Jackie Brown

Aunque se haya encargado de arruinarlo una y otra vez, Tarantino "tiene el toque". Está en los créditos de esta película; también en el (*) o en la charla a oscuras en el apartamento de Jackie. Pero esto no es la maniera de Pulp Fiction o Kill Bill. En la primera la dilatación de la secuencia y la estructura desorganizada, en la segunda la continua referencialidad, combinadas con su atmósfera peculiar, las convierten en pelis de Tarantino. En esta película Tarantino se oculta tras la cámara, y sirve su estilo con gusto a unos estereotipos y caprichos concretos. JB es como ver un cuadro de encargo de un gran artista y pensar la primera vez "otro cuadro de reyes más"; y años más tarde y con unos cuantos "cuadros de reyes" detrás, ves el maravilloso andamio que hay detrás.

Escribe otro usuario que es la película en la que Tarantino más ha querido a sus personajes, y no podría estar más de acuerdo. Casi todos son decadentes (Louie, Melanie solo son eso), otros listos y rabiosos pero no inteligentes (Ordell), Pam es probablemente todo eso a la vez pero con más talento que cualquiera, y Max es igual de inteligente pero resignado.

También pienso que es la película en la que Tarantino ha estado más cerca de captar una época, quizás ni siquiera real pero sí una que ha visto en películas y cómics y ha intentado homenajear con justicia desde que cogió una cámara. Destilar lo que bebió y amó de esa cultura, sin querer acercarla en ningún momento a la realidad sino a su fantasía, ha sido quizás lo que más ha perseguido Tarantino y mejor le ha salido aquí.

Cuando el género denominado Blaxploitation ya había dejado de interesar, Quentin Tarantino decidió rodar uno con una de las máximas estrellas del género: Pam Grier. Ni que decir tiene que su actuación es impecable, al igual que el resto de los actores. Tarantino siempre había mostrado su admiración por las películas Blaxploitation de los setenta: cine de afroamericanos hecho para afroamericanos, con altas dosis de violencia, drogas, desnudos y música funky. Resucitar en plena década de los noventa un género ya casi extinto tiene su mérito. Tarantino nos regala una historia que engancha de principio a fin. Muy recomendable.

He convertido "Jackie Brown", única obra que aún tenía pendiente del genio de Knoxville, en mi particular homenaje a Quentin Tarantino por su 57 cumpleaños. Menos es nada.
Una de las grandes virtudes del cineasta son sus historias; es un creador nato, que duda cabe. "Jackie Brown" es la única vez que Tarantino ha trabajado con material ajeno, en este caso adaptando una novela de Elmore Leonard. No se que punto de fidelidad habrá entre novela y película, aunque conociendo a Tarantino apostaría una mano a que "Jackie Brown" es más adaptación muy libre que otra cosa. Aun con esa licencia, para que a un genio en la creación de tramas le seduzca algo ajeno, piensas que ese algo tiene que ser verdaderamente potente. Y la verdad sea dicha, la trama de este tercer largometraje de Quentin no me ha parecido nada del otro mundo. De hecho, argumentalmente hablando, "Jackie Brown" me ha resultado lo más endeble de Quentin Tarantino, por debajo hasta de la infame "Death Proof" (2007). Es la clásica trama criminal con la que Steven Soderberg rellena filmografía, por ejemplo. Claro está que el de Knoxville tiene la suficiente maestría como para elevar eso y hacerlo bueno.
Aparcando lo anterior, queda patente que "Jackie Brown" es una "Pulp Fiction" (1994) pero sin todo lo que hace enorme a "Pulp Fiction". A esa trama poco evocadora de la que antes hablaba, hay que sumarle: unos personajes con poco carisma, un aspecto narrativo de carril y unos diálogos no tan inspirados como Quentin acostumbra, y tenemos como resultado esa 'obra menor' que es "Jackie Brown".
En fin, fijo que "Jackie Brown" es de lo más flojeras del genio de Knoxville, tan innegable como que el sol sale por el este. Pero es que ya les gustaría al 95% de cineastas actuales llegar siquiera una vez durante sus miserables carreras a ese nivel 'flojo' de Quentin. ¡HA-HA PETIMETRES!

La tercera película de Tarantino, si bien es cierto que tras las dos auténticas obras maestras le pueden ser un lastre, es una película con una estética impecable, con los rasgos propios de su creador pero añadiendo, quizás por primera vez tan claramente, un homenaje a uno de sus géneros favoritos, lo que se volverá una constante en su cine. En este caso es una intriga policial con tintes de Blaxploitation, tan popular en los 70, empezando por la actriz protagonista, Pam Grier, y terminando por lo estético y lo musical. La trama vuelve a ser impecable y entretenida, con otro elenco espectacular y personajes interesantes que vuelven a deleitarnos con diálogos estupendos, marca de la casa. Quizás pueda estar un peldaño por debajo de las dos anteriores, pero sigue siendo una película estupenda.

Hay mil formas de cometer delitos, de trapichear y de intentar dar esquinazo a la policía, de correr riesgos y de llegar a jugarse la vida en el intento, pero todos los caminos siempre llevan a un mismo punto de encuentro, hacerse rico en poco tiempo sin haber trabajado nunca.

Quenin Tarantino nos obsequia con un extraordinario trabajo, sus facultades como excelente y personal director de cine son evidentes lo que le impulsa al éxito y mas aún si viene avalado por unos grandes actores que den forma a sus brillantes ideas.

Genial Samuel L. Jackson en su papel de macarra que representa a la perfección hasta el último fotograma y muy buen hacer también por parte de Pam Grier manteniendo el tipo en la cresta que separa los policías de los ladrones.