El color y estridencia de Jorge Campos se hacen hueco en París | EL PAÍS México
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El color y estridencia de Jorge Campos se hacen hueco en París

Un uniforme del guardameta mexicano es parte de una exposición sobre el deporte en el Museo de Artes Decorativas en la capital francesa

Jorge Campos
El exportero Jorge Campos, tras su homenaje en París (Francia).RS

Jorge Campos (Acapulco, 56 años) es un tipo a contracorriente de principio a fin. Portero de profesión, delantero por gusto, humorista involuntario y diseñador de moda ocasional. El guardameta mexicano, famoso en la década de los noventa, ha dado el paso hacia el arte. La noche de este martes, Campos cedió uno de sus uniformes con tonos chillantes que utilizó con la selección mexicana al Museo de Artes Decorativas de París.

El uniforme de Campos es parte de la exhibición Moda y deporte, de un podio a otro, que se inaugurará al público a partir de este miércoles 20 de septiembre hasta abril de 2024 a semanas del inicio de los Juegos Olímpicos. Se han usado 450 prendas y objetos deportivos de todo el mundo para mostrar cómo la ropa deportiva se ha integrado en el uso diario. El Brody o Inmortal, como apodan al exfutbolista, compitió en una justa olímpica en 1996 en Atlanta, EE UU. También lo hizo en tres Mundiales (1994 y 1998, donde fue titular, y 2002, en el que figuró como suplente). Jorge Campos tiene en su palmarés una medalla crucial, quizá de las más importantes en su país, la cual es por ganar la Copa Confederaciones en 1999 frente al Brasil de Ronaldinho y Dida. Brillaba frente al resto por su capacidad acrobática para atajar y por sacarle provecho a su salto para compensar su 1,7 metros de estatura. Su secreto era que, cuando lo creía conveniente, podía ser un centrodelantero.

Campos empezó a diseñar sus propios uniformes de guardameta como jugador de los Pumas de la UNAM y con la selección mexicana. Su intención era mostrar los colores del atardecer en las playas de Acapulco, mostrar un poco de la cromática de su infancia, las olas del mar, el surf y, claro, la alegría por el juego. El mexicano imaginaba los diseños y uno de sus amigos los hacía. Sus camisetas tenían colores fluorescentes, con figuras geométricas y un largo cuello tipo polo. Logró que diversas marcas deportivas, como Nike o Umbro, se arriesgaran a su cometido. Tras el retiro, se pusieron a la venta rediseños para las generaciones que no alcanzaron a verlo jugar, pero que sí lo escuchan en las narraciones deportivas en el canal TV Azteca. Sus playeras inundan los estadios en los Mundiales de Fútbol como en Brasil 2014, Rusia 2018 o Qatar 2022.

Otro emblema de Jorge Campos es que está peleado con los zapatos o zapatillas. Él solo usa sandalias. Esas chanclas negras han sido usadas para hablar con Diego Armando Maradona, Pelé y para asistir a distintos eventos de la FIFA. Esta vez también se las puso para recorrer Museo de Artes Decorativas de París, a un costado del Louvre, tomarse un par de selfies y firmar unas cuantas camisetas. Campos aún no se cansa de ser el futbolista disruptivo.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. También se encarga de informar de historias deportivas de México. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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