12 curiosidades de Ingrid Bergman, estrella transgresora
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Curiosidades de Ingrid Bergman, la estrella que transgredió los valores morales del Hollywood clásico

Se cumplen 40 años de la muerte de la actriz de 'Casablanca', 'Recuerda' o 'Juana de Arco'.

Por
ingrid bergman
Ingrid Bergman

“Bésame. Bésame como si fuera la última vez”. Cuando Ingrid Bergman enunció esas palabras, en una película de 1942 llamada ‘Casablanca’, el mundo terminó de enamorarse de ella. Ya llevaba unos años actuando en Hollywood, y unos cuantos más en su Suecia natal, y durante ese tiempo no había hecho más que ganar admiradores y labrarse una inteligente carrera como actriz, tanto en el cine como en el teatro.

La Academia tardó unos años más en rendirse al talento de Ingrid Bergman, una joven actriz nacida en Estocolmo en 1915. Su primera nominación como Mejor actriz llegó en 1944 con ‘Por quién doblan las campanas’, y su primer Oscar lo ganó al año siguiente con ‘Luz que agoniza’ de George Cukor. Llegarían dos nominaciones más, por ‘Las campanas de Santa María’ y ‘Juana de Arco’ de Victor Fleming. Pero no solo era una actriz de prestigio, sino que tenía la ansiada cualidad de atraer al público a las salas. ‘Las campanas de Santa María’ fue la película más taquillera de 1945 en Estados Unidos, y sus cintas con Alfred Hitchcock, ‘Recuerda’ y ‘Encadenados’, fueron grandes éxitos de público.

Aunque es imposible hablar de Ingrid Bergman sin tocar su vida privada. Enamoró a Hollywood y al público estadounidense por su naturalidad y su cercanía, cualidades no muy comunes en las estrellas de cine. Bergman no se enzarzaba en discusiones en los rodajes, se aprendía al pie de la letra sus diálogos antes de empezar a grabar y se entregaba completamente al trabajo, siempre con una sonrisa y amabilidad. Huía del artificio que envolvía a las actrices de la época hasta el punto de negarse a cambiar su aspecto cuando era una joven actriz sueca recién llegada a la industria.

El amor apasionado e incondicional que Estados Unidos le profesó fue un regalo envenenado cuando Bergman protagonizó uno de los mayores escándalos del Hollywood clásico enamorándose de Roberto Rossellini y teniendo un hijo con él mientras seguía casada con su primer marido. La sociedad estadounidense vio cómo la niña de sus ojos, realmente de procedencia y personalidad europeas, transgredía sus valores morales. Desde 1950 no pudo volver a Estados Unidos durante unos años y su relación con la industria nunca volvió a ser la misma.

Pero Hollywood volvió a quererla. Después de una prolífica relación personal y profesional con Rossellini de la que salieron cinco largometrajes y tres hijos carnales, Bergman se divorció del director y continuó lo que más le importaba: su carrera. Y la Academia volvería a premiarla dos veces más: recibió un Oscar como mejor actriz por ‘Anastasia’ en 1957, cuando el país intentaba volver a entablar lazos con ella, y una tercera estatuilla, esta como actriz de reparto, por el ‘Asesinato en el Orient Express’ de Sidney Lumet.

Hasta el momento ella, Meryl Streep y Frances McDormand son las únicas actrices con tres Oscar, y solo les supera otra mujer perteneciente a la realeza hollywoodiense, Katherine Hepburn, que con cuatro estatuillas es la intérprete con más Oscar de la historia, hombre o mujer. Bergman aún volvería a ser nominada una vez más, aunque no lo ganó, por ‘Sonata de Otoño’ de Ingmar Bergman, su compatriota con el que compartía apellido pero no parentesco.

Ingrid Bergman murió el día de su 67º cumpleaños, el 29 de agosto de 1982. 40 años después, la recordamos con este puñado de curiosidades sobre una mujer inolvidable.

Marcada por la tragedia

ingrid bergman carta a rossellini
Bettmann//Getty Images

Cuando la pequeña Ingrid nació, sus padres habían perdido ya a dos hijos. Ella sobreviviría, pero el hogar familiar se vería pronto cercenado trágicamente. Frieda, la madre, murió cuando su hija tenía solo dos años. La actriz contaría años más tarde que esta pérdida causó en ella un dolor constante, casi físico, “que empezó tan pronto y era tan constante, que yo no era consciente de él”.

A pesar de la ausencia de su madre, Bergman disfrutó de una infancia tranquila y feliz con su padre, Justus, un fotógrafo que capturó con su cámara a la niña en incontables ocasiones. Pero Ingrid quedaría totalmente huérfana a la edad de 13 años, tras la muerte de su padre por un cáncer de estómago.

Entonces la pequeña se fue a vivir con su tía paterna Ellen, pero no por mucho tiempo: Ellen murió por una enfermedad cardiovascular a los seis meses de establecerse su sobrina con ella. A la pequeña no le quedó más remedio que mudarse con sus tíos maternos, que tenían cinco hijos. El cambio de ser hija única a formar parte de una familia tan numerosa tuvo que ser complicado.

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Multilingüe

dalí junto a gregory peck e ingrid bergman
Flickr

La madre de Ingrid Bergman era alemana, por lo que la niña pasó veranos enteros en Alemania y aprendió a hablar con fluidez el idioma. Además, estudió francés en el colegio. A eso hay que añadir que la vida le llevó a Estados Unidos e Italia, por lo que acabó hablando nada menos que cinco idiomas, incluyendo el inglés y el italiano.

Un talento que utilizó en su carrera profesional, pues Bergman actuó en todos esos idiomas en películas y obras de teatro (en francés, protagonizó ‘Elena y los hombres’ de Jean Renoir y una representación teatral parisina de ‘Té y simpatía’ de Robert Anderson).

El carácter internacional de Ingrid Bergman no era casual. Ella misma dijo que no quería echar raíces, y vivió en tantos lugares como pudo. Un aspecto que, según su hija Isabella Rossellini, jugó a su favor comercialmente. “Los estadounidenses piensan que mi madre es estadounidense. Pero si vas a Europa, la gente allí la ve como europea”, dijo la también actriz.

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Su primer trabajo

ingrid bergman
Distribuidora

Empezó, claro, como figurante. En una película de estudio sueca titulada ‘Landskamp’, aparece muy brevemente la final de una cola de mujeres. Cuando entró por primera vez al plató se sintió, según sus palabras, “como entrando en tierra sagrada”.

Cuando se acabó la jornada no se limpió el maquillaje amarillo, propio de la época para destacar los rostros. Quería que todo el mundo supiera que trabajaba en el cine. Todo el mundo lo acabaría sabiendo, desde luego.

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Un pequeño favor

tr devlin cary grant and alicia huberman ingrid bergman embrace in a scene from the classic alfred hitchcock romantic thriller notorious photo by �� john springer collectioncorbiscorbis via getty images
John Springer Collection//Getty Images

Años después, mientras estudiaba en la escuela de arte dramático de Estocolmo, aprovechó una casualidad para entrar antes de tiempo en la industria. Su tío Gunnar tenía una florería, y una de los clientes era la actriz y directora Karin Swanström, una persona importante en el Estudio de Cine Sueco. Ingrid le pidió a su tío que consiguiera que Swanström accediera a hacerle una prueba, y así ocurrió.

La joven dio un recital de poesía que impresionó a Swanström, quien organizó una prueba de cámara con el director Gustaf Molander. Este acabaría contratándola años después para muchas películas, entre ellas la más importante de su etapa sueca, ‘Intermezzo’ (cuyo remake la misma Ingrid Bergman protagonizaría, en su debut estadounidense, años después).

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Autocrítica sana

casablanca
Warner Bros.

Los compañeros de Ingrid Bergman en el estudio sueco la apodarían “Señorita Mejordespués”. Este pseudónimo cariñoso vino de la frase que ella solía decir al verse en pantalla. “No estoy muy bien, ¿no?”, le dijo a Molander una vez. “Creo que si hago más cosas podré estar mejor después”. Siempre fue humilde y algo dura consigo misma, aunque con un punto de confianza y optimismo que le hacía seguir adelante a pesar de las inseguridades.

En su discurso de aceptación del Oscar por ‘Luz que agoniza’, dijo algo muy propio de ella: “Espero ser merecedora de este premio en el futuro”.

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Huyendo de la Berlín nazi

ingrid bergman
John Kobal Foundation

Antes de acabar en Estados Unidos, Bergman ya era una mujer ambiciosa que aprovechó su segunda lengua materna para hacer cine alemán. En 1938, cuando se acababa de casar con su primera marido y estaba embaraza, firmó un contrato con la UFA, el estudio alemán de cine. Pero cuando se mudó a Berlín se llevó un disgusto: no había sido consciente de la situación que vivía Alemania bajo el gobierno de Hitler.

En sus memorias escribió: “Vi rápidamente que si querías ser alguien en el cine tenías que ser miembro del partido Nazi”. Así que solo hizo una película, ‘El pacto de las cuatro’, y sin romper formalmente su contrato con la UFA se volvió a Suecia aprovechando el parto.

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Enamorando a EE.UU. sin maquillaje

bergman y hitchcock
Kurt Hutton//Getty Images

El legendario productor David O. Selznick fue el que “importó” a Ingrid Bergman desde Suecia. Pero cuando la joven, con solo unos 23 años, puso sus pies en Hollywood, Selznick creía que había algunas cosas que cambiar en ella. No hablaba inglés, era demasiado alta, su nombre sonaba demasiado alemán y sus cejas eran demasiado grandes. “¡Absolutamente no!”, respondió Bergman, según ha contado su hija Isabella. “Tengo una carrera en Suecia. Mi nombre es INgrid Bergman, y este es mi aspecto”.

Así que Selznick le permitió hacer algo que sería revolucionario para la época: actuar sin mucho maquillaje y sin cambiar atributos físicos. “Su dulzura natural, su consideración y su inteligencia se convertirán en una leyenda”, le anunció el productor a su jefe de relaciones públicas. Y acertó (al fin y al cabo, podemos asegurar que el productor de ‘King Kong’, ‘Lo que el viento se llevó’ y ‘Rebeca’ tenía buen ojo). “Fue una validación increíble para las mujeres”, opina su hija, “saber que puedes ser bella, atractiva y talentosa sin todo el artificio”.

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Alérgica al encasillamiento

ingrid bergman y roberto rossellini
Bettmann//Getty Images

Hablando de inteligencia, Bergman no tardó mucho en empezar a elegir los papeles que quería interpretar. Y lo hizo en base a un rechazo absoluto a los prejuicios que productores y público pudieran tener sobre ella por su apariencia. Tras haber interpretado a varias jóvenes inocentes y puras, Bergman le pidió a Molander un papel más oscuro y complejo. Así llegó ‘Un rostro de mujer’, en la que Bergman interpretaba a una criminal postrada en la cama con media cara cubierta por vendas que tapan heridas de quemadura.

Lo mismo haría años después, ya en Estados Unidos, cuando Victor Fleming le ofreció interpretar a la prometida del Dr. Jekyll. En vez de esa mujer buena, ella quería hacer de Ivy, una camarera mucho menos inocente, y así se lo hizo saber al estudio. “No puedo entender”, dijo en una entrevista, “por qué la gente piensa que soy pura y noble. Todo ser humano tiene grados de maldad y bondad”.

Siempre ávida de buenas historias y papeles con sustancia, y siendo la mujer proactiva que era, acabó escribiendo una famosa carta a Roberto Rossellini tras enamorarse de sus películas ‘Roma, ciudad abierta’ y ‘Paisà’. “Si necesita una actriz sueca que habla muy bien inglés, que no ha olvidado el alemán, a la que se le entiende poco cuando habla francés y que solo sabe decir en italiano ‘Ti amo’, estoy lista para ir y hacer una película con usted”, rezaba la misiva que acabaría uniendo, profesional y románticamente, a una pareja clave en la historia del cine.

Pero el objetivo era ese, trabajar juntos. Como lo era cuando, siendo presidenta del jurado de Cannes en 1973, introdujo otra carta en el bolsillo de Ingmar Bergman. “Somos dos cineastas suecos conocidos y tenemos que trabajar juntos. Pensemos en qué película podemos hacer”, decía la carta, según ha contado Isabella. De ahí nacería ‘Sonata de otoño’.

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Contraria a desnudarse

ingrid bergman
Picture Post

Siempre rechazó quitarse la ropa, de forma parcial o completa, ante las cámaras. No es que fuera una mojigata, y estaba en contra de la censura, pero la desnudez en el cine le parecía fea e innecesaria. “Desde el comienzo del tiempo, el buen teatro ha existido sin desnudos. ¿Por qué vamos a cambiarlo ahora?”, argumentaba.

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Persona non grata

ingrid bergman, roberto rossellini y sus tres hijos
ullstein bild Dtl.//Getty Images

Su relación con Roberto Rossellini le costó numerosos disgustos. Aún estaba casada con su primer marido, el medico Petter Lindström, quien consiguió la custodia completa de la hija, Pia. Ingrid Bergman se quedó a vivir en Italia porque los medios y la opinión pública, muy influenciada por los grupos religiosos, condenaron su adulterio. No solo la prensa amarilla la tenía en su punto de mira, el senador Edwin C. Johnson llegó a llamar drogadicto al director y acusarle de colaborar con los nazis, y de la actriz dijo que era “una de las mujeres más poderosas de la Tierra, y lamento decir que una poderosa influencia en favor del mal. De las cenizas de Ingrid Bergman crecerá un Hollywood mejor”.

También la criticaban en Suecia, donde juró no volver después de una desagradable visita en 1955 para representar un montaje teatral de ‘Juana de Arco’ de Rossellini. Además de recibir numerosas cartas anónimas criticándola, muchos periodistas cargaron contra ella en columnas, llegando a asegurar que su marido la exhibía por todo el mundo a cambio de dinero, y que había acabado como una descastada girando de país en país. “No puedo dormir por las noches debido a la tortura mental a la que me están sometiendo mis propios compatriotas suecos”, dijo en una rueda de prensa.

Con el paso de los años, la sociedad estadounidense cambió de parecer y el Senado le acabó dedicando una disculpa formal por las palabras de Johnson. Casi 20 años después, eso sí. “Sé que en todo el país a millones de estadounidenses les gustaría unirse a mí al expresar mi arrepentimiento por la persecución personal y profesional que obligó a Ingrid Bergman a abandonar esta nación en la cima de su carrera”, dijo el senador Charles N. Percy. Más vale tarde que nunca. Según Isabella Rossellini, su madre sufrió pero acabó en buenos términos con Estados Unidos. “Por supuesto que le dolió no poder ver a su hija”, expresó. “El escándalo le hizo daño y sentía que había pagado un precio muy alto, pero finalmente se resolvió. Al final estaba en paz con ello”.

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Rompiendo la cuarta pared (literalmente)

staney donen, cary grant y ingrid bergman
Getty Images

Ante todo, Ingrid Bergman fue una persona luminosa. Y aunque sus películas más conocidas son dramas también le gustaba hacer comedias como ‘The Constant Wife’, la obra de teatro de W. Somerset Maugham que representó bajo la dirección de John Gielgud, su amigo y compañero de reparto en ‘Asesinato en el Orient Express’.

A sus 59 años, Bergman ya no tenía nada que demostrar y aprovechó que el público iba al teatro a reírse para relajarse un poco. Una noche no oyó su marca, que le pilló en medio de una conversación con su asistente, Griffith Jones. Esta la empujó al escenario, y Bergman se quedó petrificada. Después de un momento, miró al público y sonrió. “Oh, lo siento. Me pilláis hablando con Griff”. El palco de butacas estalló en carcajadas, según contó el propio Gielgud al New York Times.

No fue la única vez, pues en esa misma gira la actriz se rompió un tobillo y tuvo que actuar algunas noches en silla de ruedas, empujada por un supuesto mayordomo. “El problema venía en el tercer acto. El diálogo final con su marido era demasiado íntimo para que lo oyera el mayordomo”, le explicó la actriz al mismo medio. “Así que no podía estar ahí de pie a mi lado. Yo dije que me movería sola, pero nunca había estado en una silla de ruedas, así que me estampé contra la pared. Estaba tan ocupada con la silla que se me olvidaron mis líneas. Y entonces le grité a Jack Gwillim, que interpretaba a mi marido: ‘Ya no me sé el diálogo’. Eso hizo reír a todo el mundo, él me susurró las líneas y ya me acordé. Y entonces me estampé de nuevo con la pared”. Menudo sueño: la magia del teatro, pero con Ingrid Bergman sobre las tablas.

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Siempre supo que iba a hacer historia

ingrid bergman
Distribuidora

Uno de los detalles más conmovedores de la historia de Ingrid Bergman ocurrió al final de su vida. Cuando sabía que tenía pocas esperanzas de sobrevivir al cáncer, empezó a juntar todas sus cartas y fotografías. Su hija, fascinada, le preguntó: “¿Cómo has guardado todo esto?”. Recordemos que había vivido en cinco países distintos, y siempre había logrado mantener una gran cantidad de documentos personales. La respuesta que Bergman le dio a su hija le sobrecogió: “Siempre supe que mi vida iba a ser importante”.

“¡Qué respuesta! Y eso que mamá siempre fue muy humilde”, recuerda Isabella. “No sé qué hacer con ellos”, le había dicho su madre. “Quizá cuando me muera haya museos, o archivos”. Con la ayuda de Martin Scorsese, quien se casaría con Isabella, el legado de Ingrid Bergman se ha mantenido intacto en la Universidad Wesleyana de Connecticut, por si alguien quiere acercarse un día a ojearlo todo.

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Javier P. Martín

Licenciado en Comunicación Audiovisual, es el típico que entró en la carrera queriendo ser director de cine hasta que se le quitó la tontería a los 15 minutos. Le encanta escribir sobre series, pero también lo hace sobre películas. Marvel, terror, HBO o dramones indies, cualquier género, forma y medio es bueno si la historia lo vale. Las entrevistas y el cine español son su debilidad, y está enganchado a ‘Drag Race’.

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