Tras dos a�os sin haber rodado una pel�cula, Joan Crawford acept� el gui�n de Alma en suplicio (1945), una mezcla entre cine negro y melodrama con el que consigui� liberarse definitivamente de la MGM para recalar en la Warner Bros. Un papel que, a priori, hab�a sido rechazado por su legendaria enemiga, Bette Davis.
El director Michael Curtiz, que alcanz� la inmortalidad tras haber dirigido Casablanca (1942), fue el encargado de mostrar los sentimientos m�s perversos y amorosos de una de las pocas grandes estrellas que sobrevivi� a la transici�n del cine sonoro. Por su papel como Mildred Pierce obtuvo su primera nominaci�n al Oscar a la mejor actriz, pero no debi� estar demasiado convencida del resultado cuando unos d�as antes de la ceremonia fingi� que estaba enferma.
�El motivo? Estaba segur�sima de que Ingrid Bergman, protagonista de Casablanca, ganar�a la estatuilla dorada por su papel en Las campanas de Santa Mar�a.
Su sorpresa fue may�scula cuando vio por televisi�n que hab�a ganado. Inmediatamente escenific� su glorioso momento. Se maquill�, se pein�, eligi� un elegante camis�n blanco y cit� a los fot�grafos en su dormitorio. �La gran diva consigui� que le entregaran el Oscar en su cama! Las malas lenguas aseguraron que la actriz hab�a orquestado ese plan porque no quer�a que se viera su cara de derrota. Salvando las distancias, otras actrices que a la postre recibieron tambi�n el galard�n en su casa, aunque en esta ocasi�n honor�fico, fueron Mary Pickford -ex suegra de la Crawford, que se llevaban como el perro y el gato- y Myrna Loy, que se encontraba bastante delicada de salud en su apartamento neoyorquino.
Aquella memorable escena de la cama volvi� a recrearse en la pel�cula Querid�sima mam� (1981) protagonizada por Faye Dunaway y basada en el libro hom�nimo de Christina Crawford, la primera hija adoptada de la leyenda del cine cl�sico. En sus p�ginas se desvel� la verdadera cara que se escond�a tras la m�scara de una de las mujeres m�s enigm�ticas y glamurosas de la historia del cine.
Uno de los sue�os m�s importantes para la Crawford fue el de convertirse en madre, pero siete abortos naturales impidieron que lo fuera de forma natural. Por tal motivo, decidi� adoptar cuatro criaturas, Christina (1939), Christopher (1943) y las gemelas Cindy y Cathy (1947). Toda la familia aparec�a retratada felizmente en las revistas para fans en la mansi�n que la estrella pose�a en el barrio de Brentwood pero, una vez que se apagaban los flashes, la relaci�n se convert�a en el relato perfecto de una pel�cula de terror.
Posiblemente, la Crawford fuera bipolar a tenor de lo que escribi� Christina un a�o despu�s de la muerte de su madre a causa de un infarto. Un d�a pod�a estar comprando exclusivos vestidos de fiesta y al siguiente golpeando a su hija de una forma tan violenta que el cepillo se hac�a a�icos. La otrora estrella ejerc�a a la perfecci�n el papel de una arp�a tir�nica que abusaba f�sica y psicol�gicamente, sobre todo, de sus dos hijos mayores.
La actriz entraba en c�lera cada vez que su hija colgaba sus vestidos en perchas de alambre ya que las detestaba; a veces sol�a arrastrarla de la cama en medio de la noche para golpearla con latas de detergente porque hab�a dejado manchas en el suelo del ba�o; cuando su madre vio que hab�a da�ado el papel de la pared de su habitaci�n se desquit� rajando el vestido amarillo de Christina a quien oblig� a pon�rselo durante una semana e incluso intent� estrangularla porque no soportaba su forma de ser. A su �nico hijo, Christopher, le lleg� a atar en la cama por las noches para que no pudiera ir al ba�o o a la cocina a beber agua. Poco pod�an hacer esos reto�os ya que las leyes para proteger a los menores no empezaron a ser efectivas en Estados Unidos hacia bien entrados los a�os 60.
Los periodistas no pod�an publicar nada sobre el comportamiento enfermizo de Joan Crawford porque en aquella �poca era demasiado poderosa y el personal de servicio que trabajaba en la casa optaba por ver, o�r y callar si no quer�an ser despedidos. Para ellos era muy duro ver c�mo la actriz obligaba de forma brutal a que sus hijos lamieran los platos porque Christina hab�a sufrido desnutrici�n cuando era una cr�a. La obsesi�n tambi�n fue uno de los rasgos caracter�sticos de la diva. Guardaba todos los dientes que se le hab�an ca�do a Christina y cada vez que le cortaban el pelo conservaba los mechones en diferentes tarros.
En la industria tuvo enemigos muy importantes. Pero, sin duda, su gran adversaria fue Bette Davis, junto a la que protagoniz� �Qu� fue de baby Jane? (1962), cuyos col�ricos enfrentamientos inspiraron la primera temporada de la serie Feud (2017), creada por Ryan Murphy. A�n contin�a coleando la c�lebre frase que Davis dijo sobre su colega: "Se ha acostado con todos los actores de la Metro a excepci�n de la perra Lassie".
No tuvo suerte en el amor. Tres de sus cuatro matrimonios terminaron en divorcio, pero con el �ltimo, Alfred Steele, presidente de Pepsi Cola, la estabilidad sentimental se trunc� con el fallecimiento inesperado del empresario en 1959. La actriz sac� una buena tajada, ya que ten�a acciones en la empresa y obtuvo un puesto en la junta directiva de la empresa que la mantuvo alejada de la industria del cine durante un tiempo.
Despu�s de ser uno de los principales productos fabricados por Hollywood para obtener suculentos beneficios durante la Golden Age gracias a Gran Hotel (1932), Mujeres (1939), Bajo sospecha (1943) o Johnny Guitar (1954), la carrera de Joan Crawford inici� un declive que solo supo sobrellevar con el alcohol. La adicci�n no hizo sino agudizar m�s el car�cter agresivo de esta mujer que incluso lleg� a usurpar el papel de su hija Christina en la serie La tormenta secreta (1968) durante varios cap�tulos.
Al a�o siguiente, un joven Steven Spielberg consigui� a sus 23 a�os contratar a la inconmensurable estrella para protagonizar una de las historias del telefilme de terror y ciencia ficci�n Night Gallery. D�cadas despu�s, el multimillonario realizador confesar�a que trabajar con Joan fue tan f�cil como placentero.
Tras asistir a una fiesta con su �ntima amiga, la actriz Rosalind Russell, numerosos fot�grafos quisieron inmortalizar el evento. Al d�a siguiente, Crawford vio una imagen tan demacrada de s� misma que se jur� que si su aspecto era tal y como aparec�a en las fotos, lo mejor era retirarse del mundanal ruido. Aquello ocurri� en 1974 y, desde entonces, estuvo casi recluida en su apartamento neoyorquino. Una decisi�n que sus �ntimos achacaron a la influencia que ejerc�a sobre ella la iglesia de la Cienciolog�a, a la que se uni� unos a�os antes.
Maquiav�lica hasta el fin de sus d�as, el 10 de mayo de 1977 mor�a en su domicilio neoyorquino dejando un patrimonio cercano a los dos millones de euros. El d�a de la lectura de su testamento no depar� grandes sorpresas: sus dos hijos mayores hab�an sido desheredados, las gemelas obtuvieron unos 70.000 euros y el resto fue a parar a diferentes asociaciones ben�ficas.
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