J.T. Leroy: Engañando a Hollywood (2018), de Justin Kelly

La joven e inexperta Savannah Knoop se va a vivir con su hermano Geoff a San Francisco, éste vive con su novia Laura Albert, con la que ha formado una banda de música de escasa repercusión. Lo que no sabe Savannah es que Laura trabaja haciendo sexo telefónico, y además ha escrito un libro de cierta repercusión bajo el seudónimo de JT, supuestamente autobiográfico, “Sarah”, donde un chapero cuenta su desgarradora experiencia prostituyéndose con camioneros. Cuando Laura conoce a Savannah, con su pelo corto, piensa que responde a la perfección al aspecto andrógino que le supone al misterioso JT Leroy, quien solo ha concedido hasta la fecha entrevistas telefónicas. De modo que comienza dando su físico en una sesión fotográfica, y la bola de nieve comienza a crecer, Savannah debe simular ser el lacónico y tímido JT, también ante la actriz francesa Eva, que pretende llevar el libro “Sarah” a la pantalla, dando vida a Sarah, la madre de JT.

Cinta escrita y dirigida por el no excesivamente conocido Justin Kelly, basándose en las memorias de Savannah Knoop contando su experiencia sobre estos hechos reales, que acabaron saliendo a la luz constituyendo un escándalo mayúsculo. Se explora la idea de que somos quienes decidimos ser, con la ambigüedad de que podemos construir nuestra identidad, también sexual, un pensamiento muy en boga, sobre todo por la ideología de género. Así que con las experiencias y traumas nos deconstruimos y construimos del modo que nos parece oportuno, se viene a decir. También se aborda el modo en que se puede engañar a la opinión pública, y más específicamente a una élite supuestamente intelectual, pero de miras bastante cortas, ven lo que quieren ver, se dice citando explícitamente el cuento del emperador desnudo.

Sea como fuere, y lo que uno piense sobre tal pretensión autoprometeica, lo cierto es que el film tiene un ritmo cansino y reiterativo, al que solo salva parcialmente el acierto en la selección del reparto, Laura Dern y Kristen Stewart saben meterse en la piel de sus personajes, especialmente la primera demuestra ser camaleónica con las distintas caras de Laura Albert.