Josep Lluís Núñez: El constructor que desafió a la burguesía procedente del sector textil | Noticias de Cataluña | EL PAÍS
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El constructor que desafió a la burguesía procedente del sector textil

Núñez utilizó su éxito empresarial para hacerse con la presidencia del FC Barcelona

José Luis Núñez, en 2011.
José Luis Núñez, en 2011.tejederas

El constructor Josep Lluís Núñez Clemente (Baracaldo, 1931) ha fallecido este lunes a la edad de 87 años en Barcelona y tras semanas ingresado en un hospital, según  han confirmado fuentes del Fútbol Club Barcelona. Cofundador de la constructora y promotora Núñez y Navarro, se convirtió en el presidente más longevo de la historia del Barça.

Núñez residía en la capital catalana desde 1938, donde recaló siguiendo los pasos de su padre, un agente de aduanas destinado previamente a Portbou (Girona). Fue uno de esos empresarios hechos a sí mismos –aseguraba que su primera peseta la ganó intercambiando cromos con personas que tenían más recursos que él–, ajeno a los cenáculos de la burguesía catalana en los que intentó, sin éxito, ingresar. Ser presidente y copropietario de la principal constructora y promotora inmobiliaria de Barcelona no le permitió abrir las puertas de un restringido grupo de grandes apellidos surgidos de la industria tradicional catalana, sobre todo el textil, que controlaban la denominada sociedad civil catalana.

Trabajador desde adolescente, se convirtió en agente de seguros a los 21 años. Pero el salto en su carrera lo dio de la mano de su suegro, Francisco Navarro, con quien constituyó Navarro y Núñez, a la que cambió el orden de los apellidos una vez que tomó su control. Aquella compañía creció con facilidad en la época del desarrollismo barcelonés y se convirtió en popular por su predilección por las promociones de pisos con balcón en los chaflanes de Barcelona. Por cada promoción o por cada nuevo aparcamiento se creaba una nueva sociedad, lo que acabó convirtiendo el grupo familiar en un enjambre societario con hasta cien sociedades. Hoy su patrimonio está valorado por encima de los 1.000 millones de euros y los Núñez cuentan con otras empresas patrimoniales donde acumulan riqueza.

Como el final de la carrera del constructor, el auge de Núñez i Navarro no estuvo exento de polémicas. El empresario no tuvo problemas en echar abajo el Palau Trinxet, palacete protegido diseñado por Josep Puig Cadafalch, para construir uno de sus bloques de pisos. Y hubiera hecho lo mismo con la Casa Golferichs de Barcelona si no hubiera sido por la gran oposición vecinal con la que topó. Más recientemente se enfrentó agriamente en los juzgados con el Ayuntamiento de Sant Cugat para levantar una urbanización a los pies del parque natural de Collserola.

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Una sentencia puso final a la carrera de éxito como constructor de Núñez, lo que le obligó a entrar en prisión cuando tenía 81 años por haber cometido los delitos de cohecho y falsedad documental en el denominado caso Hacienda. Salió de ese macroproceso que se prolongó durante más de una década como culpable por haber comprado a inspectores de Hacienda para que alteraran sus actas de inspección a cambio de sumas millonarias y la venta de pisos a precios muy ventajosos. La implicación del responsable del Fisco en Cataluña de la época, Josep Maria Huguet, provocó el fin de la carrera de Josep Borrell como candidato a la presidencia del Gobierno español, con quien tenía relación Huguet.

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Núñez intentó por todos los medios legales evitar su ingreso en prisión, pero sus esfuerzos fueron en vano. La Audiencia consideró que la pena llegaba en un momento en el que la acumulación de casos de corrupción hacía que la sociedad demandara “ejemplaridad” ante una opinión pública que pensaba que los corruptos actuaban con “impunidad”.

Incapaz de ser aceptado por las grandes familias catalanas y empresario con escasas cotas de popularidad, en los años setenta el empresario aprovechó su éxito empresarial para asaltar la presidencia del Futbol Club Barcelona. Batió el récord de permanencia en la presidencia, donde estuvo 22 años, desde 1978 hasta 2000. Abandonó el cargo por decisión propia durante una de las épocas más convulsas de cuantas ha vivido el club y cuando todavía le quedaban dos temporadas más. “Hemos hecho el mejor equipo del mundo y eso, sin duda. Y el que diga lo contrario es que no quiere al Barça”.

Fue aupado al cargo con la aquiescencia de dos jugadores, Johan Cruyff y Carles Rexach. Fue un presidente muy populista que ganó tres elecciones, en 1978 frente a Ferran Ariño y Casaus, en abril de 1989 frente a Sixte Cambra y en julio de 1997 frente a Ángel Fernández, y que renovó sus mandatos en tres ocasiones de manera automática porque no se presentó ningún otro candidato. Además, superó una moción de censura en marzo de 1998.

Núñez se esforzó en librar al club de sus complejos, fiel a uno de sus primeros lemas electoral: ‘Per un Barça triomfant’ (Por un Barça triunfante). Al mismo tiempo se obsesionó por dotar al club de la robustez económica, aunque a menudo la basó en una austeridad en la que se resguardó para argumentar algunas de sus decisiones más controvertidas. Los primeros éxitos fueron escasos pero apoteósicos, caso de la Recopa de Basilea en 1979 o de su primera Liga, la de Terry Venables en 1985.

Su primer fichaje estelar fue el Diego Armando Maradona, en 1982, por 1.200 millones. La trayectoria del astro argentino en Barcelona quedó marcada por la desgracia: una hepatitis, una gravísima lesión, una serie de enfrentamientos con Udo Lattek que desembocaron en la sustitución del entrenador por César Luis Menotti, y una reyerta multitudinaria en la final de Copa contra el Athletic por la que Maradona fue sancionado con tres meses. En 1984, el Nápoles hizo una gran oferta a Maradona y Núñez lo dejó marchar.

El 28 de abril de 1988, se produjo el Motín del Hesperia, otro episodio rocambolesco. El Barça, eliminado ya en la Copa de la UEFA, se encontraba a 23 puntos del Madrid, que visitaba el Camp Nou aquella semana. Con Luis Aragonés de entrenador, el Barça acababa de ganar la final de Copa. Todo ello, mientras estallaba un problema contractual y Hacienda reclamaba a los jugadores un 53% del total de sus ingresos. La mayoría de integrantes de la plantilla azulgrana convocaron a la prensa en el Hotel Hesperia para leer un comunicado en el que Núñez salía muy malparado.

El presidente contraatacó con el fichaje de Johan Cruyff como entrenador y una renovación a fondo de la plantilla. Una Copa y una Recopa salvaron a Cruyff de la rápida destitución por la que clamaron muchos socios. Núñez lo defendió en la Asamblea. Y con Cruyff al frente se gestó por fin el Dream Team, el que ganó cuatro Ligas seguidas entre 1990 y 1994 y la primera Copa de Europa, la de 1992, en Wembley, tras superar al Sampdoria en la prórroga. Los resultados reforzaron el carisma de Cruyff y Núñez evidenció que su gestión no era valorada. La ruptura entre el entrenador y el presidente fue traumática.

Núñez fichó a Robson, que solo estuvo una temporada al frente del equipo a pesar de que ganó la Recopa, la Copa y la Supercopa. Se encomendó entonces a Louis van Gaal. Con el holandés en el banquillo, y tras conquistar dos Ligas, se agudizó el tremendo descontento de la mayor parte de la afición. El ambiente se hizo irrespirable en el Camp Nou durante la tercera temporada de Van Gaal.

El Barcelona, durante los 22 años de mandato de Núñez, sumó 140 títulos oficiales contando con los obtenidos también por las secciones profesionales, las de baloncesto, balonmano y hockey sobre patines. Durante la época de Núñez se fundó La Masia, se remodeló y amplió el Camp Nou y se construyó el Mini Estadi, además de renovar el Palau Blaugrana. Con él, también se multiplicó el número de socios, de 77.000 a más de 106.000.

“Si nuestro público nos viene con pancartas ya preparadas y sábanas para ir contra nuestro propio equipo... Pero eso no es sino la culminación de una guerra que ya hace 22 años que dura. No vale la pena. Yo sé lo que he tenido que hacer para administrar el Barcelona sin el apoyo de la Generalitat y con una oposición constante, capaz de presentar una moción de censura tras unas elecciones. Es imposible conseguir más de lo que he hecho”, sentenció Núñez en una de sus últimas intervenciones antes de dejar la presidencia y legar el nuñismo como herencia.

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