La pausada pasión de Iván Marcano
El zaguero cántabro es uno de los referentes del Oporto, 10 años después de dejar la Liga española
“Les dimos raíces y al final les proporcionamos alas”. Santiago Gutiérrez Calle fue un clásico de las alineaciones del Racing de Santander en los primeros setenta. Luego completó en el club casi cuatro décadas como técnico y, sobre todo, como coordinador del fútbol base. Ahora, ya retirado, se ilusiona con Pablo Torre, un adolescente que ya hace meses que se muestra con el primer equipo. Gutiérrez ha visto jugadores de todo pelaje y condición, pero se detiene en uno que va camino de las 20 temporadas como profesional al más alto nivel. Y apunta: “Es casi un desconocido no ya en España, sino que diría que también en Cantabria a pesar de que cuando hubo que ayudar al Racing fue de los primeros en aparecer”. A Iván Marcano (Santander, 34 años) le pusieron unas alas y voló lejos.
Además de en su casa, jugó en el Villarreal y el Getafe, pero no aparece en la Liga desde hace 10 años. Pasó por Olympiacos, Rubin Kazan y arraigó en Oporto, donde llegó a ser capitán, destino en el que tiene galones incluso después de un año de paréntesis en la Roma y otro esfumado por una lesión de rodilla de la que salió la pasada primavera.
“No tiene el recorrido mediático o el reconocimiento popular que merece su trayectoria”, lamenta Gutiérrez. Marcano entró en la base del Racing en edad alevín. Espigado, zurdo, elegante… goleador. “Pero algo le vimos que podía adaptarse a la zaga y empezó en el lateral izquierdo”, rememora Gutiérrez. Poco después, en edad cadete, Marcano acampó en el centro de la zaga.
A veces se juega al fútbol como se vive. Adrián López y Pablo Orbaiz detectan rasgos de la personalidad de Marcano cuando le ven evolucionar sobre el césped. Le conocen bien. Adrián, que estará en el Metropolitano para ver el partido entre dos de los equipos por los que pasó, le conoció en la selección sub-21 que jugó el Europeo de 2009. Luego el balón les volvió a juntar en Oporto. El vínculo para Orbaiz se inició en Grecia y se traspasó después a Rusia. “Por Iván lo que haga falta”, responde cuando se le pregunta si se anima a trazar un perfil de su excompañero. E incide en un carácter que se exhibe con y sin balón: “Muy disciplinado, estudioso, inteligente, aplicado y perfeccionista en todas las facetas. Autocrítico y conocedor de cuestiones tácticas porque comprende el juego”, desgrana. En esos rasgos incide Adrián, que apunta la capacidad para adaptarse a todo tipo de entornos. “En el día a día es una persona muy familiar y amigable. Serio, sí, muy tranquilo, pero muy amable. En Oporto tiene mucho peso porque se lo ha ganado”.
Marcano se fue en mayo de 2018 a la Roma. Fue el primer fichaje de Monchi durante su estancia en la ciudad eterna, efímera para ambos. “Quizás no debí de haberme marchado”, reconoció el jugador a su regreso a Oporto. Ni siquiera el reiterado interés de Marcelino, el técnico que le hizo debutar en Primera, por llevarle a Valencia le animó a hacer de nuevo las maletas. “Felipe [ahora en el Atlético de Madrid] y Marcano son una de las mejores duplas de centrales de la historia tanto del club como de la liga portuguesa”, dijo el presidente portista Jorge Nuno Pinto da Costa poco antes de aquella fallida aventura italiana.
Para entonces Marcano ya hacía tiempo que estaba enfocado sólo en el fútbol. Incluso en sus primeros momentos en Grecia aprovechaba sus días libres para volar a Santander y hacer algún examen pendiente en Ingeniería de Telecomunicaciones, carrera de la que completó tres cursos.
“No hablamos del típico futbolista”, matiza Adrián López. “Tiene todas las virtudes para tener una magnífica vida profesional en cualquier sector”, percibe Santiago Gutiérrez, que le recuerda de chiquillo en la Arosa Cup, una suerte de Mundialito alevín que se juega en las Rías Baixas gallegas. “En los ratos libres todos los chicos salían a pasear por el pueblo, menos él y otro compañero, que se iban a la habitación a estudiar. Tenían 11 años”. Alberto del Olmo, el otro chico, jugó al fútbol a nivel regional y se graduó en Ingeniería Macánica y Tecnologías Industriales.
“Yo le veo siempre en el fútbol”, reflexiona Pablo Orbaiz. “Tiene todas las condiciones para, cuando cuelgue las botas, hacer un papel muy bueno en nuestro deporte. Porque además le apasiona”, explica. Toda esa pausada pasión se expondrá ante el Atlético este miércoles en el Metropolitano, donde es probable que Sergio Conceiçao, el técnico luso en el que Adrián (que trabajó con los dos) identifica valores similares a los de Simeone, le alinee como lateral. Así, al menos, lo hace en este inicio de temporada. “Iván es central, ahí se ha ganado su prestigio, pero es tan conocedor de las posiciones y las exigencias del fútbol que se adapta al lateral con gran nivel”, concluye Orbaiz.
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