De cómo James Corden, el presentador afable que cantaba con los famosos, pasó a convertirse en el cliente “tirano” y “cretino” | Gente | EL PAÍS
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De cómo James Corden, el presentador afable que cantaba con los famosos, pasó a convertirse en el cliente “tirano” y “cretino”

El veto en un restaurante de Nueva York al conductor de ‘The Late Late Show’ y el posible plagio a una broma de Ricky Gervais restan popularidad a uno de los británicos más queridos, hasta ahora, de la televisión estadounidense

James Corden asistía el miércoles al estreno de la serie 'Mammals' en West Hollywood, California.
James Corden asistía el miércoles al estreno de la serie 'Mammals' en West Hollywood, California.CAROLINE BREHMAN (EFE)

Poco podía imaginar James Kimberly Corden (Londres, 44 años) que una simple tortilla sin claras se convertiría en un menú indigesto para la que hasta ahora ha sido una fructífera carrera profesional. El último capítulo del culebrón —que bien podría titularse tortillagate— lo han vuelto a protagonizar de manera conjunta el presentador de The Late Late Show y el dueño del famoso restaurante neoyorquino Balthazar, Keith McNally, que el 17 de octubre vetó de su establecimiento al británico por haber tenido, según su versión, un comportamiento inaceptable con sus empleados.

El martes, McNally volvía a atacar al presentador tras haber retirado días antes el veto en su restaurante y aceptado las disculpas del también actor. Todo después de haber leído la entrevista que James Corden concedía el 28 de octubre al diario The Times —en plena promoción por Mammals (2022), una serie que se estrenará el día 11 en Prime Video—, en la que negaba haber tenido un mal gesto con los empleados del restaurante. “Es tan extraño. Nunca le grité a nadie, no insulté a nadie, ni maldije ni usé lenguaje despectivo... ¿Cómo todo esto se ha convertido en algo? ¿Y eso está bien? Ahora ya es un hecho. Cuando esa persona que publicó la historia ni siquiera estaba allí”, aseguraba el presentador, que una semana después del incidente asumía su error y prometía disculparse en persona.

“Su confesión me parece artificiosa y falsa. Dirá cualquier cosa para salvar su pellejo. Mi opinión no significa nada, pero me doy por vencido con James Corden. Para siempre. Fin de la historia”, escribía McNally el martes en su cuenta de Instagram. Con sus palabras, el dueño del reputado restaurante parece querer zanjar la polémica. Sin embargo, y tras el mes de cruce de acusaciones —en el que llegó a decir del británico que era “el cliente más tirano” que tuvo en 25 años y lo calificó de “cretino”—, este podría no ser el final. De hecho, las versiones contradictorias que ha dado Corden bien podrían convertirse en el inicio de la caída en desgracia de uno de los presentadores más queridos, hasta ahora, de la televisión estadounidense.

Y es que, inevitablemente, la salida de tono que tuvo con los empleados de Balthazar y su posterior polémica han puesto la lupa sobre el comportamiento del británico. La última polémica del creador de Carpool Karaoke ha sido el posible plagio de una broma del actor y humorista Ricky Gervais, a lo que le ha restado importancia. En el monólogo inicial de The Late Late Show del lunes, el presentador habló de la compra y la llegada de Elon Musk a Twitter y utilizó una broma similar a una que había empleado Gervais en su programa especial Humanity en 2018, como apuntaban algunos tuiteros. “Sin darme cuenta, conté un chiste brillante de Ricky Gervais en el programa de anoche, obviamente sin saber que venía de él. Es brillante, porque es una broma de Ricky Gervais. Puedes ver todos los excelentes especiales de Ricky en Netflix”, se justificó Corden en un mensaje firmado por él desde el Twitter oficial de su programa.

Además, el destape del incidente en el Balthazar ha animado a otros usuarios de las redes sociales a abrir la caja de Pandora y a contar antiguas situaciones incómodas e inapropiadas en las que supuestamente se ha visto envuelto Corden. “Si eres maleducado con un camarero, estoy segura de que lo eres con muchos más”, reflexionaba en un vídeo en su canal de TikTok Becky Habersberger, esposa de uno de los miembros del grupo de comediantes estadounidense Try Guys, que asegura que presenció cómo el actor gritaba a un ayudante de camarero de un popular restaurante italiano en Los Feliz, un barrio de Los Ángeles (California).

Un enfrentamiento que no ha sido el único que se ha destapado recientemente a través de las redes sociales. Otro joven a través de su cuenta de Twitter hablaba de cómo Corden se había mostrado impasible por el llanto de uno de sus hijos, colocándose tapones y antifaz para poder dormir durante un vuelo entre Nueva York y Londres, mientras su mujer, Julia Carey —con la que tiene tres vástagos—, lo consolaba, además de encargarse del equipaje.

La imagen que estos testimonios dibujan sobre la personalidad del presentador británico dista mucho de ese retrato de cercanía y afabilidad que Corden ha querido mostrar y mantener, hasta ahora, en sus apariciones públicas, sus actuaciones y su programa de televisión. “Quería entretener al público, actuar, cantar, bailar; todo lo necesario que haga que la gente me mire y sonría”, escribía él mismo en su autobiografía May I Have Your Attention Please? (¿Pueden prestarme atención, por favor?, de 2011), en la que confesaba que desde muy pequeño tuvo claro que lo suyo eran la actuación y el espectáculo.

Fue en 2007, y gracias a la serie Gavin and Stacey (creada por él mismo), cuando saltó a la fama en el Reino Unido. Sin embargo, no se lanzaría al estrellato a nivel mundial hasta 2015 con su programa Carpool Karaoke y una fórmula sencilla: un coche, varias cámaras enganchadas en su interior y un famoso que canta y hace gorgoritos, con los coros del presentador en el asiento de copiloto, mientras cuenta su vida. Así, y desde hace siete años, Corden ha cantado con Mariah Carey, su primera invitada; Adele —uno de los programas más vistos en YouTube, con más de 257 millones de visualizaciones, gracias entre otras a su versión de Wannabe de las Spice Girls—; Britney Spears, Jennifer Lopez, leyendas como Steve Wonder o el ex beatle Paul McCartney, e invitadas excepcionales como Michelle Obama.

Britney Spears y James Corden en el 'Carpool Karaoke' emitido por CBS en agosto de 2016.
Britney Spears y James Corden en el 'Carpool Karaoke' emitido por CBS en agosto de 2016. CBS Photo Archive (CBS via Getty Images)

El éxito de este formato en YouTube, copiado por muchos otros posteriormente, haría que lo incluyera como sección dentro de su programa The Late Late Show, de la cadena estadounidense CBS. Un espacio que James Corden ha decidido abandonar en 2023 después de ocho años al frente para dedicarse a otros proyectos, según anunció en abril. Una decisión, como aseguró él mismo, que ha sido una de las más difíciles de tomar. “Nunca vi [el programa] como mi destino final. Dentro de un año será un buen momento para pasar página y ver qué más podría haber por ahí”, explicó a la televisión pública BBC tras el anuncio.

Las similitudes en el auge y la caída de la carrera del británico y de la presentadora estadounidense Ellen DeGeneres han provocado que recientemente se los haya comparado y a él se lo haya apodado male Ellen, es decir, su versión masculina. Pero a diferencia de DeGeneres, Corden no se despide de su programa forzado por los escándalos recientes, sino por una decisión anterior; mientras a ella las denuncias de acoso laboral la llevaron a dejar el programa que lideraba tras dos décadas de éxito.

Sin embargo, y como apuntaba la columnista Arwa Mahdawi en un artículo de opinión publicado el 22 de octubre en el diario The Guardian, hay una diferencia fundamental entre los dos que tiene más que ver con el patriarcado que con la gravedad de los hechos. “Corden puede ser el Ellen masculino, pero, a diferencia de su caso, no estoy segura de que las acusaciones de que sea un pieza vayan a hacer mella en su carrera. A las mujeres, después de todo, se las somete sistemáticamente a estándares éticos más altos que a los hombres y se las castiga con mayor severidad por las mismas transgresiones”, reflexiona la experta en género. Mahdawi se apoya para respaldar esta teoría en un estudio de 2008 que nombra y que se titula ¿Puede salir adelante una mujer enojada? En él se descubrió que se otorga un estatus más bajo a las profesionales (mujeres) enfadadas que a los profesionales masculinos enfadados.

“Nadie te dice nunca cómo lidiar con estas cosas. Tienes que resolverlo según llegue, y soy de los que siempre se han preocupado de si a la gente le gustaba el personaje o yo”, explicaba Corden al diario The Times sobre cómo afrontar la fama y las críticas negativas que percibe a su alrededor. Probablemente, sea el tiempo el que lo ayude a pasar el indigesto menú de aquella tortilla sin claras.

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Sobre la firma

Belén Hernández
Redactora de Estilo de Vida, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde escribe sobre cultura y tendencias, pero también sobre infancia, medio ambiente y pobreza en países en desarrollo. Antes trabajó en El Mundo y Granada Hoy. Es granadina, licenciada en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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