ENTREVISTA

Irina Shayk: “No son los tacones altos y el maquillaje, es la seguridad en ti misma” 

La sensualidad ha sido su gran seña de identidad. Lejos de renegar de ella, la modelo rusa –que protagoniza la portada del número de febrero de ‘Vogue’ España– reivindica un concepto de lo ‘sexy’ que se sustenta en la autoconfianza y la honestidad con una misma. En este editorial lo interpreta con diseños sutiles y vaporosos
Irina Shayk
Vestido con encajes, y velo de tul con diadema, ambos de VERSACE.Fotografía Elizaveta Porodina. / Estilismo Poppy Kain. 

Esta entrevista es parte del número de febrero de 2023 de ‘Vogue’ España.

Hubo un tiempo en el que el apellido de Irina Shayk constaba de 15 letras: Shaykhlislamova. Cuando en los 2010 empezó a cobrar fama internacional y recorrer los platós de televisión más populares de la parrilla estadounidense, la modelo rusa se divertía retando a presentadores como Craig Ferguson o David Letterman a pronunciar su nombre completo y su localidad de nacimiento, Yemanzhelinsk, que describía como “un pueblo muy muy pequeño en el medio de la nada, a dos horas [al este] de Moscú en avión o varios días en tren”. En ese lugar cercano a la frontera con Kazajistán y habitado por unas 30.000 personas, se crió en un entorno humilde junto a sus padres y su hermana mayor, Tatiana. Unos orígenes que aún hoy determinan su forma de estar en el mundo. 

“Estoy muy a favor de invertir en piezas de calidad que pueda reusar, pero pagar una fortuna por algo así como un albornoz de lujo es demente –reflexiona–. Mi madre ganaba 10 dólares al mes. A veces ni eso. De ahí, la importancia de que las marcas estén generando conciencia sobre el reciclaje. Tenemos que empezar a decirnos a nosotros mismos: ‘Vale, en vez de tirar los vaqueros a la basura voy a guardarlos bien y en unos años me los pondré de nuevo’. De hecho, las tendencias minimalistas de los noventa han vuelto y ahora esos jeans son todavía más guays. Soy muy consciente del valor del dinero. Me encanta ahorrar; no derrochar en tendencias delirantes que el año que viene ya no estarán vigentes”. 

Irina Shayk luce vestido de satén, de FENDI; broche en forma de flor, de VV ROULEAUX; y zapatos con cristales, de AQUAZZURA.Fotografía Elizaveta Porodina / Estilismo Poppy Kain. 

 En ese sentido, está particularmente orgullosa del vestido de H&M que lució el pasado diciembre en la gala de los Fashion Awards británicos. Se trataba de un diseño largo de lentejuelas encorsetado, con escote corazón, en color marrón oscuro. ¿Qué lo hacía diferente? Costaba 30 euros y estaba hecho de plástico reciclado. “Además de lo cool que es lucir una pieza elaborada a partir de materiales que están teniendo una segunda vida, me pareció muy refrescante llevar un estilismo asequible que se puede comprar en una tienda popular. De nuevo, mi madre y mi hermana no se pueden gastar miles de dólares en una prenda”, comenta. 

No es extraño que las mujeres de su familia estén omnipresentes en su discurso. Fueron ellas quienes actuaron como catalizadoras del destino de Shayk. Su madre vio un anuncio en una marquesina de autobús de una escuela de belleza situada en la ciudad vecina de Chelyabinsk y ambas hijas –a instancias de la mayor– se inscribieron en ella. En la puerta de al lado, había una ídem de modelos, y allí fue descubierta por un cazatalentos. Tras una breve estancia en París, se estableció en Nueva York, donde los hechos no tardaron en acelerarse. En 2007, empezó a ser uno de los rostros recurrentes de Sports Illustrated, llegando a convertirse en 2011 en la primera modelo rusa en ocupar la portada de su Swimsuit Issue –el icónico número anual en el que maniquíes, atletas y celebridades son fotografiadas en ropa de baño–. También en 2007 fue nombrada imagen de la firma italiana Intimissimi, un estatus que ha mantenido, con intermitencias, a lo largo de su carrera. 

Vestido con ‘top’ bordado y collar con cristales, ambos de ALEXANDER MCQUEEN; zapatos con cristales, de CHRISTIAN LOUBOUTIN; anillos de ARA VARTANIAN; y collar con piedra, de GRIMA.Fotografía Elizaveta Porodina. / Estilismo Poppy Kain. 

Otro de los puntos de inflexión llegó en noviembre de 2013, cuando debutó en portada de Vogue (y ya van 40). Precisamente, ocurrió con la cabecera con la que hoy mantiene esta entrevista por videollamada. “La sesión de fotos se disparó en Ibiza [a cargo de Giampaolo Sgura] y fue muy especial porque había sido mi gran sueño. Algo inmenso. Por eso, Vogue España siempre siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. De hecho, cada vez que tengo oportunidad de volver, me recuerdo a mí misma lo mucho que amo este país”, comenta Shayk, que mantuvo una relación de 2010 a 2015 con el exjugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo y, en la actualidad, presume de una buena amistad con figuras patrias como la actriz Rossy de Palma. Sin embargo, si por algo se caracteriza su enfoque hacia los medios, es por no desvelar demasiados aspectos de su intimidad. “No creo que lo correcto sea evitar hacer pública tu vida privada o viceversa. Creo que se trata de respetar quién eres. Siempre he sido una persona muy reservada, por lo que mi elección natural ha pasado por separar mi trabajo de mi vida personal. Es como me siento auténtica”, recalca. 

La autenticidad es una idea a la que alude constantemente en la conversación. Ya sea de manera explícita o mostrándose coherente con su propia historia. Ocurre, por ejemplo, al mencionar la huella de sensualidad que sus innumerables editoriales han dejado en el imaginario colectivo. La exaltación de una belleza rotunda, salvaje e indómita que trasciende las limitaciones del físico. “Creo que el verdadero sexy viene de la autoconfianza. Una mujer que se siente genial en su propia piel siempre es hermosa y atractiva para mí. Es un concepto eterno, algo que habita en el interior”, afirma. Sobre si alguna vez ha tenido la necesidad de desvincularse por completo de este registro que juega con la provocación, Shayk niega contundente. “Empecé mi carrera luciendo bañadores y lencería. Es cierto que, a veces, la industria de la moda intenta etiquetarte y encasillarte en un lugar concreto. Tuve que luchar para salir de ahí. Ampliar mi camino hasta la alta costura. Pero, insisto, ser sexy no es una cuestión de apariencia externa. No son los tacones altos y el maquillaje, es la seguridad en ti misma. En ese sentido, ahora podemos ver muchos más ejemplos de inclusividad en las pasarelas: distintos tipos de cuerpos, orígenes étnicos, tallas...¡Todas esas chicas son preciosas! Esa es la sensualidad real”.  

Corsé, falda y bolero de plumas, todo de DOLCE & GABBANA; anillo con perla, de GRIMA; y anillos de ARA VARTANIAN.Fotografía Elizaveta Porodina. / Estilismo Poppy Kain. 

¿Considera que se trata de una transformación estructural de la industria o de una estrategia de marketing bien armada? “Creo que la moda ha cambiado totalmente en el último lustro. Y parte de ese proceso pasa por aceptar que las mujeres son bellas mucho más allá de la veintena. Hay que celebrar y apoyar esa variedad. Yo acabo de cumplir 37, no creo que tenga que llegar una cierta edad en la que se considere que estoy acabada. Solo hay que mirar a las supermodelos de los noventa: todas están trabajando y son fantásticas. En esta industria no solo se buscan caras bonitas, sino lo que representas como persona. Por eso, mi objetivo en la vida es tratar a todo el mundo con amabilidad y amor. Que trabaje como modelo no significa que sea mejor que nadie”.

Sujetador y ‘culotte’ de encaje, ambos de DIOR.Fotografía Elizaveta Porodina. / Estilismo Poppy Kain. 

El valor de una mirada justa y, sobre todo, del trabajo duro son dos de los pilares que lucha por transmitirle a su hija, Lea De Seine, nacida en marzo de 2017 fruto de la relación con el actor Bradley Cooper. “Las mujeres sentimos cierta presión social para ser madres. En mi país, si tienes hijos después de los 18 o 20 años, parece que ya vas tarde. Recuerdo que hasta hace no tanto mi abuela me decía: ‘¿Para cuándo un marido y unos niños?¡Toma ejemplo de tu hermana!’ [risas]. Recomiendo tomarse el tiempo que cada una necesite. Pero, a la vez, considero que es una de las mejores experiencias que se pueden tener. Mi hija es mi mejor amiga”, comenta, a la par que reconoce que ciertas opiniones ajenas sobre la maternidad son más invasivas de lo que había anticipado. “Se cuestiona que puedas ser sexy o seguir posando en lencería, pero ser madre no significa que tengas que llevar unas prendas concretas e irte a la cama a una determinada hora. No significa renunciar a ser tú misma. Hay que legitimar tus sentimientos, ser honesta contigo misma y embotellar la culpa”, ahonda. 

Irina Shayk no piensa perder el tiempo justificándose. “No creo que esté en la obligación de combatir ningún prejuicio contra mí porque tengo la fortuna de dedicarme a algo que me apasiona y no necesito explicarle nada a nadie. Para algunos, lo que hago será muy importante. Para otros, nada. Habrá gente que diga: ‘Buah, es solo una modelo’. Siempre tienes que permanecer apegada a lo que amas. Más allá de a quién le gustes o quién te deteste”, remata. Pero, tras una larga charla, queda claro que detestarla es imposible.

‘Top’ y falda, ambos de PRADA; flor de VV ROULEAUX; y anillo de CARTIER.Fotografía Elizaveta Porodina. / Estilismo Poppy Kain.