El triste final de John Cazale, el secundario de lujo que enamoró a Meryl Streep

El triste final de John Cazale, el secundario de lujo que enamoró a Meryl Streep

40 años de su muerte

El actor que dio vida al inolvidable Fredo Corleone de la saga ‘El Padrino’ falleció a los 42 años a causa de un cáncer

Vertical

John Cazale y Meryl Streep en 1978

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Los amantes del Séptimo Arte y, especialmente los del cine de la década de los setenta, reconocerán a John Cazale como uno de los secundarios de lujo que llenó la gran pantalla con solo cinco películas en una corta filmografía que va de 1972 a 1978, las míticas El Padrino, El padrino II, La conversación, Tarde de perros y El cazador.

Todas ellas, además, fueron nominadas en la categoría de mejor filme en los premios Oscar, un récord hasta ahora no igualado por ningún otro intérprete. Sin embargo, nunca fue reconocido por la Academia de Hollywood y solo obtuvo una nominación al Globo de Oro como secundario por Tarde de perros. En el thriller de Sidney Lumet se metía en la piel de Sal, un atracador de poca monta que lo confirmaría como un auténtico robaescenas.

John Cazale y Al Pacino en 'Tarde de perros' (1975)

John Cazale y Al Pacino en 'Tarde de perros' (1975)

Warner Bros

Nacido el 12 de agosto de 1935 en Boston, Cazale era hijo de una ama de casa de ascendencia irlandesa y un vendedor de carbón de origen italiano que sintió pronto la llamada del teatro. Estudió actuación en el Oberlin College y en el Boston College, donde coincidió con la actriz Olympia Dukakis. Para ganarse la vida, compaginaba sus actuaciones en obras del off Broadway con su trabajo como mensajero para la compañía petrolera Standard Oil. También se empleó como taxista y fotógrafo. En esa época conoció a Al Pacino, otro aspirante a actor, con el que compartió una entrañable amistad dentro y fuera de la profesión.

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John Cazale , en el medio, en un fotograma de 'El padrino' (1972)

Photoshot / ©GTRESONLINE

La primera de las tres películas en las que trabajaron juntos fue El Padrino, de Francis Ford Coppola. El reputado director fue a ver a John al teatro y no dudó en ofrecerle el papel de Fredo Corleone, considerado el más débil y el más tonto de los hijos de Don Vito, mientras que Al se reservaba el rol de Michael, el hijo pequeño que acaba convertido en jefe del clan mafioso. Coppola creyó ver en John, que tenía 37 años, a alguien a quien siempre habían pasado por encima y le dio la oportunidad de su vida. Cazale llenó a su Fredo de emoción, ternura y complejidad en una interpretación meticulosa que resultó todo un reto para el actor y que fue admirada por la crítica y sus compañeros. Su nombre le colocó de inmediato en la agenda de los directores más prestigiosos.

Consciente de su magnetismo como secundario, pese a que no era precisamente un hombre atractivo, (era desgarbado, con una amplia frente y una incipiente calva) a Cazale le gustaba disfrutar de los rodajes y se tomaba el tiempo con tranquilidad, saboreando y preparando a conciencia sus personajes. Le iba la juerga. Solía beber, fumar mucho y trasnochar. “Ibas a cenar con él y tú terminabas, te lavabas los dientes y te ibas a la cama antes de que él acabara el primer plato. Luego sacaba el puro. Lo encendía, lo miraba, lo probaba y por fin se lo fumaba”, recordaba Pacino en el documental Descubriendo a John Cazale (2009).

Mientras sus colegas Al Pacino y Robert de Niro estaban en boca del público y llenaban las páginas de las revistas, Cazale compensaba su falta de atractivo físico con un talento y una vulnerabilidad desbordante, capaz de transmitir miedo, vergüenza, cobardía o dolor sin prácticamente inmutarse, según le describió el periodista Michael Schulman. “Aprendí más de interpretación de él que de cualquier otra persona. Todo lo que quería hacer era trabajar con John el resto de mi vida”, dijo Pacino en 2003 en Entertainment Weekly.

Cazale vivía la vida a tope y tenía fama de mujeriego hasta que un día conoció a una joven actriz que le robó el corazón de inmediato: Meryl Streep. Coincidieron en la obra teatral Medida por medida en 1976 y desde entonces se volvieron inseparables. Ella tenía 27 y él 41. “¿Sabes? He conocido a la mejor actriz de la historia. Trabajo con ella”, le dijo John a su amigo Pacino. Está claro que no se equivocaba.

Eran uña y carne y su amor por un tipo de cine comprometido y de calidad les unió irremediablemente aún más. Se fueron a vivir juntos al apartamento que John tenía en Manhattan, pero su historia de amor no estaba predestinada a culminar en un final feliz. Antes de empezar el rodaje de la cinta bélica El cazador, en la que ambos aparecían juntamente con Robert de Niro y Christoher Walken, Cazale empezó a escupir sangre. El médico le diagnosticó cáncer de pulmón y una esperanza de vida de tres meses. La vida se le escurría de las manos, pero el actor se mantuvo firme, trabajando hasta el final.

Meryl siempre estuvo ahí, a su lado, cuidándole con mimo mientras la enfermedad le iba devorando por dentro sin tregua. Los productores de El cazador, de Michael Cimino, no querían pagarle el sueldo porque no pensaban que fuera a sobrevivir al rodaje. Streep fue a hablar con De Niro y él medió con los aseguradores de la cinta, ofreciéndose a pagar los gastos de los contratiempos que pudiese originar la muerte de Cazale. Por su parte, Streep se ofreció a trabajar en la serie de televisión Holocausto para poder pagar las facturas médicas. También convencieron al director de que rodasen primero todas las escenas en las que intervenía el frágil intérprete.

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John Cazale y Meryl Streep en 'El cazador' (1978)

EMI Films

Pero si hay algo que cabe destacar por encima de todo en esta historia es que Meryl Streep nunca dejó de apoyar y animar a su gran amor. “No he visto casi nadie tan devoto a alguien que está muriendo”, aseguraba Al Pacino. “Verla en ese acto de amor por ese hombre fue inconsolable. Lo más sorprendente era ver que Meryl estuvo con él, a su lado, durante toda la enfermedad. Cuando vi a esa chica allí con él pensé que eso es lo importante para mí. Por muy buena que sea en su trabajo, es lo que veo cuando pienso en ella. Ese momento, eso es lo que recuerdo”, añadió.

El actor que encerraba en sus ojos “una profunda tristeza”, tal y como señaló el realizador Sidney Lumet, se despidió de este mundo a los 42 años. Como un profesional hasta el final de sus días, dejó completadas todas sus escenas antes de que hubiera finalizado el rodaje de la película.

Sin embargo, esta no fue la última vez que le vimos en la gran pantalla. Coppola le rindió un homenaje póstumo en la tercera parte de El Padrino, estrenada en 1990, en la que Fredo Corleone continúa presente aprovechando algunos planos rodados en las anteriores entregas de la saga. De alguna forma es como si Cazale no hubiera muerto jamás.

Justo cuando se cumplen cuarenta años de su fallecimiento, ese hombre de apariencia frágil y triste sigue en los corazones de todos aquellos que le amaron y le admiraron. Meryl Streep superó el dolor de la muerte de su pareja cuando conoció al escultor Don Gummer, con el que lleva casada desde septiembre de 1978.

Pese a haber formado una familia con cuatro hijos y protagonizar uno de los matrimonios más sólidos de Hollywood, la veterana reina del cine nunca ha ocultado públicamente que Cazale fue su primer gran amor. “Era distinto. No he conocido a nadie como él. Destacaba su singularidad, su humanidad y la curiosidad que le despertaba a la gente. Era compasivo”.

Meryl Streep nunca dejó de apoyar y animar a su gran amor durante todo el tiempo que estuvo enfermo

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