los que se está tratando de defender.

‘Joy’, que ganó el premio a Mejor Película en la pasada edición del London Film Festival, tiene además un detalle sorprendente: los proxenetas no son hombres, sino mujeres. Conocidas como ‘madames’, es uno de los fenómenos que más sorprendió a la directora. "¿Cómo puede ser que las que eran víctimas se conviertan en explotadoras?", se preguntaba Mortezai en la rueda de prensa del certamen catalán. Y así es: la supervivencia tiene un precio cuando vives en un país donde la prostitución es literalmente el único trabajo que una inmigrante sin papeles puede desempeñar de forma legal (paradojas del sistema).

Así, es prácticamente imposible salir del bucle de la pobreza y la violencia, menos aún sin las garantías de un estado, de un continente entero, que aún hace la vista gorda a un problema gravísimo que películas como esta ayudan a visibilizar. Ahora, la pelota está en nuestro tejado. En realidad, siempre lo ha estado.

Dirección: Sudabeh Mortezai.
Reparto
: Joy Alphonsus, Mariam Precious Sanusi, Angela Ekeleme.
Nacionalidad: Austria Año: 2018 Fecha de estreno: - Género: Drama Color o en B/N: Color Guion: Sudabeh Mortezai.
Sinopsis: Joy y Precious son dos de las muchas mujeres africanas esclavizadas en suelo europeo, donde ejercen de prostitutas con la esperanza de saldar algún día una deuda que cada vez parece más grande.

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Headshot of Mireia Mullor
Mireia Mullor

Mireia es experta en cine y series en la revista FOTOGRAMAS, donde escribe sobre todo tipo de estrenos de películas y series de Netflix, HBO Max y más. Su ídolo es Agnès Varda y le apasiona el cine de autor, pero también está al día de todas las noticias de Marvel, Disney, Star Wars y otras franquicias, y tiene debilidad por el anime japonés; un perfil polifacético que también ha demostrado en cabeceras como ESQUIRE y ELLE.

En sus siete años en FOTOGRAMAS ha conseguido hacerse un hueco como redactora y especialista SEO en la web, y también colabora y forma parte del cuadro crítico de la edición impresa. Ha tenido la oportunidad de entrevistar a estrellas de la talla de Ryan Gosling, Jake Gyllenhaal, Zendaya y Kristen Stewart (aunque la que más ilusión le hizo sigue siendo Jane Campion), cubrir grandes eventos como los Oscars y asistir a festivales como los de San Sebastián, Londres, Sevilla y Venecia (en el que ha ejercido de jurado FIPRESCI). Además, ha participado en campañas de contenidos patrocinados con el equipo de Hearst Magazines España, y tiene cierta experiencia en departamentos de comunicación y como programadora a través del Kingston International Film Festival de Londres.

Mireia es graduada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y empezó su carrera como periodista cinematográfica en medios online como la revista Insertos y Cine Divergente, entre otros. En 2023 se publica su primer libro, 'Biblioteca Studio Ghibli: Nicky, la aprendiz de bruja' (Editorial Héroes de Papel), un ensayo en profundidad sobre la película de Hayao Miyazaki de 1989.