• Jill Ellis es la única entrenadora en ganar la Copa Mundial femenina dos veces

• La ex entrenadora de Estados Unidos, ahora presidente de San Diego Wave, lideró el Grupo de Estudio Técnico de FIFA en Australia & New Zealand 2023

• Ellis hablar de los premios individuales del torneo y analiza a su ex equipo

Jill Ellis es, desde cualquier punto de vista, la entrenadora más exitosa en la historia del fútbol femenino. Al ganar la Copa Mundial Femenina de la FIFA™ más de una vez y no perder nunca un partido en la fase final mundial, está sola en ese podio de grandeza.

Cuando la entrenadora de 57 años renunció al frente de Estados Unidos tras el segundo de esos triunfos consecutivos, lo hizo después de haber ganado 106 y perdido sólo siete de sus 132 partidos a cargo. Es un récord cargado de títulos que habla elocuentemente por sí solo y la convirtió en la candidata perfecta para liderar el Grupo de Estudio Técnico de la FIFA en Australia y Nueva Zelanda 2023.

Ellis encabezó un grupo de 12 expertos encargados de realizar análisis, identificar tendencias y, en última instancia, seleccionar a los destinatarios de los distintos premios individuales. La exseleccionadora de Estados Unidos reflexionó sobre ese papel en una amplia entrevista con la FIFA en la que abordó la suerte y el futuro de su ex equipo.

Jill Ellis: Sin duda fue una vibra diferente y debo decir que realmente disfruté viendo el crecimiento del juego desde una perspectiva más externa. También fue muy divertido ir y ver más partidos de los que jamás hubiera podido ver si todavía estuviera entrenando, y simplemente sumergirme y apreciar realmente lo competitiva que fue esta Copa Mundial. Dicho esto, creo que estoy más estresada como aficionada y observadora que nunca en el banquillo porque tienes que observar cómo se desarrolla todo sin tener ninguna influencia. Pero lo disfruté mucho y fue fantástico escuchar las opiniones de mis colegas del grupo. Siempre estoy abierta a aprender y aprender cosas, por lo que poder compartir y hablar sobre el juego con otros expertos fue realmente genial.

Lo extrañé. Lo extrañas porque, especialmente cuando entrenas a nivel internacional, vives para los grandes eventos mundiales. Los amistosos son fantásticos, pero en última instancia se trata de Mundiales. ¿Y tuve la sensación de extrañar experimentarlo desde ese papel? Sí, seguro, porque es estimulante. Te vuelves casi adicta a ese tipo de sensación de entrar, haber preparado a tu equipo y ver si todo sale bien. Hay algo estimulante y embriagador en ese momento de ir a la batalla, por así decirlo.

Mucho es así porque, una vez más, cuando estás en esto [como entrenadora], en realidad sólo estás mirando a tus próximos oponentes y no mucho más allá de eso. Ya dije antes que tuve la suerte de estar en Marruecos hace un par de años y pude visitar su centro de capacitación y ver el crecimiento y la inversión que se estaban produciendo allí. Ver el impacto que ellos y otros equipos tuvieron fue realmente reconfortante, particularmente después de todas las dudas que se habían expresado sobre cuán competitiva sería esta Copa del Mundo.

Lo que sí diría, sin embargo, es que los equipos que han tenido éxito deben seguir invirtiendo. Para aquellas naciones a las que les fue muy bien, ahora se trata de lo que sus federaciones están dispuestas a hacer para llevarlo al siguiente nivel. La preocupación es que algunos estarán muy satisfechos con lo que sus equipos han logrado y tal vez piensen que han hecho lo suficiente. Y a menudo existe esta tendencia a construir para un evento mundial y luego cerrar o limitar la programación. Lo que queremos es que estas federaciones observen lo que se ha hecho e imaginen lo que podría ser posible con aún más inversión.

Lo es, porque la gente habla del desarrollo del fútbol femenino (y así es), pero estas Copas Mundiales siempre han sido muy difíciles de ganar. Si nos remontamos a cualquiera de los Mundiales en los que participé, tal vez con la excepción de la final de 2015, los partidos eliminatorios siempre fueron muy reñidos. La mayoría se resolvieron por un margen de un gol. Esta vez estábamos pensando: 'Está bien, ¿podrá Estados Unidos lograr el tercer título?' Y realmente creo que teníamos el talento para hacerlo. El hecho de que no lo hiciéramos y la forma en que sucedió todo nos hizo entender que hay una buena razón por la cual ganar Copas Mundiales consecutivas no sucede con frecuencia. También me hizo apreciar aún más el trabajo que las jugadoras y el personal tuvieron que hacer para que esto sucediera.

Oh sí. Llevo tanto tiempo involucrada en el programa estadounidense que no puedo fingir que uso un sombrero neutral cuando juegan. Fue difícil de ver, no sólo ver a las jugadoras con las que había trabajado [sufriendo] sino también a las más jóvenes. Tenemos grandes talentos emergentes como Sophia Smith, Trinity Rodman y Naomi Girma, y ​​para ellas no tener la experiencia de llegar al menos a semifinales fue difícil. Porque lo que también sé sobre la Copa del Mundo es que crea superestrellas globales, ¿verdad? Estas jugadoras ya son superestrellas en nuestro mercado nacional, pero si hubieran disfrutado de una carrera más profunda en el torneo, el resto del mundo habría visto sus capacidades. Y para mí, Smith, Rodman y Girma son tres de los mejores jugadores del mundo.

Entonces, sí, lo sentí por las jugadoras estadounidenses y también me hizo sentir aún más feliz de haber ganado esos títulos. Pienso en 2015 y en alguien como Abby Wambach, una jugadora increíble, y la única pieza que faltaba en su currículum era ganar una Copa del Mundo. Y aunque lo sentí por las jugadoras mayores del equipo estadounidense [en esta Copa Mundial], estaba agradecida de que se hayan ido después de haber al menos experimentado ganar una Copa Mundial porque sus carreras lo merecían. Fue una lástima verlas salir porque era un equipo con mucho talento y las expectativas eran altas, con razón, sobre dónde podrían terminar.

Con seguridad. Hay un complejo juvenil cerca de nuestro centro de entrenamiento aquí [en San Diego] y voy allí de vez en cuando para ver los torneos juveniles y digo: '¡Wow! ¡Estas niñas son realmente buenas!’ El talento todavía está ahí. Creo que lo que realmente tenemos que asegurarnos, como país, de hacerlo bien es en el grupo de edad de 15 a 18 años, y observar de cerca lo que estamos haciendo por esas jugadoras. Pero no creo que nadie deba descartar a Estados Unidos, y todavía espero que este equipo sea importante en el escenario mundial.

Creo que es una contratación crítica. Y para mí, esta reciente edición de la Copa del Mundo ha demostrado una vez más la importancia de contar con un entrenador que tenga experiencia internacional. Es simplemente diferente al fútbol de clubes, y creo que ese será un componente importante a la hora de elegir a quién seleccionen porque gestionar un torneo de siete partidos plantea desafíos diferentes a los de entrenar a un equipo semana tras semana. Creo que el juego también ha evolucionado hasta tal punto que un entrenador de alto nivel necesita tener ideas modernas, pensamientos modernos en términos de cómo lidiar con la variedad de cualidades que tienen los oponentes hoy en día. Espero que lo hagamos bien porque no hay duda de que [un entrenador] influye en los resultados. Atrás quedaron los días en los que podías simplemente sacarlo a relucir, presentarte y esperar que te vaya bien. También es interesante, y esto me lo dijeron los chicos del TSG, que ningún equipo ha ganado un Mundial con un entrenador que no sea de ese país en particular. Lo encuentro fascinante porque plantea lo importante que es, al menos en el fútbol internacional, comprender el ADN del país y cómo influye en su forma de jugar. No es como un club donde puedes ir y comprar jugadores que se adapten a tu estilo de juego, y me pregunto si eso entrará en el pensamiento [de US Soccer].

Obviamente tenemos a Sarina [Wiegman, seleccionadora holandesa de Inglaterra] como ejemplo de entrenadora extranjera que ha disfrutado de un gran éxito. Pero creo que esa capacidad de aprovechar las fortalezas de la cultura nacional y de equipo sigue siendo fundamental para el éxito en el fútbol internacional.

Me encantó. Fue un gran honor ser parte de ese proceso. Siempre habrá diferentes puntos de vista y fue en gran medida un proceso colectivo. Pero realmente disfruté ese elemento de observar de cerca a las jugadoras y lo influyentes que habían sido durante todo el torneo. Una parte desafiante es que había tantas buenas jugadoras que fueron eliminadas al principio de la competencia que, si hubieran llegado más lejos, definitivamente habrían estado en la pelea. En última instancia, hay que equilibrar el rendimiento individual y el rendimiento del equipo.

Absolutamente. Ya en la segunda mitad, todavía había conversaciones y diálogos sobre quién era la jugadora que más lo merecía. Y hubo algunas grandes candidatas. Pero [Aitana] Bonmatí [ganadora del Balón de Oro adidas], para mí, simplemente movió los hilos de esa selección española. Es una jugadora muy moderna y fue un privilegio formar parte del grupo que la honró.

Claro. Marcó algunos goles importantes y, al observar su desarrollo a lo largo del torneo, pasó de salir desde el banquillo en la mayoría de los partidos a ser titular en una final de la Copa del Mundo. Para una jugadora joven, abrirse camino para comenzar un juego como ese y ser muy influyente, fue extremadamente impresionante. Le dio a España una apariencia ligeramente diferente y, como los equipos no podían pararse tan alto y debían respetar su ritmo y la amenaza que ofrecía detrás, afectó la forma en que se preparaban. Ella era muy merecedora de ese premio.

Creo que Inglaterra era el equipo que esperaba llegar a la final. También diría que esperaba que Alemania llegara mucho más lejos, y estoy seguro de que ellos mismos lo habrían esperado. Con España, no estabas seguro (dados los problemas de disponibilidad de algunas de sus jugadoras) de cómo iban a unirse. Siempre supimos que había mucha calidad allí, pero ¿los tenía previstos para pasar a la final? Probablemente no inicialmente. Y cuando Japón les ganó de manera tan convincente en la fase de grupos, probablemente tuve aún más dudas. Pero creo que parte de cualquier viaje en una Copa Mundial es la capacidad de crecer a lo largo del torneo, y claramente lo hicieron. Fueron, con diferencia, el mejor equipo en la final y terminaron siendo muy merecidos ganadores.