Seguramente Jodie Foster (Los Ángeles, 1962) no leerá nada de lo que publiques en este artículo. «Realmente, no me importan las opiniones de los demás», expresa la actriz, directora y productora, que tiene más de 100 créditos en Hollywood a su nombre y cero presencia en las redes sociales. «¿Por qué vas a tener en cuenta lo que piense un tipo en pijama sobre lo que deberías hacer con tu vida?».
Si hay un tema reseñable en su etapa actual, es este: después de más de 50 años en el candelero, vive como si nadie la viera. Quedamos en The Spaniard, cerca de su casa en el West Village de Nueva York. Llega con el pelo todavía húmedo de la ducha, y me habla amablemente de su vida familiar con su esposa, Alexandra Hedison, y sus dos hijos y sobre su liga de fútbol de fantasía sólo para mujeres. Cuando terminamos, corre a dar una propina extra a los camareros y me acompaña al metro.
Esta sensación de soltura es nueva para una estrella que admite que disponía de un «mecanismo de control» que se construyó «a una edad muy temprana». Obtuvo su primera nominación al Oscar a los 14 años por Taxi Driver y fue nombrada mejor actriz en dos ocasiones a los 30. Sus premios son tantos que tienen su propia página en Wikipedia.
Foster cumplió 60 el año pasado, una cifra que le satisface tras una década difícil en la que criaba adolescentes y dirigía, pero apenas se la veía actuar. «Todavía me pedían que estrenara en 3.000 pantallas, y no quería sentir esa presión», explica. «Además los papeles estaban confundidos. La gente se muestra desorientada a la hora de escribir acerca de mujeres de 50 años, igual que las mujeres de 50 lo están. Es duro seguir aferrándote y compitiendo con tu yo del pasado». Había hecho mucho, pero ¿era suficiente? «Pasé por una época en la que me decía: “Vaya, tenía tantas metas en cuanto a escribir y dirigir, y no las he cumplido”. No podía dejar de sentirme como una fracasada, como si no hubiera estado a la altura de las elevadas expectativas que tenía sobre mí misma. Entonces algo cambió. Y ahora siento que tengo menos objetivos en el cine que nunca, y jamás he sido tan feliz».
Ya no se preocupa por los resultados («¿Qué más me da si una película no gana dinero? No es mi problema») o la envergadura de su papel. Ganó el Globo de Oro a la mejor actriz secundaria en 2021 por The Mauritanian (lo aceptó desde su sofá, vestida con un pijama de Prada); el pasado año atrajo la atención de los Oscar por otro personaje secundario como entrenadora de natación en Nyad; y este año aparece como la amargada detective de Alaska Liz Danvers en la cuarta temporada de la serie True Detective, de HBO. A cierta edad, reflexiona, «es el momento de otra persona. Es mejor que te dediques más a las cosas que te gustan y menos a las que odias, y dejes de castigarte por algo que no puedes controlar: que te has hecho mayor y existe un cambio relevante. Hay algo increíble en actuar a mis 60 años y apoyar a otros. Siento que lo disfruto más que cualquier otra cosa que haya realizado».
¿Qué supuso experimentar la fama desde tan joven?
Me encuentro a mí misma dando golpecitos en el hombro a la gente y disculpándome por cómo era cuando tenía 20 años, diciendo: «No puedo creer que estuviera tan absorta en mí misma y fuera tan inconsciente de mis privilegios». Era una amiga terrible, porque siempre estaba ocupada. Si no dispones de ese tiempo para ser una chica normal, te quedas atrofiada en diversos aspectos. Logré mucho, pero como persona estaba muy atrasada. Es una lección difícil de aprender, porque tienes que mirarte al espejo y confesarte: «He fallado a mucha gente y no he sido quien podría haber sido».
¿Cómo se adapta alguien introvertido a Hollywood?
No soy una persona de focos sobre mi cabeza ni de bailar sobre la mesa. Me gusta leer. Nunca debí ser actriz. Así que para mí siempre supone asomarme a un abismo. Tuve que aprender a invertirlo un poco para mantenerme a flote en mi profesión.
¿Un consejo para las actrices más jóvenes?
Me veo acercándome a chicas que interpretaron a mis hijas, o que podrían serlo, y regañándolas: «Esperad un momento, seguís haciendo tonterías en las giras de publicidad. ¿Qué os pasa?». No sé cómo sobreviven sin una madre cerca, yo la tuve y me decía cosas como «estás sobreexpuesta», «deja de torturarte» o «debes confiar en tu talento. Puedes irte dos años y tener una vida, cuando vuelvas habrá trabajo para ti. Sí, puede que no sea en alguna franquicia, pero ¿qué más te da? Esta es tu vida».
Y ¿algo que te encante de tu vida en el cine?
Estar en la sala de montaje como directora y volver a esos escenarios en los que crecí. Atravesar la puerta, tener un pase de aparcamiento, entrar en la sala de montaje cada día con tu mochila, echarte una siesta en el sofá... Creo que ese es el momento Hollywood para mí.
Fotos: ELLE USA. Peluquería: ADIR ABERGEL (A-FRAME). Maquillaje: PATI DUBROFF PARA CHANEL. Manicura: ASHLIE JOHNSON (THE WALL GROUP). Producción: LOLA PRODUCTION. Jodie Foster utiliza ‘Revitalizante Body Wash’ de Dove.
