Rebelión de Andresote | Fundación Empresas Polar
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Rebelión de Andresote

Movimiento armado que estalla en 1731 contra la Compañía Guipuzcoana, liderado por Andrés López del Rosario, conocido como el zambo Andresote. La rebelión tuvo por escenario la región del Yaracuy, especialmente la zona donde desemboca el río de ese nombre y las costas de Puerto Cabello y Tucacas. En 1728, se creó la compañía, la cual en cierto modo subrogó el monopolio comercial -que era privativo de España- y el rígido control establecido dio por resultado la reacción de los criollos, quienes se veían privados de ciertos privilegios. Por otra parte, la compañía combatió severamente el contrabando que desde varias décadas atrás se llevaba a cabo con Curazao, intercambiando cacao y tabaco por productos manufacturados europeos. Andresote, en los valles del Yaracuy, era instrumento de los productores y cosecheros criollos para burlar la vigilancia de las autoridades y lograr la salida de los frutos al exterior. En septiembre de 1731, ya la gobernación de Venezuela estaba conmovida por la acción de Andresote, por lo que Pedro José de Olavarriaga, juez pesquisidor y director general de la compañía, inició averiguaciones y diligencias para capturarlo. El zambo se declaró en rebelión abierta contra las autoridades provinciales y contra la Compañía Guipuzcoana, a la cabeza de muchos indios, mestizos, mulatos y negros cimarrones, armados de picas y de flechería, así como armas de fuego y blancas. Comete graves insultos, robos y asesinatos, todo a fin de mantener el contrabando con los extranjeros, fundamentalmente los holandeses, en las costas. El gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela, Sebastián García de la Torre, desde Caracas, mueve la maquinaria guerrera y envía en primer lugar a Luis López de Altamirano a combatir a Andresote. Luego lo seguirán Luis Lovera, Juan Romualdo de Guevara y otros, sin lograr someterlo. Una expedición muy bien organizada, al mando de Juan Manzaneda, quien tenía como segundo a Juan Ángel de Larrea, persigue al zambo y sus hombres por las montañas de Guabinas, «país lóbrego, y para nosotros melancólico, montuoso, pendiente, suelo de piedras que cortaban los pies». Andresote los derrota y los obliga a retirarse. Ante ese hecho, el gobernador asume personalmente la dirección de las operaciones y se encamina hacia Yaracuy. El 11 de febrero de 1732 ya estaba en el lugar de los hechos. Andresote no le dio el frente, posiblemente por falta de elementos de guerra y la superioridad ofensiva de su perseguidor. Este trató de localizar al zambo en diversos puntos. Supo que ante la presencia de la expedición, había huido por el río Yaracuy, luego embarcó en el puerto de Chichiriviche en una nave holandesa, rumbo a Curazao, donde murió algún tiempo después. Una parte de sus seguidores lo acompañaron en su huida, pero otros se escondieron en las montañas vecinas. Como todavía había gente armada, fue enviado en su persecución Juan Fuentes. Nuevas acciones guerreras se suceden, sin alcanzar la completa pacificación, hasta que en agosto de 1732 el obispo de Caracas, José Félix Valverde, confió a los sacerdotes capuchinos Tomás de Pons y Salvador de Cádiz la misión de pacificar los ánimos. El gobernador García de la Torre ofreció un indulto a los rebeldes que entregasen sus armas al teniente de justicia de Nirgua y luego siguiesen a Caracas a los 2 capuchinos. La predicación tuvo éxito. Entre noviembre y diciembre de 1732, se entregaron más de 160 rebeldes, con bastantes mujeres y niños. Al llegar a Turmero, circuló el rumor de que en Caracas no se les mantendría la promesa del indulto. Fray Tomás de Pons decidió marchar hacia el Orinoco y la mayoría lo acompañó hasta Parmana en febrero de 1733. Una vez allí, una parte de los rebeldes huyó. El resto, entre quienes había hombres libres y esclavos, se quedó con el padre Pons, quien, en abril de ese mismo año, se trasladó a Caracas para pedir a las autoridades que los dejasen tranquilos. Así se hizo. Este movimiento de Andresote no puede considerarse como de tipo independentista, pero sirvió, como otros tantos ocurridos en Venezuela, para establecer vínculos de solidaridad entre sus habitantes y demostrar que era posible enfrentarse a las autoridades enviadas de España. Andresote no tuvo ideales concretos. Fue un hombre rudo y combativo, dedicado al contrabando, pero el haber puesto en guerra una región venezolana le dio fama. 

Temas relacionados: Compañía Guipuzcoana; Movimientos precursores de la Independencia; Rebelión de El Tocuyo; Rebelión de San Felipe.

Autor: Carlos Felice Cardot
Bibliografía directa: Felice Cardot, Carlos. La rebelión de Andresote: valles del Yaracuy, 1730-1733. 2a ed. Bogotá: Editorial ABC, 1957.
Hemerografía: Carrocera, Cayetano de. «La rebelión de Andresote y los misioneros capuchinos». En: Venezuela Misionera. Caracas, núm. 170, 1953.
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