40 años del primer desfile de Karl Lagerfeld para Chanel: un comienzo difícil con Paloma Picasso y su querido Jacques de Bascher entre el público

Muchos creían que el alemán no tenía el talento suficiente para hacer brillar de nuevo la firma de lujo francesa, sin embargo, él la llevó mucho más lejos que la propia Coco Chanel.  
Karl Lagerfeld en un desfile
Karl Lagerfeld en un desfilePierre VAUTHEY/Getty Images

Chanel abrió su desfile de alta costura para la temporada primavera/verano de 1983, el primero concebido por Karl Lagerfeld, con un trío de reconocibles conjuntos de tweed en rojo, blanco y azul. Con sus piezas, las modelos Ane Rohart, Inès de la Fressange (que acaba de firmar en exclusiva como imagen de la casa para los próximos siete años) y Dianne DeWitt dibujaron, alineadas antes de echar a andar, una bandera de Francia invertida ¿Estaba anunciando el diseñador el principio de la contrarrevolución? 

La obviedad se camufló en el desorden y la propuesta nívea tomó la delantera, seguida por la carmín y la naval. Caminaron, por primera vez en la firma, acompañadas por música, al ritmo de Douce France de Charles Trénec. El resto de salidas también bebía del legado de la fundadora de la empresa, Coco Chanel, que de no haber fallecido en 1971, el siguiente 19 de agosto podría haber celebrado su centenario. El apodado como Kaiser de la moda quería demostrar con esta exposición que conocía al dedillo la historia de quien lo había contratado, contra todo pronóstico, por un millón de dólares al año.

Tres looks de Chanel alta costura primavera/verano 1983, presentados el 25 de enero, dibujando la bandera de Francia en una sesión de fotos. 

PIERRE GUILLAUD/Getty Images

A principios de los años 80, la firma de la doble C vivía muy bien gracias a las ventas del perfume Nº 5 mientras el área de moda agonizaba. La encargada de convencer a Karl Lagerfeld y a los propietarios de Chanel, los hermanos Alain y Gérard Wertheimer, para resucitar juntos a la moribunda división, fue Kitty d’Alessio, presidenta de Chanel Inc. desde 1979. Lo que le había seducido del creador era precisamente que nunca había copiado los patrones de la marca. Venía de firmar colecciones de prêt-à-porter llenas de ironía para Fendi, con la que colaboró hasta su muerte, y Chloé, de la que se despidió de malas maneras. 

Además de los trajes dos piezas de lana escocesa, en la colección estival del 83 se pusieron en valor otros de los códigos que habían hecho de Chanel un lenguaje propio; como perlas, camelias, lazos de satén, cadenas doradas rodeando las cinturas, zapatos bicolor y sombreros canotiers. Karl tampoco se olvidó de hacer un guiño a los biombos de Coromandel, por los que se pirraba Coco, bordando sus motivos orientales en una chaqueta. Las novedades apenas se distinguían de los atuendos presumidos, muchos desempolvados para la cita, por las invitadas de la primera fila. Entre ellas, Paloma Picasso, Bernadette Chirac, Claude Pompidou o Hélène Rochas, y a las que el de Hamburgo sentó a la misma altura a la que desfilaron las modelos rompiendo con la nueva norma de elevar unos centímetros la pasarela. Al pretendido como renacer de Chanel tampoco faltaron Jacques de Bascher, personaje peculiar como también lo fue su historia de amor con Karl, y André Leon Talley, amigo íntimo con el que muchos años después partió peras de un día para otro, como acostumbraba el creador y como recoge el propio editor en sus memorias, En las trincheras de la moda (Editorial Superflua). Hubo tortas por conseguir una invitación para uno de los tres pases que se celebraron.    

Desdile de Chanel Alta Costura Primavera/Verano 1983.

Cuando Lagerfeld salió a saludar tras los desfiles, algo más delgado pero reconocible por sus gafas de sol y la melena ya algo cana recogida en una coleta baja, no se esperaba varias de las críticas de los que habían asistido, aquel martes 25 de enero de 1983, a los salones de haute couture de la primera planta del número 31 de la parisina rue Cambon. Como recopila Marie Ottavi en la biografía profesional y personal Karl (también publicada en castellano por Superflua), nadie parece que diese saltos de alegría. El debut se percibió como demasiado historicista. Cuatro décadas después, el director creativo que no bucea en los archivos de la casa en la que pone su sello, por norma, es censurado por propios y extraños y tachado de traidor. Hay bares en los que todos sus parroquianos se distinguen por llevar dentro un entrenador de fútbol y otros en los que sus clientes se distinguen por esconder un gran couturier al que nunca le llega la oportunidad de resucitar una firma de moda pese a sus presumidas capacidades.     

El telediario de la cadena francesa Antenne 2 tachó la obra de Lagerfeld de “Falso Chanel”, Women’s Wear Daily publicó que “Ha tomado demasiado de Chanel y no ha dado el do de pecho”, y Hebe Dorsey, de Herald Tribune, sentenció que Chanel no debería ser revisada, el polvo debía permanecer sobre los hombros. La baronesa Marie-Hélène de Rothschild se mostró clemente sin dejar de ser mordaz: “Nadie hubiera tenido éxito a la primera. Ya llegará”.

Karl Lagerfeld, Paloma Picasso y una maniquí en el primer desfile del alemán para Chanel.

Pierre VAUTHEY/Getty Images

El interpelado, poco acostumbrado a asumir responsabilidades, culpó a los talleres de no poder confeccionar los vestidos tan rápido como él deseaba. Algunas oficiales no le habían acogido con los brazos abiertos, ellas eran muy galas y él muy germano. Las dimisiones y los despidos se sucedieron antes de la presentación de la temporada que acabó con toda la dirección de alta costura en la calle. Karl quería cambiarlo todo sin cambiar nada. No estaba dispuesto a darles la satisfacción a Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, amigo de juventud y rival el primero y archienemigo el segundo, de verlo fracasar en la arena de la alta costura, ese terreno en el que la pareja había sobresalido. Después, Lagerfeld, que el septiembre siguiente cumplió 50 años, se enfrentó a los archivos desnudo de prejuicios y mostrando el respeto insuficiente necesario para reinventar con éxito los códigos de Chanel una y mil veces, haciéndolos más universales y reconocibles que la propia Coco, durante 39 años, hasta su muerte el 19 de febrero de 2019. Esta primavera, Karl Lagerfeld será el protagonista de la exposición anual que el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York dedica al mundo de la moda. Esa que en 1983, ocupó el trabajo de Yves Saint Laurent. Karl Lagerfeld: Una línea de belleza, que es como se ha bautizado la retrospectiva, se centra en la relación entre los bocetos y las obras terminadas del icono pop.