István Szabó tiene ya 83 años, pero sigue haciendo cine. El director húngaro, ganador de un Oscar en 1981 por Mephisto, estrena El médico de Budapest, un filme que va precisamente de eso, de los límites de la edad, de la imposición que la jubilación puede suponer para las personas que todavía tienen muchas cosas por hacer. "¿Qué hacemos cuando nos retiramos con toda la energía, el conocimiento y la experiencia?", se pregunta Szabó en una entrevista con La Vanguardia.
El doctor Stefanus (Klaus Maria Brandauer) es un prestigioso cardiólogo. Está casado con una afamada cantante de ópera y tiene una hija, ya independizada, que decide mudarse a Australia. Al médico de Budapest la vida le sonríe hasta que cierran el hospital en que trabaja. "El personaje no sabe qué hacer con toda su experiencia y, por eso, acepta volver a su pueblo, donde su padre también fue médico, ya que siente que con 60 o 70 años y tanto conocimiento está en su mejor momento", señala el director.
Parece buena idea, pero el pueblo no es tan idílico como se suponía y Stefanus tiene que enfrentarse a la falta de medios para ejercer su profesión, a los cotillas del lugar y al alcalde local, del que discrepa casi desde el primer momento. Así transcurre El médico de Budapest, que, según Szabó, "no es una película autobiográfica, solo un filme sobre las consecuencias de un retiro prematuro y no deseado". "La historia surgió de manera casual, cuando vi a un profesor de medicina retirar sus libros y la placa de su consulta porque le habían jubilado", explica.
No obstante, ese mundo no es ajeno al realizador cuyo padre también fue médico. El propio Szabó "iba a estudiar medicina, pero un profesor de mi escuela me introdujo en el mundo del teatro y cambié de opinión". Después le aceptaron en la Universidad de Artes de Teatro y de Cine de Budapest y "fue fantástico, me convertí en director". En el director más conocido de su país, gracias al Oscar y también a títulos como Father (1966), Cita con Venus (1991), Taking sides (2001) o Conociendo a Julia (2004).
Klaus Maria Brandauer en un momento del filme.
Brandauer, protagonista de El médico de Budapest, tiene mucho que ver son el éxito de Szabó. Actor y director han trabajado juntos en Mephisto, Coronel Redl (1985) y Hanussen (1988). "Yo buscaba a alguien para Mephisto y el productor alemán me habló de un actor que podía hacerlo y de su fantástica personalidad. Así conocí a Brandauer en Viena y lo metí en la película. Ahora es un gran amigo", señala Szabó.
Pero Brandauer no es el único protagonista de El médico de Budapest, pues comparte honores con la música, siempre presente en la filmografía y en la vida de Szabó. El director toca el piano y ama la ópera, lo mismo que le ocurre a su personaje, el doctor Stefanus, que además entra en contacto con el coro infantil de su pueblo cuando traba amistad con la maestra que lo dirige.
Lee tambiénLa primera Berlinale con pandemia presenta las 15 películas a competición
István Szabó se ha resistido a la jubilación y ha filmado la película que quería filmar. El director húngaro no sabe qué hará en el futuro, pero se muestra "tranquilo", porque sabe que "puedo rodar". A su juicio, "hay dos tipos de directores, los que hacen una película solo por hacerla y los que tienen una historia por contar y luchan por contarla". "Yo soy del segundo grupo", concluye.