Biografia de Jean-Louis Barrault

Jean-Louis Barrault

(Le V�sinet, 1910 - Par�s, 1994) Director y actor teatral franc�s. Con una energ�a vital y una pasi�n por el teatro poco comunes, Jean-Louis Barrault, que se consider� disc�pulo de Artaud y de su "teatro de la crueldad", intent� llevar a la escena un teatro total, abierto al lenguaje del cuerpo y a todas las posibilidades de expresi�n, as� como a todos los tipos de escritura teatral. Famoso a nivel internacional por su trabajo de mimo, su reputaci�n como director y actor descans� en extraordinarias puestas en escenas que van de Shakespeare a los cl�sicos franceses, pasando por la comedia contempor�nea y los trabajos experimentales de vanguardia.


Jean-Louis Barrault

Jean-Louis Barrault estudi� arte y asisti� a la �cole du Louvre, de Par�s, hasta 1931. Ese a�o se matricul� en la escuela de teatro Th��tre de l'Atelier, de Charles Dullin, donde permaneci� hasta 1935. Despu�s se dedic� con particular empe�o al estudio de las t�cnicas de pantomima junto con �tienne Decroux. Su primer espect�culo, Autour d'une m�re, basado en una obra de Faulkner, era esencialmente gestual, y mereci� la admiraci�n de Artaud.

Su puesta en escena de Numance (1937) le hizo conocer a Paul Claudel, autor muy importante en su carrera posterior. Entre 1940 y 1946 estuvo integrado en la Com�die Fran�aise, primero como pensionnaire, y luego como soci�taire, debutando como Rodrigo en Le Cid. Mont� all� obras como Le Soulier de satin (El zapato de raso) de Claudel, y Ph�dre, de Racine. Paralelamente, Barrault particip� en cl�sicos del cine como la pel�cula de Carn� Les enfants du paradis (Los ni�os del para�so, 1944) en la cual apareci� como Jean-Gaspard Debureau, un mimo del siglo XIX.

En 1946 �l y su esposa, la actriz Madeleine Renaud, abandonaron la Com�die y formaron la compa��a Renaud-Barrault en el Th��tre Marigny de Par�s, donde permanecieron diez a�os. Fue famosa su interpretaci�n de Hamlet en la traducci�n de Andr� Gide. Fue nombrado director del Od�on-Th��tre de France en 1959 y del Th��tre des Nations en 1965, ambos patrocinados por el gobierno franc�s.

Durante todo este periodo, Barrault constituy� un verdadero repertorio sobre los criterios de la estabilidad de la compa��a, las reposiciones y la alternancia. Sus espect�culos m�s notables fueron Hamlet, Les Fausses Confidences (1946), Le Proc�s (1948), L'Orestie (1955) y obras de Claudel como Partage de midi, L'�change, Christophe Colomb, Le Soulier de satin y T�te d'or (1959).

Mont� asimismo obras de vanguardia como Le Personnage combattant, de Vauthier (1956) y Rhinoc�ros (1960), de Ionesco, e invit� a otros directores. Roger Blin mont� Oh les beaux jours, de Samuel Beckett (1963) y Les paravents, de Jean Genet (1966), que provoc� mucha controversia; Maurice B�jart dirigi� un experimento de teatro total, La Tentation de saint Antoine (1967). Entre 1966 y 1968 se hizo cargo tambi�n del Th��tre des Nations, y llev� all� a Jerzy Grotowski, el Living Theatre, Peter Brook, y el Teatro Campesino.

Tras una disputa sobre su apoyo a los estudiantes que hab�an ocupado el teatro en mayo de 1968, Barrault dimiti� como director del Th��tre des Nations, y junto con su mujer, retom� la compa��a Renaud-Barrault. En 1968 mont� Rabelais y Jarry en el �lys�e-Montmartre (antigua sala de boxeo), y pas� por el Orsay antes de llevar, en 1981, un teatro móvil que se había hecho construir al Th��tre du Rond Point (hoy Th��tre Renaud-Barrault). En este �ltimo periodo de su creaci�n art�stica mont� espect�culos a partir de una dramaturgia de textos no teatrales, como Ainsi parlait Zarathoustra (1974), Les Nuits de Paris (1976), Zadig (1979), y L'Amour de l'amour (a partir de textos de Apuleyo, La Fontaine y Moli�re, 1981). Despu�s de tres giras importantes, la compa��a Renaud-Barrault adquiri� fama internacional.

Aunque Barrault sea famoso a nivel internacional por su trabajo de mimo, su reputaci�n como director y como actor abarca campos m�s amplios. Para �l, el teatro es un acto de amor; de amor al texto, que le hace entregarse a su personaje y a su p�blico. No entiende un teatro que divida, sino que busca la comuni�n con el espectador. Por eso los textos que seleccionaba para montar hablaban sobre la pasi�n y la vida en todas sus formas, especialmente a trav�s del lenguaje del cuerpo, que �l magnific� a lo largo de toda su carrera.

La importancia que daba al actor, "atleta afectivo" seg�n la definici�n de su maestro Antonin Artaud, no le impidi� utilizar medios esc�nicos tradicionales y contempor�neos (m�scaras y danzas, luces, sonido, cine), renovando las im�genes teatrales. Su deseo de un teatro total explica el repertorio ecl�ctico al que se dedic�, y que abarc� todos los g�neros y toda la historia del teatro, de la tragedia griega al teatro de boulevard, pasando por Shakespeare y el teatro del absurdo.

En este rasgo radica su inter�s por llevar a la escena obras completas (François Rabelais, Alfred Jarry o Restif de La Bretonne). Su contacto m�s fruct�fero fue con Claudel, cuya obra dio a conocer de manera esencial, y no tuvo inconveniente en abrir las puertas de su compa��a a otros directores en creaciones m�s arriesgadas. Dirigi� asimismo producciones para la Opera Metropolitana de Nueva York, y sus compa��as hicieron giras por Estados Unidos. Entre sus libros destacan Reflexiones sobre el teatro (1959) y El teatro de Jean-Louis Barrault (1961), que expresan su devoci�n total por el teatro.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].